El Papa: ¡°Pido perd¨®n humildemente por los abusos cometidos por el clero¡±
Bergoglio se disculpa ante las v¨ªctimas por ¡°los pecados de omisi¨®n por parte de la Iglesia"
Ante seis v¨ªctimas, tres hombres y tres mujeres procedentes de Alemania, Inglaterra e Irlanda, el papa Francisco ha pedido ¡°perd¨®n humildemente¡± por ¡°los pecados y cr¨ªmenes graves de abusos sexuales cometidos por el clero¡±, as¨ª como por ¡°los pecados de omisi¨®n por parte de l¨ªderes de la Iglesia que no han respondido adecuadamente a las denuncias presentadas¡±. Durante la misa de las siete de la ma?ana en la residencia de Santa Marta, Jorge Mario Bergoglio asegur¨® que los abusos a menores por parte de sacerdotes son ¡°algo m¨¢s que actos reprobables¡±. ¡°Es¡±, a?adi¨® el Papa, ¡°como un culto sacr¨ªlego, porque esos chicos y esas chicas les fueron confiados al carisma sacerdotal para llevarlos a Dios, y ellos los sacrificaron al ¨ªdolo de su concupiscencia¡±.
Las seis v¨ªctimas, dos por cada pa¨ªs, fueron seleccionadas por el cardenal estadounidense Se¨¢n O¡¯Malley y llegaron al Vaticano durante la tarde del domingo, saludaron a Francisco durante la cena y pernoctaron en la residencia de Santa Marta. Tras la misa, el Papa las recibi¨® por separado y en privado, durante m¨¢s de tres horas en total. Con sus palabras durante la homil¨ªa y con el posterior encuentro, Jorge Mario Bergoglio quiso enviar ¨Cseg¨²n el padre Federico Lombardi, portavoz del Vaticano¡ª ¡°un mensaje muy claro sobre la atenci¨®n y la comprensi¨®n que la Iglesia tiene que prestar a las personas que han sufrido abusos sexuales por parte del clero¡±.
Adem¨¢s de pedir perd¨®n por los abusos de algunos sacerdotes y por el silencio c¨®mplice de la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica, el papa Francisco se lament¨® por las terribles consecuencias que sufren las v¨ªctimas menores de edad: ¡°Hoy el coraz¨®n de la Iglesia mira los ojos de Jes¨²s en esos ni?os y ni?as y quiere llorar. Pide la gracia de llorar ante los execrables actos de abuso perpetrados contra menores. Actos que han dejado cicatrices para toda la vida. S¨¦ que esas heridas son fuente de profunda y a menudo implacable angustia emocional y espiritual. Incluso de desesperaci¨®n. Muchos de los que han sufrido esta experiencia han buscado paliativos por el camino de la adicci¨®n. Otros han experimentado trastornos en las relaciones con padres, c¨®nyuges e hijos. El sufrimiento de las familias ha sido especialmente grave ya que el da?o provocado por el abuso, afecta a estas relaciones vitales de la familia. Algunos han sufrido incluso la terrible tragedia del suicido de un ser querido. Las muertes de estos hijos tan amados de Dios pesan en el coraz¨®n y en la conciencia m¨ªa y de toda la Iglesia¡±.
Algunas v¨ªctimas optaron por el suicidio. Las muertes de estos hijos tan amados de Dios pesan en el coraz¨®n y en la conciencia m¨ªa y de toda la Iglesia.
El Papa agradeci¨® la valent¨ªa de las v¨ªctimas que se atrevieron a romper un silencio tan largo y se comprometi¨® ante ellos a ser implacable en la lucha contra la pederastia: ¡°La valent¨ªa que ustedes y otros han mostrado al exponer la verdad fue un servicio de amor al habernos tra¨ªdo luz sobre una terrible oscuridad en la vida de la Iglesia. No hay lugar en el ministerio de la Iglesia para aquellos que cometen estos abusos, y me comprometo a no tolerar el da?o infligido a un menor por parte de nadie, independientemente de su estado clerical. Todos los obispos deben ejercer sus oficios de pastores con sumo cuidado para salvaguardar la protecci¨®n de menores y rendir¨¢n cuentas de esta responsabilidad. Para todos nosotros tiene vigencia el consejo que Jes¨²s da a los que dan esc¨¢ndalos: la piedra de molino y el mar¡±.
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