¡°Vas a un estanco y te dan tabaco sin problema¡±
El postureo, el estr¨¦s y el f¨¢cil acceso alientan el tabaquismo entre los j¨®venes. Los expertos reclaman m¨¢s educaci¨®n y subir el precio de los cigarros para combatirlo
Apenas son las 11 de la ma?ana. Noa y Blu apuran el tentempi¨¦ del recreo y se encienden sendos cigarrillos a las puertas del Colegio Lestonnac de Barcelona. Tienen 15 a?os y cursan 4? de ESO. Fuman desde los 13. ¡°Se ha normalizado lo de fumar a nuestra edad. A los 13 o 14 empieza todo el mundo¡±, explica Noa sin reparos. La joven fuma ¡°una cajetilla cada d¨ªa y medio¡± y hasta hace un a?o tambi¨¦n consum¨ªa cannabis y hach¨ªs. ¡°Dej¨¦ los porros cuando me ingresaron en el hospital Cl¨ªnic porque me pon¨ªa muy agresiva. Yo ya soy muy nerviosa y eso me afect¨® mucho¡±, relata. La ¨²ltima edici¨®n de la encuesta Edades, realizada por el Ministerio de Sanidad, constata un aumento del consumo de drogas entre los j¨®venes, sobre todo de tabaco. El 25,4% de los menores encuestados refieren haberlo consumido en el ¨²ltimo a?o. Hace dos a?os era el 20,6%.
Un rato en la puerta de cualquier instituto da buena cuenta de la presencia del tabaco entre los adolescentes. Y de su normalizaci¨®n. ¡°Cada vez hay m¨¢s gente que fuma, sobre todo cuando sales de fiesta. Es normal que haya m¨¢s fumadores porque tambi¨¦n es m¨¢s f¨¢cil conseguirlo. Vas a un estanco y te lo dan sin problema¡±, apunta Roger Valldosera, de 16 a?os, a las puertas del Lestonnac. Sus amigos asienten.
Los j¨®venes, fumadores o no, coinciden en los motivos que precipitan el inicio de consumo. ¡°Es postureo, por probar, querer hacer lo que hacen tus amigos, lo que ves hacer a los mayores. Si ves que un amigo se enciende un piti, es m¨¢s f¨¢cil que t¨² tambi¨¦n lo hagas¡±, coinciden Iria, Elsa y Eva, del Instituto Jaume Balmes de Barcelona. Tienen 17 a?os y ninguna fuma, aunque las tres lo han probado ¡°de fiesta¡±.
A pocos metros, Luc¨ªa Uribe y Marta Moyano, alumnas de segundo de bachillerato, concuerdan en las motivaciones que invitan al consumo, pero a?aden una m¨¢s: el estr¨¦s. ¡°Mucha gente reduce el estr¨¦s fumando. El nivel de saturaci¨®n es importante y salir al recreo y fumarte un cigarro, te relaja¡±, explica Moyano. Al otro lado de la ciudad, a las puertas del Instituto Miquel Taradell del barrio del Raval, Natalia Moratal, profesora de un ciclo formativo, percibe tambi¨¦n un repunte de consumo entre los j¨®venes y alude, de nuevo, al estr¨¦s. ¡°He notado que fuman m¨¢s, sobre todo las chicas. Algunos dicen que es por nerviosismo y se ve que tienen necesidad de salir a fumar¡±, agrega.
Los expertos concuerdan en la influencia del entorno. ¡°Los j¨®venes se inician en el consumo por la influencia de los amigos, la familia... Hay m¨¢s riesgo cuando los padres fuman o el joven ingresa en un grupo de amigos que fuman. Hay una correlaci¨®n entre componentes psicosociales, como baja autoestima o vida sedentaria, con consumo m¨¢s frecuente de tabaco¡±, apunta Carlos Jim¨¦nez, director de Investigaci¨®n de Tabaquismo de la Sociedad Espa?ola de Neumolog¨ªa. Los malos h¨¢bitos del entorno influyen, pero tambi¨¦n para bien. ¡°Yo soy antidrogas porque mis padres son drogadictos y s¨¦ lo que hay. Los efectos los tengo asumidos, no necesito probar para saberlo. Me da asco el tabaco¡±, explica Carlota Montesinos, de 16 a?os, y estudiante de un ciclo en el instituto Miquel Taradell.
La facilidad en el acceso al tabaco no es un detalle menor para los chavales. Insisten en que lo consiguen f¨¢cilmente, aunque algunos estancos disponen de grandes carteles que advierten de la prohibici¨®n de vender a menores. ¡°Nosotros no vendemos a ning¨²n menor. Alguno intenta hacerse el listo, pero llevo 15 a?os aqu¨ª y los conozco a todos desde peque?os. Lo que no puedo evitar es que venga un adulto a comprar y luego, en la calle, se lo d¨¦ a los chicos¡±, apunta Graciela Calloia, que regenta una papeler¨ªa con estanco a 40 metros del instituto Jesuitas de Casp.
Los m¨¦dicos se?alan la influencia del entorno para empezar a consumir
Los centros educativos disponen de campa?as para concienciar sobre los riesgos del tabaquismo. ¡°Nunca antes hab¨ªan tenido tanta informaci¨®n. Se hacen charlas, se dedican tutor¨ªas a estos temas... La informaci¨®n que nos faltaba a nosotros, la tienen ellos¡±, apunta Silvia M., profesora en el instituto Miquel Taradell de Barcelona.
Los expertos, no obstante, difieren sobre el ¨¦xito de estas campa?as de sensibilizaci¨®n. ¡°Hay informaci¨®n, pero no una buena educaci¨®n de lo que implica el consumo. Hay muchas campa?as de prevenci¨®n, pero hay m¨¢s publicidad e informaciones m¨¢s efectivas y atractivas que dicen lo contrario¡±, matiza Andr¨¦s Montes, del Colegio Oficial de Psic¨®logos de Catalu?a. Carlos Jim¨¦nez explica que las campa?as de sensibilizaci¨®n en los centros ¡°son importantes pero no son la panacea¡±. ¡°Todas las comunidades aut¨®nomas son bastante proactivas en programas de prevenci¨®n y estos funcionan en cuanto a sensibilizaci¨®n sobre que el tabaco es malo, pero no se han demostrado eficaces para reducir la prevalencia¡±, indica el neum¨®logo.
Los expertos reclaman medidas m¨¢s ¡°intensas¡± para prevenir el tabaquismo. ¡°Las leyes antitabaco han dado para lo que han dado. Hay que impulsar m¨¢s medidas. Subir el precio del tabaco es la m¨¢s eficaz¡±, apunta Jim¨¦nez. Coincide Francisco Camarelles, m¨¦dico del Programa de Actividades Preventivas y Promoci¨®n de la Salud de la Sociedad Espa?ola de Medicina de Familia y Comunitaria: ¡°No se est¨¢n tomando medidas de prevenci¨®n suficientes en este pa¨ªs. Por un 1% que subas el precio, disminuyes un 0,8% el n¨²mero de fumadores. Eso es una decisi¨®n pol¨ªtica¡±, reclama.
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