Doctores automatizados, Inuits perdidos
Extractos del libro 'Atrapados', del ensayista norteamericano Nicholas Carr
El ensayista norteamericano Nichola Carr explica en su libro Atrapados.C¨®mo las m¨¢quinas se apoderan de nuestras vidas (Taurus), los efectos perniciosos de algunas tecnolog¨ªas. A continuaci¨®n, tres extractos que indican el impacto de ¨¦stas en m¨¦dicos, pilotos e inuits, habitantes del territorio Nunavut, al norte de Canad¨¢.
Doctor ordenador
La capacidad creciente de los sistemas de apoyo para guiar las prescripciones de los m¨¦dicos, y para asumir el control de ciertos aspectos de la toma de decisiones m¨¦dicas, refleja conquistas recientes y espectaculares de la inform¨¢tica. Los m¨¦dicos, al hacer diagn¨®sticos, se basan en su conocimiento de un gran cuerpo de informaci¨®n especializada, aprendida durante a?os de educaci¨®n y aprendizaje rigurosos adem¨¢s del estudio permanente de revistas m¨¦dicas y otra literatura relevante.
Hasta hace poco era dif¨ªcil, si no imposible, que los ordenadores replicaran semejante conocimiento profundo, especializado y con frecuencia t¨¢cito. Pero los avances inexorables en la velocidad de procesamiento, la ca¨ªda precipitada de los costes de almacenamiento de datos y trabajo en red, as¨ª como los adelantos en m¨¦todos de inteligencia artificial como el procesamiento del lenguaje natural y reconocimiento de patrones han modificado la ecuaci¨®n. Los ordenadores son muchas veces capaces de hacer predicciones acertadas y calcular, por ejemplo, la probabilidad de que un paciente con un conjunto espec¨ªfico de s¨ªntomas tenga o vaya a desarrollar una enfermedad particular.
A medida que m¨¢s datos de pacientes individuales sean recopilados y almacenados en forma de registros electr¨®nicos, im¨¢genes digitalizadas y resultados de pruebas, tr¨¢mites farmac¨¦uticos y, en un futuro no muy lejano, lecturas de sensores biol¨®gicos personales y aplicaciones de control de salud en tel¨¦fonos m¨®viles, los ordenadores ser¨¢n cada vez m¨¢s competentes para encontrar correlaciones y calcular probabilidades a niveles de detalle muy precisos.
Los m¨¦dicos afrontar¨¢n una presi¨®n creciente, si no un decreto terminante de los directivos, para ceder mayor control sobre diagn¨®sticos y decisiones de tratamientos al software. Para ponerlo en t¨¦rminos poco caritativos pero no equivocados, puede que muchos m¨¦dicos se encuentren pronto adoptando el papel de sensores humanos que recogen informaci¨®n para un ordenador que toma las decisiones. Los m¨¦dicos examinar¨¢n al paciente e introducir¨¢n datos en archivos electr¨®nicos, pero el ordenador tomar¨¢ la iniciativa de al sugerir diagn¨®sticos y recomendar tratamientos.
Gary Klein, un psic¨®logo investigador que estudia c¨®mo toman decisiones las personas, tiene una preocupaci¨®n m¨¢s profunda. Al forzar a los m¨¦dicos a establecer reglas, la medicina basada en pruebas ¡°puede impedir el progreso cient¨ªfico¡±, escribe. Si los hospitales y las aseguradoras ¡°autorizasen la medicina basada en evidencias, reforzados por la amenaza de demandas si los resultados adversos son acompa?ados de cualquier desviaci¨®n de las pr¨¢cticas est¨¢ndar, los m¨¦dicos se volver¨¢n reacios a intentar estrategias alternativas de tratamiento que no hayan sido evaluadas bajo controlados ensayos aleatorios. El avance cient¨ªfico puede verse ahogado si los m¨¦dicos de primera l¨ªnea, que combinan la pericia m¨¦dica con el respeto a la investigaci¨®n, no pueden explorar y son disuadidos de hacer descubrimientos¡±.
Extracto del cap¨ªtulo El ordenador administrativo, de Atrapados, de Nicholas Carr.
Los esquimales pierden la orientaci¨®n... por culpa del GPS
La peque?a isla de Igloolik, en la costa de la pen¨ªnsula de Melville, perteneciente al territorio Nunavut del norte de Canad¨¢, es un lugar desconcertante en invierno. La temperatura media se aproxima a los veinte grados bajo cero. Capas gruesas de hielo marino cubren las aguas aleda?as. No hay sol. A pesar de las espantosas condiciones, los cazadores inuits se han aventurado fuera de sus casas durante unos 4.000 a?os atravesado miles de kil¨®metros de hielo y tundra en busca de carib¨²s y otras presas. La capacidad de los cazadores para recorrer vastas extensiones de terreno ¨¢rtico ¨¢rido, en el que hay pocas marcas, las formaciones de nieve est¨¢n en continuo movimiento y los rastros han desaparecido a la ma?ana siguiente, ha fascinado a viajeros y cient¨ªficos desde que, en 1822, el explorador ingl¨¦s William Edward Parry anotase en su diario la ¡°precisi¨®n asombrosa¡± del conocimiento geogr¨¢fico de su gu¨ªa inuit.
La extraordinaria pericia para orientarse de los inuits no surge de la destreza tecnol¨®gica ¡ªhan evitado los mapas, las br¨²julas y otros instrumentos¡ª, sino de una comprensi¨®n profunda de los vientos, las formas de los ventisqueros, el comportamiento animal, las estrellas, las mareas y las corrientes. Los inuits son maestros de la percepci¨®n.
O al menos lo eran. Algo cambi¨® en la cultura inuit con el cambio de milenio. En el a?o 2000 el Gobierno estadounidense levant¨® muchas de las restricciones del uso civil del sistema de posicionamiento global. La precisi¨®n de los dispositivos GPS mejoraba incluso aunque cayeran sus precios. Los cazadores de Igloolik, que hab¨ªan intercambiado sus trineos por motonieves, empezaron a confiar en mapas e instrucciones generados por ordenador para desplazarse. Los inuits m¨¢s j¨®venes ten¨ªan especiales ganas de usar la nueva tecnolog¨ªa.
En el pasado, un cazador joven ten¨ªa que soportar un aprendizaje largo y arduo con los mayores. Al comprar un receptor barato GPS, pod¨ªa saltarse el entrenamiento y descargar la responsabilidad de la navegaci¨®n sobre el dispositivo. Tambi¨¦n pod¨ªa viajar en algunas condiciones, como una niebla densa, que sol¨ªan imposibilitar las salidas de caza. La facilidad, comodidad y precisi¨®n de la navegaci¨®n automatizada hac¨ªan que las t¨¦cnicas tradicionales inuits pareciesen anticuadas.
Pero a medida que los GPS proliferaron en Igloolik, empezaron a circular noticias sobre graves accidentes de caza con heridos e incluso muertos. Con frecuencia la causa fue rastreada hasta topar con la confianza excesiva en los sat¨¦lites. Si un receptor se rompe o sus bater¨ªas se congelan, un cazador que no ha desarrollado un buen sentido de la orientaci¨®n puede perderse f¨¢cilmente en una extensi¨®n sin ning¨²n distintivo y verse expuesto a peligros.
Incluso si los aparatos funcionan adecuadamente, presentan riesgos. Al seguir las instrucciones GPS, atravesar¨¢n hielo peligrosamente delgado, se acercar¨¢n a acantilados y se meter¨¢n en otros peligros que un navegante formado hubiese evitado por sentido com¨²n y precauci¨®n.
El antrop¨®logo Claudio Aporta, de la Universidad de Carleton en Ottawa, ha estado estudiando a los cazadores inuits durante a?os. Afirma que, si bien la navegaci¨®n por sat¨¦lite ofrece ventajas atractivas, su adopci¨®n ya ha producido un deterioro de la capacidad de orientaci¨®n. El cazador que se traslada en una motonieve con GPS dedica su atenci¨®n a las instrucciones del ordenador y pierde de vista su entorno. Viaja ¡°con los ojos vendados¡±, como dice Aporta. Un talento singular que ha definido y distinguido a un pueblo durante miles de a?os puede evaporarse en una generaci¨®n o dos.
Extracto del cap¨ªtulo Mundo y pantalla de Atrapados (Taurus), de Nicholas Carr.
¡°Nos estamos olvidando de c¨®mo se vuela¡±
El 4 de enero de 2013, la Administraci¨®n Federal de Aviaci¨®n de Estados Unidos [FAA, seg¨²n sus siglas en ingl¨¦s] emiti¨® un comunicado de una sola p¨¢gina. No llevaba t¨ªtulo. Se identificaba ¨²nicamente como una Alerta de seguridad para operadores [SAFO, seg¨²n sus siglas en ingl¨¦s]. El texto era escueto y cr¨ªptico. ¡°Esta SAFO¡±, rezaba el documento, ¡°incentiva a los operadores a promover operaciones de vuelo manuales cuando resulte apropiado¡±. La FAA hab¨ªa reunido pruebas que indicaban que los pilotos se hab¨ªan vuelto demasiado dependientes de los sistemas informatizados. El exceso de automatizaci¨®n a¨¦rea, advert¨ªa la agencia, podr¨ªa ¡°llevar a una degradaci¨®n de la capacidad del piloto para sacar r¨¢pidamente a la aeronave de una situaci¨®n no deseada¡±. La alerta conclu¨ªa con una recomendaci¨®n de que las aerol¨ªneas, como parte de su pol¨ªtica de operaciones, instruyeran a los pilotos a pasar menos tiempo volando con el piloto autom¨¢tico encendido y m¨¢s tiempo volando manualmente. (...)
El descenso global en el n¨²mero de accidentes a¨¦reos enmascara la reciente aparici¨®n de ¡°un tipo espectacularmente nuevo de accidente¡±, como dice Raja Parasuraman, un profesor de Psicolog¨ªa en la George Mason University y una de las mayores autoridades mundiales en automatizaci¨®n. En el momento que los ordenadores de a bordo no funcionan como es debido o surgen otros problemas inesperados durante un vuelo, los pilotos han de tomar el control manual del avi¨®n. Arrojados abruptamente a un rol ahora inhabitual, ellos tambi¨¦n cometen errores con frecuencia. Las consecuencias, como muestran los desastres de Continental Connection y Air France, pueden ser catastr¨®ficas.
En los ¨²ltimos treinta a?os, docenas de psic¨®logos, ingenieros e investigadores en ergonom¨ªa o ¡°factores humanos¡± han estudiado qu¨¦ se gana y qu¨¦ se pierde con el hecho de que los pilotos compartan la labor de volar con un software. Han aprendido que una dependencia acusada de la automatizaci¨®n inform¨¢tica puede erosionar la pericia de los pilotos, nublar sus reflejos y disminuir su concentraci¨®n, llevando a lo que Jan Noyes, un experto en factores humanos de la Universidad inglesa de Bristol, llama ¡°una merma de las habilidades de la tripulaci¨®n¡±.
En 2010 la Administraci¨®n Federal de Aviaci¨®n (FAA) public¨® los resultados preliminares de un gran estudio sobre vuelos comerciales durante los diez a?os precedentes que mostraban la presencia de alg¨²n error del piloto en casi dos tercios de todos los accidentes. La investigaci¨®n indicaba, adem¨¢s, seg¨²n la cient¨ªfica de la FAA Kathy Abbott, que la automatizaci¨®n ha incrementado la probabilidad de tales errores. Los pilotos pueden distraerse en sus interacciones con ordenadores de a bordo, dijo Abbott, y pueden ¡°delegar demasiada responsabilidad en sistemas automatizados¡±. Un detallado informe gubernamental de 2013 sobre la automatizaci¨®n de las cabinas, recopilado por un panel de expertos a partir de los mismos datos de la FAA, encontr¨® problemas relativos a la automatizaci¨®n, como una menor percepci¨®n del entorno y habilidades de vuelo manual debilitadas, en m¨¢s de la mitad de los accidentes recientes. (...)
Rory Kay, un experimentado capit¨¢n de United Airlines que hasta hace poco serv¨ªa como oficial jefe de seguridad para la Air Line Pilots Association, teme que la industria de la aviaci¨®n est¨¦ sufriendo una ?adicci¨®n a la automatizaci¨®n?. En una entrevista concedida en 2011 a Associated Press se refiri¨® al problema m¨¢s tajantemente: ¡°Nos estamos olvidando de c¨®mo se vuela¡±.
Extractos de la introducci¨®n y el cap¨ªtulo Con el piloto autom¨¢tico encendido, de Atrapados, de Nicholas Carr
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