El comit¨¦ de prevenci¨®n del tabaquismo quiere que se proh¨ªba fumar en playas y espacios naturales
"Espa?a ha perdido el liderazgo en la lucha", dice el presidente del grupo europeo antitabaco
M¨¢s de 60 organizaciones, entre sociedades cient¨ªficas, de pacientes y de la sociedad civil, como las de consumidores, han firmado un manifiesto en el que reclaman que se endurezcan las normas contra el tabaco en Espa?a, despu¨¦s de que las leyes de 2005 y 2010 pusieran al pa¨ªs "a la cabeza de Europa". Entre las medidas que reclaman, est¨¢ el prohibir fumar en espacios abiertos con gran aglomeraci¨®n de gente (estadios deportivos, plazas de toros, entradas de centros comerciales), pero tambi¨¦n dentro de los coches y en playas y espacios naturales, seg¨²n ha explicado esta ma?ana Regina Dalmau, presidenta del Comit¨¦ Nacional de Prevenci¨®n del Tabaquismo (CNPT).
"Espa?a ha perdido el liderazgo europeo en la lucha contra la adicci¨®n", ha dicho en el acto Francisco Rodr¨ªguez Lozano, presidente de la Red Europea para la Prevenci¨®n del Tabaquismo (ESNP), en cuya reuni¨®n de mediados de junio en Madrid surgi¨® la idea de este manifiesto. "Tiene el apoyo de todos los sanitarios y de la sociedad civil, y el Gobierno tiene que seguir su ejemplo", ha afirmado Rodr¨ªguez Lozano. El presidente de la Organizaci¨®n M¨¦dica Colegial (OMC), Seraf¨ªn Romero, ha indicado que este momento de cambio de Gobierno es una buena oportunidad para plantear las reclamaciones. Dalmau, sin embargo, cree que no es cuesti¨®n de oportunidad, sino de perseverancia, ya que muchas de estas demandas las vienen haciendo varios a?os.
Los firmantes creen que en los ¨²ltimos a?os ha habido una cierta pasividad oficial ante un problema que sigue el primero de la salud p¨²blica espa?ola, con 50.000 muertos cada a?o. Los datos de la ¨²ltima Encuesta Nacional de Salud muestran que el 22,1% de los adultos espa?oles fuma. "Hace 10 a?os eran 10 puntos m¨¢s, lo que es un descenso considerable", ha dicho Javier Ayesta, coordinador del manifiesto. Pero en los ¨²ltimos a?os el descenso se ha ralentizado (entre 2014 y 2017 hasta ha subido dos d¨¦cimas entre las mujeres). "Todos los a?os hay campa?as muy importantes para prevenir los accidentes de tr¨¢fico, que causan unas 2.000 muertes al a?o, pero de tabaquismo hace mucho que no se hace ninguna", ha afirmado Rodr¨ªguez Lezcano.
Reducci¨®n de da?os, solo para casos extremos
"El plan a es dejar de fumar. No podemos dar el mensaje de que no se puede". La presidenta del Comit¨¦ Nacional de Prevenci¨®n del Tabaquismo, Regina Dalmau, es tajante. A su organizaci¨®n le preocupan mucho actuaciones de las tabacaleras que promueven productos como los cigarrillos electr¨®nicos o los nuevos dispositivos que calientan , pero no queman el tabaco como alternativas para quienes no pueden dejar de fumar.
"No digo que en alg¨²n caso el m¨¦dico no deba plantearlo, pero ser¨¢ solo en casos extremos. En Espa?a todav¨ªa fuma el 22% de los adultos, cuando lleguemos al 2% como entre los m¨¦dicos australianos ser¨¢ la hora de debatirlo", ha dicho Francisco Rodr¨ªguez Lozano, presidente de la Red Europea de? Prevenci¨®n del Tabaquismo.
En una jornada el lunes en Madrid organizada por la Asociaci¨®n Nacional de Informadores de la Salud (ANIS) con patrocinio de Phillip Morris Science, varios m¨¦dicos ¨CVivencio Barrios, cardi¨®logo del Hospital Ram¨®n y Cajal de Madrid; Josep Maria Ramon Torrell, jefe del Servicio de Medicina Preventiva del Hospital Universitari de Bellvitge (Barcelona) y responsable de la Unidad de Tratamiento del Tabaquismo y N¨¦stor Szerman, presidente de la Sociedad Espa?ola de Patolog¨ªa Dual¨C dijeron que hab¨ªan atendido a pacientes fumadores a los que, ante su negativa o incapacidad para dejar de fumar, les hab¨ªan aconsejado que probaran con estos dispositivos. "Puede ser que en la cl¨ªnica haya un caso as¨ª, pero el mensaje de salud p¨²blica debe ser que se puede dejar de fumar", insisti¨® Dalmau.
Los motivos para esta oposici¨®n son, fundamentalmente, que estos dispositivos no son inocuos -aunque aceptan que pueden ser menos perjudiciales-, y que pueden actuar como una puerta de entrada al tabaquismo para j¨®venes. "Es cierto que en el aparato que no quema el tabaco, no se produce alquitr¨¢n, pero s¨ª hay nicotina, que causa problemas cardiovasculares", ha insistido Rodr¨ªguez Lozano.
Adem¨¢s, hay otro factor: que estos productos los fabrica la propia industria tabacalera. Javier Ayesta, responsable del manifiesto para endurecer las pol¨ªticas contra el tabaco, fue contundente: "No nacimos ayer. Sabemos de d¨®nde venimos. Lo de la reducci¨®n de da?os lo hemos o¨ªdo m¨¢s veces. En los cincuenta, con los filtros. Es verdad que disminu¨ªan hasta un 50% el riesgo, pero, con ese mensaje, las ventas se dispararon. Luego fue con los productos bajos en nicotina y alquitr¨¢n, que eran un bluf; tanto, que la UE prohibi¨® usar ese mensaje".
Phillip Morris aduce que, precisamente por eso, est¨¢ intentando conseguir que la Agencia estadounidense? para la Alimentaci¨®n y los F¨¢rmacos (FDA) d¨¦ el visto bueno a sus productos con la calificaci¨®n de menos peligrosos. De momento, la agencia ha admitido que emiten menos sustancias nocivas, pero ha pedido pruebas de que se reduce el da?o para la salud.
El debate sigue abierto. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud ha advertido a los agentes sanitarios para que no colaboren en actividades de las tabacaleras (por eso no acudieron a la jornada del lunes), pero, a la vez, mantiene la puerta abierta al uso de estos productos si demuestran su eficacia.
Adem¨¢s de introducir restricciones en nuevos espacios, los promotores del texto piden que se cumplan las ya existentes. Apuntan como un sector especialmente preocupante el de las terrazas. "La ley deja claro que si tienen m¨¢s de dos paramentos o techo no se puede fumar, pero nadie lo cumple", ha afirmado Dalmau. Tambi¨¦n ha admitido que otras medidas, como la de no fumar en las cercan¨ªas de centros sanitarios o escolares, pod¨ªan haberse delimitado mejor estableciendo un n¨²mero de metros concreto para la zona prohibida.
Los argumentos para extender las limitaciones son varios. El primero, que el da?o del tabaco ambiental est¨¢ demostrado cient¨ªficamente, y en estadios o plazas de toros, por ejemplo, hay una gran concentraci¨®n de personas, ha explicado Dalmau. Pero al comit¨¦ contra el tabaquismo le preocupa, especialmente, otro aspecto: "desnormalizar" el hecho de fumar. Y ese es uno de los argumentos para su prohibici¨®n en lugares donde, en principio, no tiene por qu¨¦ haber tanta gente, como playas y espacios naturales. "Aparte de que a nadie le gusta poner la toalla en una playa llena de colillas, ni siquiera a los fumadores, son sitios donde se va con ni?os", y la idea es evitar que estos vean el hecho de fumar como algo corriente, habitual. En Espa?a ya hay una red de playas sin humo, declaradas como tales aunque no se multa si se fuma. Lo mismo puede decirse de los espacios naturales. "Hay que aprovechar que hay muchas personas con sensibilidad para los temas de medio ambiente", ha dicho Dalmau. El manifiesto tambi¨¦n apunta a promover los hogares sin humo, sobre todo donde hay ni?os.
Respecto al interior de los veh¨ªculos, aparte de la exposici¨®n al tabaco, Dalmau ha esgrimido motivos ambientales y de seguridad vial.
Aparte de cuestiones regulatorias, los convocantes recalcaron el impacto de la fiscalidad en la lucha contra el tabaquismo, y m¨¢s porque los datos indican que son los grupos m¨¢s desfavorecidos los que m¨¢s fuman. "Si un m¨¦dico me dice que muchas de sus pacientes embarazadas fuman y que no lo dejan, ya s¨¦ el tipo de poblaci¨®n que atiende", ha puesto como ejemplo Ayesta. En Francia, hace un a?o se subi¨® la cajetilla de siete a ocho euros, y desde entonces dos millones de franceses han dejado de fumar, ha dicho Rodr¨ªguez Lozano. "Subir el precio puede parecer regresivo porque fuman m¨¢s los m¨¢s vulnerables, pero lo que es regresivo es el h¨¢bito de fumar, que les afecta m¨¢s", ha defendido Ayesta. Y, por supuesto, aconseja que se financien los tratamientos, farmacol¨®gicos o no, que hayan demostrado su eficacia para dejar de fumar.
Claro que en Francia, esa medida no se tom¨® aisladamente. El pa¨ªs tambi¨¦n ha incluido el empaquetado gen¨¦rico (que todas las cajetillas de toda las marcas sean del mismo color, sin m¨¢s diferencia que el nombre del fabricante). La Organizaci¨®n Mundial del Comercio fall¨® hace un mes que esa medida no vulneraba la competencia (fue denunciada por las tabacaleras en Australia, pionero en esta medida), ha contado Ayesta, quien cree que es una decisi¨®n hist¨®rica porque se podr¨ªa aplicar a otros productos que son un problema para la salud p¨²blica, como el alcohol.
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