Este feminismo no es el m¨ªo
?En nombre de qu¨¦ principio feminista se les impide a las prostitutas el derecho constitucional a sindicarse?
A ra¨ªz de la furibunda y antidemocr¨¢tica reacci¨®n del Gobierno ante el registro del Sindicato de Trabajadoras Sexuales (OTRAS) se ha reavivado el debate sobre la prostituci¨®n. Abolici¨®n o legalizaci¨®n (regulaci¨®n) aparecen como ¨²nicas alternativas. La realidad de la prostituci¨®n es bastante compleja, llena de luces y sombras que no deben ser obviadas en las pol¨ªticas p¨²blicas. El mundo ideal que nos gustar¨ªa como feministas se sit¨²a en el plano del debate y las pol¨ªticas p¨²blicas feministas* deben ir encaminadas a mejorar las situaciones que habitan las mujeres. Estas situaciones son complejas y algunas de ellas muy lamentables. Este es el caso de las trabajadoras sexuales: invisibilizadas, estigmatizadas, obligadas a trabajar en situaciones de riesgo y sobreexplotaci¨®n que no han escogido aunque hayan decidido ejercer este trabajo por falta de reconocimiento, protecci¨®n y amparo legal como trabajadoras, sufriendo normativas municipales que las obligan a trabajar clandestinamente en sitios peligrosos¡ Las pol¨ªticas p¨²blicas deber¨ªan ir encaminadas a mejorar esta situaci¨®n.
Considerarlas v¨ªctimas obligadas a ejercer la prostituci¨®n implica invisibilizar a todas las que se consideran trabajadoras y que se han dejado o¨ªr con fuerza desde sus organizaciones. Escucharlas es imprescindible para acertar en las medidas pol¨ªticas.
Por el contrario, el Gobierno, bas¨¢ndose en ciertas posiciones feministas, les niega el derecho a montar un sindicato ?Indignante! ?En nombre de qu¨¦ principio feminista se les impide un derecho constitucional? El argumento m¨¢s repetido: detr¨¢s est¨¢n los proxenetas. Una vez m¨¢s, parece que las mujeres no tenemos voz propia, que nos mandan los hombres, idea que me entristece cuando adem¨¢s es esgrimida en nombre del feminismo.
Los debates a favor o en contra de la prostituci¨®n me parecen un absurdo al igual que el propio objetivo de abolirla aqu¨ª y ahora. En la pr¨¢ctica esto significar¨ªa la prohibici¨®n de la prostituci¨®n, como en Suecia, obligando a quienes trabajan en ello a abandonarla aunque no quieran, despreciando su voz, sus decisiones, su realidad y lo que ellas plantean para mejorarla.
Pol¨ªticas p¨²blicas democr¨¢ticas y feministas son aquellas que escuchan a las protagonistas y ampl¨ªan sus derechos para combatir las diversas discriminaciones. ?Por qu¨¦ no ocurre con las prostitutas? ?En nombre de qu¨¦ valor feminista se conculcan los derechos humanos de estas trabajadoras? Este feminismo no es el m¨ªo ni el de muchas m¨¢s mujeres. Apuesto por un feminismo integrador y no excluyente que atienda todas las situaciones de discriminaci¨®n en las que se encuentran las mujeres. Y en este caso, desde un an¨¢lisis estructural, integrar a las trabajadoras del sexo en las propuestas feministas me parece imprescindible para abrir brechas en el orden heteropatriarcal. Las putas son ¡°las otras¡± imprescindibles para configurar un ¡°nosotras¡± feminista.
* Pongo feministas en cursiva porque en nombre de un determinado feminismo (que se considera el ¨²nico verdadero) se pretende negar los derechos y la propia existencia de mujeres trabajadoras del sexo y de sus sindicatos.
Cristina Garaizabal? es activista feminista y pertenece al Colectivo Hetaira
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