Alemania: sexo, cerveza y salchicha por 15 euros
La liberalizaci¨®n del negocio en el pa¨ªs no ha aflorado cifras y la tarifa plana sigue aplic¨¢ndose en el ¡®burdel¡¯ de Europa
Sandra Norak ha sido prostituta en todo tipo de burdeles. De d¨ªa, de noche, como escort y tambi¨¦n en los llamados de tarifa plana. All¨ª, el cliente paga una entrada y puede tener sexo hasta cansarse. Norak vive en Alemania, el pa¨ªs que en 2002 liberaliz¨® la prostituci¨®n y que ahora es conocido como el gran prost¨ªbulo de Europa.
Durante los seis a?os que Norak ha ejercido la prostituci¨®n -2008-2014- ha visto y sufrido los estragos de una liberalizaci¨®n considerada en su d¨ªa un hito para los derechos de las prostitutas, pero que a pie de calle ha generado considerables desajustes. ¡°Cada vez hay m¨¢s hombres que van a los burdeles, porque con la legalizaci¨®n se ha normalizado. Los precios han bajado y los clientes cada vez quieren m¨¢s por menos¡±, arranca Norak. ¡°Un d¨ªa un tipo entr¨® en el burdel y dijo que hab¨ªa dudado entre ir a la carnicer¨ªa o invertir su dinero en pasar el rato con nosotras. No nos ven como personas, sino como trozos de carne¡±. Norak, como numerosos expertos consultados para este reportaje considera que legalizar la prostituci¨®n fue un gran error.
Una de ellas es Ingeborg Kraus, conocida abolicionista y cabeza visible del centro de Trauma y Prostituci¨®n. ¡°Cuando la legalizas, reduces a las mujeres a un objeto, sobre el que rigen las reglas del capitalismo. El resultado es que las condiciones en las que trabajan esas mujeres son peores. Y a los hombres se les env¨ªa el mensaje de que las mujeres est¨¢n ah¨ª para ser compradas. Son relaciones asim¨¦tricas en la que un hombre con poder le dice a la mujer lo que tiene que hacer. La presi¨®n psicol¨®gica de los proxenetas sigue siendo brutal¡±.
Pero tambi¨¦n hay prostitutas y empresarios que pese a sus deficiencias defienden el modelo alem¨¢n, porque consideran que al pasar la prostituci¨®n a ser un negocio como otro cualquiera, con sus obligaciones laborales y fiscales, el estigma de la profesi¨®n se ha diluido y las trabajadoras han ganado en derechos. Porque 15 a?os despu¨¦s de la liberalizaci¨®n, el debate no ha amainado. Al rev¨¦s, volvi¨® a prender hace un a?o, con la aprobaci¨®n de una pol¨¦mica ¡°ley de protecci¨®n¡± de las prostitutas, que pretende paliar los desajustes del mercado con m¨¢s controles administrativos y sanitarios.
Josefa Nereus, defiende a ultranza desde la Asociaci¨®n de profesionales de servicios er¨®ticos y sexuales (Besd) la liberalizaci¨®n que piensa que ¡°ha aportado certidumbre legal y transparencia¡± y ha sido ¡°muy positivo para la imagen de las trabajadoras del sexo¡±. Pero tambi¨¦n protesta por los nuevos requisitos vigentes desde el a?o pasado, que obliga a las prostitutas y los burdeles a apuntarse en un registro y a los clientes a utilizar siempre un cond¨®n. Nereus, cuya asociaci¨®n cuenta con cerca de 1.000 afiliadas, explica que muchos locales peque?os se han visto obligados a cerrar porque no pueden hacer frente a los requisitos burocr¨¢ticos y eso ha fomentado la concentraci¨®n, en grandes locales, en los que rige una competencia feroz.
¡°Un d¨ªa un tipo entr¨® en el burdel y dijo que hab¨ªa dudado entre ir a la carnicer¨ªa o invertir su dinero en pasar el rato con nosotras. Nos ven como trozos de carne¡±, cuenta una exprostituta
Artemis es uno de esos megaburdeles, famosos ahora en el mundo entero y abiertos al calor de la liberalizaci¨®n. Un jueves a las 21.30 de la noche el trasiego es continuo a las puertas de este burdel situado a las afueras de Berl¨ªn. El aparcamiento est¨¢ lleno y hay coches con matr¨ªcula de Dinamarca, de Finlandia, Hungr¨ªa y otros cuantos pa¨ªses. En la recepci¨®n, cuatro j¨®venes asi¨¢ticos pagan 80 euros por cabeza para acceder a los 4.000 m2 en los que a diario 100 chicas Premium se reparten por las piscinas, bares y las 56 ¡°suites del amor¡±.
Con la llegada de la liberalizaci¨®n en 2002, la demanda se dispar¨® y miles de mujeres se incorporaron al mercado alem¨¢n al calor del boom y de la ampliaci¨®n de la UE a los pa¨ªses del Este en 2004. Los precios se desplomaron y los clientes comenzaron a exigir cada vez m¨¢s, conscientes de que si una trabajadora no lo hac¨ªa, siempre habr¨ªa otra.
En ese an¨¢lisis coinciden detractores y defensores de la legalizaci¨®n como Holger Rettig, al frente de la asociaci¨®n de empresarios del sector er¨®tico de Alemania (UEGD), quien asegura que la prostituci¨®n ¡°es un bien de consumo como otro cualquiera y aqu¨ª el mercado opera con normalidad¡±. Rettig asegura que el gran cambio se produjo a partir de 2004 con la entrada en la UE de los pa¨ªses del Este y de Ruman¨ªa y Bulgaria tres a?os m¨¢s tarde. ¡°Esas mujeres viven en el burdel, no pagan seguro de salud ni impuestos. Ofrecen precios con los que las prostitutas alemanas no pueden competir y ha habido un dumping en los precios. El problema es que no hay controles ni sanciones suficientes¡±.
Con la llegada de la liberalizaci¨®n en 2002, la demanda se dispar¨® y miles de mujeres se incorporaron al mercado alem¨¢n al calor del boom y de la ampliaci¨®n de la UE a los pa¨ªses del Este en 2004
UEGD, la asociaci¨®n que representa a unas 200 empresas en toda Alemania calcula que entre 2000 y 2012 aument¨® un tercio el n¨²mero de prostitutas trabajando en Alemania. Seg¨²n las cifras oficiosas que ellos manejan, en ese mismo periodo, los precios disminuyeron un 23%. Piensa que la ¨²nica soluci¨®n para frenar la ca¨ªda es regular la oferta, es decir, que haya menos burdeles y menos trabajadoras. Respecto los modelos como la tarifa plana dice que su asociaci¨®n no est¨¢ en principio en contra. ¡°Es igual que con la alimentaci¨®n, se puede ir a un ultramarinos gourmet o a un supermercado barato¡±- pero que en la pr¨¢ctica se oponen y que entre sus miembros no hay clubes que lo apliquen.
La transparencia que se supone viene de la mano con la liberalizaci¨®n, no ha llegado a las cifras de momento. ¡°No existe informaci¨®n estad¨ªstica fiable de cu¨¢ntas prostitutas hay en Alemania¡±, confirma un portavoz del ministerio de Familia, que explica que trabajan con estimaciones que van desde las 150.000 trabajadoras a las 700.000. A?aden, que seg¨²n las informaciones que reciben de los centros de asesoramiento, m¨¢s de la mitad de ellas son extranjeras, la mayor¨ªa del Este de Europa. En cuanto al volumen de negocio, la cifra que publica peri¨®dicamente la prensa alemana es de 14.600 millones de euros anuales, pero los expertos advierten que son cifras atrasadas y muy estimativas y que quien asegure tener cifras reales, miente. ¡°No puede ser que se suponga que es un sector como cualquier otro y no haya datos oficiales¡±, protesta Andrea Tivig, experta en tr¨¢fico de personas y prostituci¨®n de la organizaci¨®n Terre des Femmes.
Tambi¨¦n a favor de la liberaci¨®n, pero con m¨¢s matices, el economista Axel Dreher, de la Universidad de Heildelberg constata que ¡°el sector ha explotado con la liberalizaci¨®n y el mercado ha crecido much¨ªsimo¡±. Dreher piensa que al liberalizaci¨®n no ha funcionado como se esperaba. ¡°Era un poco naif pensar que la prostituci¨®n iba a ser un negocio normal. El fraude fiscal no se ha reducido y tampoco la prostituci¨®n ilegal. Har¨ªan falta muchos m¨¢s recursos para poder controlar que de verdad se cumple. No se trata de prohibir la prostituci¨®n, se trata de mejorar las leyes y los controles¡±.
La Asociaci¨®n de profesionales de servicios er¨®ticos y sexuales (Besd) defiende que la liberalizaci¨®n? ¡°ha aportado certidumbre legal y transparencia¡±
Para Norak sin embargo s¨ª se trata de prohibir la prostituci¨®n. Lo que ha visto y vivido en los burdeles durante seis a?os no le deja lugar a dudas. ¡°He visto much¨ªsimas mujeres maltratadas en los burdeles. Algunas ejercen la prostituci¨®n libremente, pero la gran mayor¨ªa, no. Son v¨ªctimas de los traficantes y est¨¢n obligadas a enviar dinero a sus familias¡±, asegura Norak, de 29 a?os.
Ella misma, entr¨® en la prostituci¨®n tras conocer a un hombre por Internet que la manipul¨® y que la acab¨® arrastrando hasta los burdeles. Ella trabajaba y el proxeneta se quedaba con todo lo que Norak cobraba. Esta joven de rostro angelical, que ahora estudia derecho, trabaj¨® cuatro semanas en un club con tarifa plana durante las vacaciones de Semana Santa y dos semanas m¨¢s, cuando todav¨ªa estaba en la escuela. Explica que si el cliente paga por ejemplo 140 euros por la entrada, el burdel se quedaba con 70 y los otros 70 euros se repart¨ªan entre las mujeres. ¡°Si el cliente iba siete veces a la habitaci¨®n, toc¨¢bamos a 10 euros ese d¨ªa¡±. En otros, hay ofertas que por 15 euros ofrecen media hora con una chica adem¨¢s de una cerveza con una salchicha.
La tarifa plana no es en teor¨ªa posible tras la entrada en vigor de una nueva ley el verano pasado y que obliga adem¨¢s a las trabajadoras a registrarse previo examen m¨¦dico y a los locales a obtener un permiso especial. Conocedores del medio de la prostituci¨®n explican que puede que la tarifa plana y otras ofertas semejantes ya no se anuncien p¨²blicamente para evitar sanciones, pero que todo el mundo sabe que se siguen practicando. Lo mismo sucede con el cond¨®n, al que la nueva ley obliga. Mientras, el registro obligatorio de prostitutas avanza con lentitud, con apenas 7.000 trabajadoras oficialmente inscritas a finales del a?o pasado, seg¨²n las cifras oficiales. Es decir, entre el 1 y el 5% de todas.
M¨¢s all¨¢ de n¨²meros y tecnicismos legales, Norak piensa que hay un problema de fondo que no hay registro que solucione y que tiene que ver con dar cobertura legal a la venta de servicios sexuales. ¡°Ahora los ni?os en Alemania crecen con la idea de que la prostituci¨®n es un trabajo como otro cualquiera. Que ir a un burdel y comprar a una mujer es como quien va a comprar cigarrillos. Ahora, muchas mujeres entran en la prostituci¨®n porque piensan que es un negocio m¨¢s. Ni se imaginan la violencia que van a sufrir. Entrar es f¨¢cil, lo dif¨ªcil es salir¡±. Norak sali¨® porque su cuerpo ya estaba roto y no daba m¨¢s de s¨ª. No resultaba lucrativa y eso le ayud¨® a escapar de su proxeneta. Su colapso fue su salvaci¨®n.
V¨ªctimas de explotaci¨®n sexual
Las cifras de la polic¨ªa alemana indican que el a?o pasado fueron identificadas 489 v¨ªctimas de explotaci¨®n sexual, la mayor¨ªa b¨²lgaras y rumanas y el 99% de ellas mujeres. Esa cifra, similar a la del a?o anterior, supone sin embargo un descenso respecto a principios de la d¨¦cada anterior. Expertos consultados consideran sin embargo que esos datos ofrecen un reflejo distorsionado de la situaci¨®n sobre el terreno.
Para empezar, porque solo tienen en cuenta aquellos casos en los que las mujeres se hayan atrevido a denunciar y haya pruebas suficientes para empezar el proceso judicial. Pero tambi¨¦n porque ¡°viendo al distribuci¨®n geogr¨¢fica de los casos, es evidente que los n¨²meros dependen de que haya unidades especializadas y de los recursos que dediquen a combatir la explotaci¨®n¡±, sostiene Andrea Tivig, experta en tr¨¢fico de personas y prostituci¨®n de la organizaci¨®n Terre des Femmes. ¡°La buena noticia no es que bajen las cifras, la buena ser¨ªan que subiesen, porque eso querr¨ªa decir que est¨¢n haciendo su trabajo¡±.
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