El machismo es la enfermedad del patriarcado
Urge una teor¨ªa y una acci¨®n feminista racional, infraestructural y global
El machismo es la enfermedad, la p¨²stula visible del patriarcado, y el feminismo un discurso corrector, aunque temo que la fortaleza del discurso esconda un cristal delicado. Que la educaci¨®n se transforme en crestomat¨ªa de textos, en represiones que se vuelvan contra nosotras. Temo entrar, y me rebelo contra ello, en una competici¨®n de feminismos. Tengo miedo ¡ªno un miedo paralizante, un miedo de alerta precavida, un miedo estrat¨¦gico¡ª. Acudo a las manifestaciones y junto mis esperanzas con otras esperanzas, y conf¨ªo en que mis gritos ¡ªsiempre af¨®nicos¡ª sirvan para que ego¨ªstamente no me llamen fea por mi trabajo. Pero tambi¨¦n para que nunca se repita el horror de La Manada y se mejoren las condiciones laborales de las cajeras de los supermercados y se acabe con la brecha salarial. Y, si es posible, de paso, con todas las putrefacciones que adornan nuestro sistema econ¨®mico.
Especial #Metoo
Un a?o del grito contra el acoso y la violencia sexual: qu¨¦ ha cambiado
Pero hoy, algunos d¨ªas, me siento desconcertada y llego a pensar que mi debilidad, mi duda, mi renuencia a pertenecer a ciertas tribus, es otra forma de suav¨ªsima vindicaci¨®n que se adapta con m¨¢s facilidad a ese feminismo tolerado que hace de cada mujer un ser razonable. Un feminismo que no mete mucho ruido o que mete mucho ruido sin producir muchas nueces. Un feminismo espectacular que sale en todos los peri¨®dicos porque aspira a cambiarlo todo sin que nada cambie demasiado: hombre o mujer, en Hollywood o en el pol¨ªgono industrial de Coslada, reproduciendo los mismos papeles de amo/ama-esclavo/esclava. A veces tengo un sue?o como Martin Luther King y aspiro a un alter-feminismo que cambie el mundo de ra¨ªz. Un mundo de ayudas mutuas. Yo soy de esas feministas que no saben separar el patriarcado del capitalismo.
A veces tengo un sue?o como Luther King y aspiro a un feminismo que cambie el mundo de ra¨ªz
Soy feminista, pero cuando veo a las damas del Me Too me entra un algo de desconfianza. Sin embargo, en Far¨¢ndula suger¨ª que el glamur serv¨ªa para amplificar la voz a la vez que expresaba mis dudas sobre el compromiso de Angelina Jolie. Lo tolerado y lo no tolerado. La solidaridad como variante ¡ªcebollitas, pepinillos¡¡ª del comercio y los actos de beneficencia como "nueva pol¨ªtica". Todas esas im¨¢genes se me atraviesan dentro como espina de jurel. Me cuesta tanto darle la mano a Oprah Winfrey. Me cuesta tanto darle la mano a Cristina Cifuentes. (¡) Al fin y al cabo, soy una mujer que debe hacerse la cr¨ªtica continuamente, porque ha sido educada con los esquemas patriarcales de su padre, de su madre, de su abuela, de su abuelo, de su colegio, de su universidad, etc¨¦tera, etc¨¦tera.
Agito la cabeza y quiero salir de ese bucle, pero me llegan voces que dicen: "El Me Too es un movimiento anglosaj¨®n y protestante", como si las cat¨®licas nominales del Mediterr¨¢neo exhibi¨¦semos todo el d¨ªa una sensualidad de maggiorata que, muerta de calor, saca entre los labios la puntita de la lengua, no porque nadie les pida que hagan un moh¨ªn frente al objetivo, sino porque les da la real gana. Me hace gracia que esa definici¨®n ¡ª"El Me Too es un movimiento anglosaj¨®n y protestante"¨C, como sentencia acusatoria, solo se aplique a un movimiento feminista y no a la inmersi¨®n de protestantismo anglosaj¨®n que practicamos diariamente a la hora de comer, ver pel¨ªculas, construir nuestra sentimentalidad, preocuparnos por nuestro cuerpo, escuchar m¨²sica, correr por las calles, hacer barbacoas, comprar productos financieros e hipotecas, contratar empresas privadas de salud¡
Nos estamos pensando. A nosotras mismas y al mundo en que vivimos. Como nos recuerda Noelia Ram¨ªrez: "Trump, alineado con los cr¨ªticos del Me Too por 'destrozar' la vida de hombres con 'simples acusaciones', destina 277 millones de d¨®lares a promover la abstinencia sexual". Tambi¨¦n menciona Ram¨ªrez a Tarana Burke, mujer, negra y activista, que invent¨® el Me Too hace una d¨¦cada y asiste a ni?as en riesgo de exclusi¨®n. De modo que el puritanismo tiene demasiados rostros y habr¨ªa que pensar si es m¨¢s puritano un concurso de Miss Universo, promover la castidad desde las escuelas o la campa?a de Emma Watson para educar sobre el orgasmo femenino.
Me preocupan las inmolaciones en plaza p¨²blica que no encuentran su ra¨ªz en el pensamiento feminista, sino en el uso espurio e irreflexivo, en los linchamientos oclocr¨¢ticos de las redes sociales y en la deficiente comprensi¨®n lectora de textos art¨ªsticos y literarios. Nacen en el imperio de la literalidad, la posverdad y la ira que brota de la insuficiencia legislativa, la violencia fundacional del sistema y de todas sus macro y micro-violencias aliadas: explotaci¨®n laboral, machismo, aporofobia, intolerancia, juicios medi¨¢ticos paralelos, muros, reaccionarismo, trata de esclavas.
Por eso, os necesito tanto, hermanas m¨ªas. Tanto, tanto. Me arrepiento tanto de mis maldades y de la mezquindad de mis cr¨ªticas. De mi apisonadora falta de lucidez. De este car¨¢cter quisquilloso que atenta contra el sentido de la sororidad, por culpa de mi arcaica conciencia de Barrio S¨¦samo: arriba y abajo, izquierda y derecha, delante y detr¨¢s. Y me hago una serie de preguntas tontas, que dar¨ªa lugar a respuestas demag¨®gicas de esas que pretenden desbaratar cualquier posicionamiento feminista y colocar a la mujer en el v¨¦rtice de esa presi¨®n comercial relacionada con la falsa elecci¨®n.
Como si siempre estuvi¨¦semos frente al anaquel de un supermercado. (¡) Sigo jugando como la ni?a perpetua que me obligan a ser: ?Qu¨¦ prefieres el Me Too o la tribuna Mujeres liberan otra voz?, ?el feminismo anglosaj¨®n o el feminismo franc¨¦s?, ?Butler o Beauvoir?, ?qu¨¦ prefieres ser mujer rica u hombre pobre? Y me digo que yo lo ¨²nico que no quiero ser en la vida es mujer pobre. Mujer negra lesbiana pobre. Mujer negra lesbiana pobre enferma analfabeta. Adjetivos especificativos que se retroalimentan y trazan un mapa bastante preciso del mundo en que vivimos y de la urgencia de una teor¨ªa y una acci¨®n feministas racionales, infraestructurales y globales.
Fragmento de Monstruas y centauras (Anagrama), el nuevo libro de Marta Sanz, en el que reflexiona sobre el #MeToo.
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