50 a?os ¡®hablando¡¯ con el espacio
La red de comunicaciones con las naves que exploran el Sistema Solar cumple medio siglo
Los artefactos espaciales ¡ªy hay centenares en la ¨®rbita de nuestro planeta y, mucho m¨¢s lejos, explorando el Sistema Solar¡ª no servir¨ªan de mucho si no pudieran comunicarse con la Tierra para enviar los datos de lo que captan y recibir las ¨®rdenes de lo que tienen que hacer. Por eso, desde los primeros pasos de la aventura espacial, estuvo claro que, tan importante como dise?ar sat¨¦lites y naves era montar estaciones de comunicaciones. Esos conjuntos de antenas ¡°son nuestros ojos y nuestros o¨ªdos para ver y escuchar el universo¡±, dice Charles Elachi, director del prestigioso Jet Propulsion Laboratory (JPL), el centro de investigaci¨®n responsable, entre otras cosas, de las misiones de exploraci¨®n planetaria de la NASA, como el robot Curiosity de Marte, la sonda Cassini que est¨¢ dando vueltas a Saturno, la New Horizons que viaja hacia Plut¨®n o la Voyager 2, la primera nave espacial que ha salido ya del Sistema Solar.
Para garantizar esas comunicaciones se cre¨®, hace ahora 50 a?os, la Red de Espacio Profundo (DSN), y con ocasi¨®n del aniversario ha estado Elachi en Madrid. En Madrid porque una de las tres patas de la red mundial est¨¢ en Robledo de Chavela, a 63 kil¨®metros de la ciudad. El acuerdo para su instalaci¨®n en ese lugar, estrat¨¦gico por su posici¨®n geogr¨¢fica en la latitud adecuada, se firm¨® entre los Gobiernos de Esta?a y EE UU en enero de 1964 y ese mismo a?o comenz¨® la instalaci¨®n de la primera antena (ahora son seis, incluida la mayor, de 70 metros de di¨¢metro).
La Voyager 2 est¨¢ ya tan lejos (parti¨® de la Tierra en 1977) que sus radiose?ales, viajando a la velocidad de la luz (300.000 kil¨®metros por segundo) tardan 18 horas en llegar a los receptores de la DSN. La misi¨®n se acabara cuando se agote el combustible del peque?o reactor nuclear que usa para generar electricidad. ¡°La Voyager 2 es nuestra primera embajadora terrestre que sale al espacio interestelar¡±, dice John M. Grundsfeld, exastronauta con cinco vuelos espaciales y ahora subdirector de misiones cient¨ªficas de la NASA. Tambi¨¦n ¨¦l ha estado en Madrid, participando en un acto del 50? aniversario de la DSN organizado por la Embajada de EE UU.
¡®Voyager 2¡¯ est¨¢ tan lejos que sus se?ales tardan 18 horas en llegar a la tierra
Las otras dos patas de la red est¨¢n en Australia y California, de manera que siempre se puede orientar al menos una estaci¨®n hacia cualquier nave en el cielo. La red depende del JPL, y de la operaci¨®n de Robledo, por los acuerdos de la NASA con el Instituto Nacional de T¨¦cnica Aeroespacial (INTA), se encargan t¨¦cnicos e ingenieros espa?oles. ¡°Actualmente tenemos una treintena de misiones activas, algunas sencillas de operar, como la del Voyager 2, que no tiene ya muchas operaciones, que no hace fotograf¨ªas porque no tiene nada cerca que fotografiar... Pero otras son muy complejas, como la del Curiosity, al que constantemente se env¨ªan ¨®rdenes y se reciben resultados¡±, explica Pablo P¨¦rez Zapardiel, director de la estaci¨®n de Robledo. ¡°El Curiosity est¨¢ funcionando muy bien¡±, dice Elachi. ¡°Llegar¨¢ a finales de a?o al pie de la monta?a del cr¨¢ter Gale para comenzar la ascensi¨®n¡±.
Para el futuro, adelanta el director del JPL, se preparan proyectos ambiciosos, como un submarino que entre en el oc¨¦ano que debe haber bajo la capa de hielo de Europa, la luna de J¨²piter, o una flotilla de globos que vuelen en la atm¨®sfera de Tit¨¢n, el sat¨¦lite de Saturno. ¡°Son misiones para las d¨¦cadas de los veinte y los treinta¡±, dice.
La DSN tendr¨¢ que estar a la altura de los nuevos retos. ¡°Hay proyectos de comunicaciones l¨¢ser, en lugar de utilizar radiose?ales, como ahora¡±, explica P¨¦rez Zapardiel. La ventaja es que aumentar¨¢ enormemente el volumen de transmisi¨®n de informaci¨®n de las naves espaciales. ¡°En el futuro se podr¨¢, por ejemplo, recibir v¨ªdeo en alta definici¨®n, en tiempo real, desde la superficie de Marte¡±.
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