Navidad sin dinero
Ante el consumo desenfrenado en esta ¨¦poca del a?o surgen iniciativas que apuestan por el intercambio de objetos o de servicios. Se trata de crear experiencias econ¨®mico-afectivas
"?De d¨®nde viene lo que voy a regalar? ?Cu¨¢les son los acuerdos visibles e invisibles contenidos en su fabricaci¨®n y distribuci¨®n? ?Con qu¨¦ estoy contribuyendo al hacer este regalo? ?Qu¨¦ heredan la sociedad y el planeta de dicha acci¨®n?¡±. Cecilia Hecht (Buenos Aires, 1974), soci¨®loga, emprendedora social y tecnol¨®gica y fundadora de Bioecon, propone hacerse estas preguntas en v¨ªsperas de las fiestas. No parecen desubicadas si consideramos las expectativas del Estudio de consumo navide?o de Deloitte: este a?o gastaremos un 3% m¨¢s que el pasado: solo Reino Unido har¨¢ un dispendio mayor en Europa. Ser¨¢ nuestro pico de consumo anual y, en paralelo, nuestra producci¨®n m¨¢s grande de basura. Y en no pocos casos, endeud¨¢ndonos.
Pero no se trata de dejar de hacer regalos en estas fechas, de poner en cuesti¨®n la actividad comercial, ni siquiera de ir contra la econom¨ªa. Con sus Mercadillos Sin Dinero, la plataforma Bioecon ¡ªactiva todo el a?o¡ª propone encuentros para intercambiar presentes poniendo el foco en nuestro ecosistema de relaciones. Actuando como prosumidores ¡ªproductores que son a la vez consumidores¡ª, los interesados llevan algo que consideran que puede ser buen regalo para otro; ya sean objetos (libros, ropa, tecnolog¨ªa) o servicios (un corte de pelo, un masaje, un taller). Es solo una idea. En realidad hay tantas posibles como miembros de un ecosistema creciente donde hay una base com¨²n, la confianza entre personas por encima de instituciones, y un inter¨¦s por que econom¨ªa no equivalga ¡ªal menos no ¨²nicamente¡ª a dinero.
En el marco alternativo, uno de los formatos cl¨¢sicos es el LETS, acr¨®nimo de local exchange trading systems (sistemas de intercambio local). Se cre¨® en 1982, en un pueblo canadiense que se hab¨ªa arruinado tras el cierre de una mina de carb¨®n. Consiste en realizar transacciones a cambio de cr¨¦ditos: te pinto una pared y te cobro cinco cr¨¦ditos ¡ªque ahora t¨² debes a la comunidad¡ª; yo los utilizar¨¦ en pedirle a mi amigo fontanero que me arregle un grifo roto. Lugares de encuentro para esta actividad son Community Exchange System e IntegralCES; este ¨²ltimo provee de software libre a las comunidades que quieran implementar este procedimiento. Bajo una l¨®gica parecida operan los bancos de tiempo, donde se intercambian servicios por tiempo: he cuidado a tus hijos durante la hora que has estado en el m¨¦dico, me debes una hora. Plataformas como la Asociaci¨®n para el Desarrollo de los Bancos de Tiempo (ADBdT) y apps como TimeOverflow ¡ªcuyo desarrollo ha sido subvencionado por el Ayuntamiento de Barcelona¡ª se emplean en esta causa. Otros experimentos incluyen las monedas sociales, que van desde el celeb¨¦rrimo bitcoin ¡ªojo: convertible en cash¡ª hasta los jimenos (utilizada exclusivamente por medio centenar de personas en el municipio gaditano de Jimena de la Frontera), una de las 70 monedas sociales espa?olas. Y siempre est¨¢, claro, el trueque puro y duro: cambio una bicicleta por una estanter¨ªa. Existen miles de portales de anuncios donde llevar a cabo esta clase de intercambio.
¡°Lo que suele ocurrir¡±, opina ?Hecht, ¡°es que el dinero hace invisibles nuestros v¨ªnculos: uno paga y deja de ver al otro. Acordar sin dinero nos ayuda a salir de ese imaginario¡±. Bioecon, plataforma con usuarios en 17 pa¨ªses de los cinco continentes ¡ªEspa?a entre ellos¡ª afronta esa cuesti¨®n desde su web, a la que se entra por invitaci¨®n y donde las interacciones conceden puntos al usuario. Pero ah¨ª los puntos se oxidan cuando no est¨¢n siendo utilizados, y est¨¢n dise?ados de manera tal que nadie se vea impedido para dar y recibir, o pueda considerar que ha acumulado capacidad de compra seg¨²n la l¨®gica de cr¨¦dito y d¨¦bito. No son indicadores de valor ni de precio, sino autoevaluaci¨®n del usuario. ¡°Es una manera de evitar lo que pasa tantas veces¡±, cuenta Hecht: ¡°Que todas estas iniciativas que se crean para eludir la econom¨ªa tradicional terminen generando lo que se llama cuasimoneda: una moneda alternativa con convertibilidad¡±.
Cuesta mucho pensar que compra y posesi¨®n individual vayan a ser sustituidas a corto plazo, pero s¨ª es f¨¢cil imaginar que, para un sector creciente de la poblaci¨®n, consumo colaborativo e intercambios no monetizados puedan llegar a ser un complemento recurrente. Posiblemente el sistema actual en que vivimos ¡ªacumulaci¨®n por acumulaci¨®n, consumo por consumo¡ª sea el punto de inflexi¨®n. La alternativa pasar¨ªa por intercambiar valores de uso directamente en lugar de mediarlos a trav¨¦s de formas monetarias. Desentra?ar la esencia del sistema de cr¨¦dito y luego utilizar ese entendimiento para pensar en estrategias de transformaci¨®n de dicho sistema. Al menos esas son las sensaciones de David Harvey, te¨®rico social brit¨¢nico, catedr¨¢tico de Antropolog¨ªa y Geograf¨ªa en la City University of New York y Miliband Fellow de la London School of Economics. ¡°Hace falta un mecanismo alternativo, tanto del trueque como de las monedas convencionales, que sirva para intercambiar valores de uso en m¨²ltiples formas a trav¨¦s de m¨²ltiples agentes que est¨¢n produciendo y consumiendo¡±, argumenta. ¡°Todo ello de un modo que no permita la acumulaci¨®n de riqueza y poder¡±.
Pero ?est¨¢ preparada nuestra sociedad para una econom¨ªa no monetaria? ¡°Claro que no¡±, responde Walter Mignolo, experto en Ciencias Sociales y profesor de Literatura en la Universidad de Duke (Carolina del Norte). ¡°Pero lo significativo es que hay personas que, en vez de inventar el bitcoin, est¨¢n inventando econom¨ªa sin dinero¡±. La proliferaci¨®n de peque?as organizaciones no en torno al dinero sino al intercambio deja ver que mucha gente ha entendido que ni el Estado, ni los bancos, ni un trabajo asalariado est¨¢n en condiciones de garantizar la b¨²squeda y realizaci¨®n de horizontes de vida plenos y arm¨®nicos. Por eso este tipo de proyectos dif¨ªcilmente ser¨¢n liderados por grandes fil¨¢ntropos o por macrocomunidades como la Uni¨®n Europea: ¡°Los est¨¢ realizando la emergente sociedad pol¨ªtica global¡±, apunta Mignolo. Y quiz¨¢ no toda ella, matiza Alain Badiou. ¡°El intercambio no monetario es posible¡±, afirma el insigne fil¨®sofo y soci¨®logo. ¡°Pero hace falta cambiar la ficci¨®n del dinero. Esa podr¨ªa ser la responsabilidad de los artistas contempor¨¢neos: proponer una nueva ficci¨®n¡±.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.