Espa?a es el tercer pa¨ªs con un mayor abandono del cristianismo de Europa
La diferencia entre quienes fueron cristianos de ni?os y lo son de mayores supera los 12 millones de personas
Aza?a sigue equivocado 90 a?os despu¨¦s, pero cada vez menos. En un hist¨®rico discurso de 1931 el entonces ministro republicano de la guerra afirmaba que Espa?a hab¨ªa dejado de ser cat¨®lica. Hoy, el pa¨ªs presenta un enorme salto estad¨ªstico entre quienes fueron educados como cristianos (un 92%) y los que se consideran cristianos ahora (un 66%). Una diferencia de m¨¢s de 12 millones de personas, la mayor de Europa en t¨¦rminos absolutos. En proporci¨®n al n¨²mero de habitantes de cada pa¨ªs, la ca¨ªda en Espa?a es la m¨¢s marcada despu¨¦s de las de Noruega y B¨¦lgica.
El de Espa?a no es un caso raro en Europa occidental, donde el abandono de la religi¨®n en la edad adulta no es infrecuente. En cambio, m¨¢s hacia el este, las distancias entre creyentes antes y creyentes ahora permanecen iguales o, incluso, se invierte la tendencia en varios pa¨ªses orientales, donde abundan m¨¢s quienes se reconocen cristianos de adultos que quienes lo fueron de peque?os.
Estos datos dibujan una especie de tel¨®n de acero religioso y proceden de 54.000 consultas a europeos de 34 pa¨ªses entre 2015 y 2017, dentro de dos encuestas sobre la religi¨®n y un an¨¢lisis conjunto del centro de estudios Pew Research Center.
Adem¨¢s de la ca¨ªda en la creencia, el cristianismo, que durante siglos fue inherente a la idea de Espa?a, apenas aporta ya un valor especial en la identidad nacional para tres de cada cinco encuestados espa?oles. Pero, aun siendo minoritario, el peso que se le da a la fe en la identidad espa?ola es mayor que en otros pa¨ªses del occidente europeo, como Suecia, Dinamarca, B¨¦lgica, Pa¨ªses Bajos, Reino Unido, Francia o Alemania. Solo en dos pa¨ªses vecinos, Italia y Portugal, se constata una mayor¨ªa de ciudadanos que tienen en el credo cristiano un elemento clave de su italianidad o su portuguesidad.
El peso de la religi¨®n en la identidad patria tambi¨¦n cambia conforme se viaja hacia el este, porque, con algunas excepciones, la mayor parte de los europeos orientales piensan que la fe es un elemento clave de su nacionalidad. Y las cifras m¨¢s altas figuran en pa¨ªses como Grecia, Serbia, Armenia o Georgia, que colindan con zonas de mayor¨ªa musulmana.
El pasado sigue presente
Espa?a y los pa¨ªses excomunistas comparten un rasgo hist¨®rico que queda reflejado en la encuesta. Aunque la bajada de la creencia en Espa?a contrasta con la subida en algunas antiguas ex rep¨²blicas comunistas, los dos fen¨®menos tienen un origen com¨²n en el Estado: eso s¨ª, mientras que los reg¨ªmenes socialistas persegu¨ªan a la fe, el nacionalcat¨®lico la impuso.
Creyentes de ni?os, pero no de adultos (y viceversa)
Preguntamos a cuatro adultos, educados en la religi¨®n o no, c¨®mo ha evolucionado su creencia desde la infancia a la madurez (pulse en cada enlace para conocer sus historias):
? "Estudiando medicina me di cuenta de que el cuerpo humano ten¨ªa que ser obra de una inteligencia superior"
Y esa imposici¨®n deriv¨® en hartazgo. En Espa?a, durante los 40 a?os de dictadura, se forz¨® "una afinidad entre religi¨®n y pol¨ªtica", resume el catedr¨¢tico de sociolog¨ªa de la religi¨®n Josetxo Beriain, de la Universidad P¨²blica de Navarra. Para otro profesor de sociolog¨ªa, Rafael D¨ªaz-Salazar, de la Complutense de Madrid, durante aquellos a?os cuaj¨® "una fuerte asociaci¨®n entre antifranquismo y anticatolicismo, aunque no porque la gente estuviera en contra de Dios o los Evangelios". Para muchos espa?oles, la Iglesia qued¨® tiznada de franquismo y aquella connotaci¨®n negativa deriv¨® en una secularizaci¨®n intensa en los a?os setenta y ochenta. Un proceso que llega hasta hoy: "En los ¨²ltimos a?os ya son padres muchas personas que no han tenido ninguna socializaci¨®n en la religi¨®n, ni tampoco han cursado esa asignatura", pone por ejemplo el experto.
La vinculaci¨®n de la Iglesia con una visi¨®n de la vida conservadora se extiende a fechas m¨¢s recientes: tambi¨¦n ha contribuido en la p¨¦rdida de fe lo que D¨ªaz-Salazar califica de "ultramontanismo" de la Iglesia espa?ola en los ¨²ltimos a?os. Recuerda episodios como las protestas contra el matrimonio homosexual con los obispos en la calle cuando la sociedad ya lo estaba aceptando. Tambi¨¦n cree que, en paralelo a ese alejamiento de las jerarqu¨ªas, avanz¨® el ate¨ªsmo (un 31% de los espa?oles no cree en Dios y otro 38% cree pero con dudas). Eso s¨ª, considera que no siempre es "muy elaborado, sino que se salda a menudo con declararse en contra de los representantes de la Iglesia". No hay que olvidar en ese proceso, apunta Alexandra Ainz, profesora de sociolog¨ªa en la Universidad de Almer¨ªa y experta en fen¨®menos religiosos, los casos de abusos sexuales de la Iglesia. "Han contribuido al desencanto", asevera.
Pero que muchos se alejen del catolicismo no significa que rechacen toda fe. "Antes ten¨ªamos clara la forma de ser religioso: en Espa?a, sol¨ªa equivaler a ser cat¨®lico", avanza Ainz. "Ahora ya no: por ejemplo, tomamos elementos del budismo, el sufismo o incluso rituales que nos resultan atractivos como los que emplean ayahuasca en el Amazonas. Agitamos y tenemos nuestra religi¨®n individual. El sincretismo est¨¢ en auge", sostiene.
Mayor¨ªa de creyentes, pero con dudas
El 31% de los espa?oles no cree en Dios. Del 64% que s¨ª cree, una mayor¨ªa del 60% alberga dudas respecto de esa creencia. La religi¨®n es importante en su vida para el 22% de los ciudadanos. El 23% acude a misa cada mes o reza cada d¨ªa. Y una gran mayor¨ªa (el 75%) es partidaria de separar la Iglesia del Estado; solo superan a Espa?a en apoyo a la separaci¨®n, y ligeramente, Rep¨²blica Checa, Dinamarca, Bosnia, Finlandia y Suecia, el pa¨ªs donde esa postura prevalece m¨¢s: all¨ª alcanza el 80%.
?M¨¢s neonacionalismo igual a m¨¢s cristianismo?
A pesar de estos datos, el escenario de una Europa descristianizada podr¨ªa cambiar en unos a?os, aunque por motivos extrarreligiosos: el revival del nacionalismo que viven varios pa¨ªses europeos puede provocar, en opini¨®n de D¨ªaz-Salazar, un resurgimiento del cristianismo, que no de la fe cristiana. ?C¨®mo casa eso? "Hay una ultraderecha en Europa que, sin ser religiosa, usa la identidad cristiana para supuestamente ganarle a la emigraci¨®n y la globalizaci¨®n", explica el experto. Dicho de otro modo, estos ultras cat¨®licos, protestantes u ortodoxos, que abogan por una idea "occidentalista y muy xen¨®foba" del continente, se sirven de la religi¨®n como rasgo identitario para una ambici¨®n que no es religiosa, sino "pol¨ªtica y cultural". Y eso no solo ocurre en Europa. "Hay un reflejo de ese uso tambi¨¦n en la Am¨¦rica de Trump: ¨¦l no es nada religioso, ni tampoco es un puritano, pero utiliza a su favor el elemento religioso", pone como ejemplo el investigador.
?Y en Espa?a? "Hay sectores relevantes entre los j¨®venes con mentalidad conservadora que pueden ir a m¨¢s, y no por religiosidad o misticismo, sino por meter en el paquete conservador la pr¨¢ctica de la religi¨®n por motivaciones identitarias", apunta D¨ªaz-Salazar, autor de obras como El capital simb¨®lico. Estructura social, pol¨ªtica y religi¨®n en Espa?a (1988) o Espa?a laica (2008)
Una visi¨®n complementaria aporta Josetxo Beriain. "Las realidades culturales de fondo tienen mucho m¨¢s poso y se mantienen mucho m¨¢s en el tiempo que las realidades pol¨ªticas, que son enormemente cambiantes", apunta el experto, que divide su labor de investigaci¨®n sobre religi¨®n entre Navarra y Harvard. Beriain no ve un v¨ªnculo directo entre el posible choque con la emigraci¨®n de personas de otros credos y un renacimiento de la creencia cristiana: "Las religiones no afectan de manera sustancial a los elementos de movilizaci¨®n pol¨ªtica. Lo que est¨¢ ocurriendo m¨¢s bien con los neopopulismos es que trasladan los fracasos de la crisis al ¨¢mbito pol¨ªtico: hay una crisis de legitimaci¨®n del poder que, en el ¨¢mbito personal, se traduce en una crisis de motivaci¨®n". Para solucionarla, se?ala, "se est¨¢ intentando inyectar pol¨ªticamente elementos ambivalentes, como ese que afirma que el que llega de fuera es peligroso".
Cuatro maneras de creer o descreer de ni?o y de adulto
Creyente de ni?a en una familia sin devoci¨®n / devota de adulta:
Creyente de ni?a / practicante "a su manera" de adulta:
Creyente de ni?o / ateo y activista contra creencias acient¨ªficas de adulto:
No religiosa de ni?a / "convertida" y practicante de adulta:
"Hablo por tel¨¦fono casi todas las noches con un monje de clausura para charlar de f¨²tbol y de la vida" (Bego?a Luengo, 52 a?os, dependienta en una gran superficie, Madrid)
"Soy un caso at¨ªpico. En mi casa nadie me hablaba de religi¨®n. No fui a colegio religioso, pero a los ocho a?os empec¨¦ a ir sola a misa. Me sent¨ªa muy arropada, me gustaba rezar, cantar en el coro... Ahora la gente tiene muy mala experiencia con los curas en general, pero yo desde ni?a no tuve ninguna, siempre me arroparon. Mi fe nunca ha estado en duda, ni siquiera cuando fallecieron mis padres con poca diferencia de tiempo. Creer me aporta tranquilidad y fuerza ante las adversidades. Le digo a todo el mundo que soy creyente, sin sentir verg¨¹enza, y no pertenezco a ning¨²n movimiento de la Iglesia. En mi trabajo la mayor¨ªa de mis compa?eros no cree, y no hay ning¨²n problema conmigo. Les digo "rezo por vosotros" (tengo una lista de personas por las que pido a Dios) y me lo agradecen. Puse una Virgen del Pilar junto al sitio donde cobramos, y ni siquiera una compa?era testigo de Jehov¨¢ me ha puesto nunca objeci¨®n. Hace unos doce a?os empec¨¦ a pasar algunos d¨ªas en monasterios y en el de Santa Mar¨ªa de Huerta (Soria) encontr¨¦ mi lugar. Hablo casi cada noche con el padre Ignacio, un monje muy mayor que entr¨® all¨ª con 14 a?os. Los dos somos muy del Real Madrid y comentamos los partidos o charlamos sobre la vida. Soy muy cl¨¢sica, pero reconozco que si la Iglesia no abre la mano en algunas cosas, como dar la comuni¨®n a los divorciados, hay gente que se les va a ir".
"De jovencilla el cura me rega?¨® en p¨²blico por llevar una blusa con la manga a la sisa; me alej¨® de la Iglesia" (Pepa Ruiz Mart¨ªn, 70 a?os, jubilada, Fuentevaqueros, Granada)
"De ni?a viv¨ª una disciplina religiosa dura en la escuela. Vi c¨®mo se castigaba a quien se negaba a leer la doctrina. De jovencilla, el cura nos llam¨® la atenci¨®n a mi hermana y a m¨ª por ir con manga a la sisa. Otra vez, en la misa de a?o nuevo, les neg¨® la comuni¨®n a j¨®venes que se hab¨ªan acercado a tomarla por el simple hecho de haber ido la noche anterior al baile de las uvas. Desde que me llam¨® la atenci¨®n me negu¨¦ a volver a misa. Los curas son el ejemplo del 'haced lo que digo, pero no lo que hago'. No pude tener estudios, pero me encanta leer. A medida que ampli¨¦ mi cultura, confirm¨¦ lo que ya pensaba. Ahora sigo creyendo en Dios, pero practico una religi¨®n a mi manera: visitando enfermos o personas solas, ayudando a necesitados, colaborando con ONG... Una de mis mejores amigas es muy creyente y practicante. Yo soy progresista y ella tiene otras ideas pol¨ªticas, pero eso nunca es motivo de discusi¨®n".
"Hacerme ateo y dejar de creer en supersticiones supuso aceptar primero que mis padres me hab¨ªan inculcado una sarta de mentiras" (V¨ªctor Brito, 50 a?os, orientador laboral, Santa Cruz de Tenerife)
"En mi familia somos nueve hermanos. Con los m¨¢s mayores, que dudaban, hab¨ªa tanta diferencia de edad que no me hablaban de religi¨®n. Mis padres nos obligaban a ir a misa. Con el ¨¢nimo de que no nos pasara nada a ninguno, nos inculcaron todo tipo de falsas creencias. Por ejemplo, no pod¨ªamos salir a la calle hasta pasada una hora despu¨¦s de ba?arnos con agua caliente o, si tom¨¢bamos leche, ya no pod¨ªamos comer otra cosa. Me hicieron pasar mucho miedo y me convirtieron en hipocondr¨ªaco. En la universidad empec¨¦ a ponerlo todo en duda. Pero fue duro: supon¨ªa aceptar primero que lo que me hab¨ªan inculcado mis padres era una sarta de mentiras. Me cost¨® muchos a?os. Y ese proceso fue en paralelo a liberarme de la creencia en Dios, que tambi¨¦n serv¨ªa para asustar. Conoc¨ª a ateos, le¨ª libros de autores que hablaban del pensamiento m¨¢gico, de todo lo que aceptamos sin cuestion¨¢rnoslo. Produjo un cierto choque con mi familia, pero he preferido dejar de hacer 'apostolado' ateo; discuto, porque las ideas son discutibles, pero no voy m¨¢s all¨¢ de mis publicaciones en Facebook para no crear mal rollo, aunque tambi¨¦n opino que la creencia en Dios no puede ser una especie de cheque en blanco que impida rebatirla. Termin¨¦ apostatando en 2017. Le pregunt¨¦ a mi padre, que ya ten¨ªa m¨¢s de 90 a?os, d¨®nde me hab¨ªan bautizado para conseguir la partida de bautismo y hacer los tr¨¢mites, y evadi¨® la cuesti¨®n con bromas.? Pero luego me dijo: 'como para ti es importante esto, cuando te llegue la carta de apostas¨ªa, me avisas'. Y as¨ª se cerr¨® esa parte 'familiar' de mi ate¨ªsmo, de manera maravillosa, con el respeto de mi padre".
"Estudiando medicina me di cuenta de que el cuerpo humano ten¨ªa que ser obra de una inteligencia superior" (Mar¨ªa del Mar Nieto, 57 a?os, m¨¦dica, Ja¨¦n)
"La familia de mi padre no era practicante y la de mi madre no cre¨ªa. Iba a un colegio laico. Tuve lo que se dice una adolescencia descarriada. En la facultad no practicaba en absoluto, pero me fascin¨® ver que el cuerpo humano era una m¨¢quina perfecta, de una ingenier¨ªa inalcanzable, obra de una inteligencia superior. Con algo m¨¢s de treinta a?os tuve un accidente de tr¨¢fico que me dej¨® durante meses en una silla de ruedas. Una amiga vino a visitarme. Su caridad y su alegr¨ªa me atrajeron. Luego, cay¨® enferma ella y vi c¨®mo viv¨ªa su enfermedad de una manera especial. Ten¨ªa algo diferente de las dem¨¢s personas. Su contacto me llev¨® a convertirme, a pedir perd¨®n, y con 34 o 35 a?os hice la confirmaci¨®n entre un grupo de j¨®venes. Mi familia se qued¨® un poco extra?ada. Yo viv¨ª mi conversi¨®n como la vuelta del hijo pr¨®digo, como una alegr¨ªa. Ahora intento recibir la mayor¨ªa de los sacramentos que puedo, voy a la parroquia, hago apostolado. No es que otros no tengan fe, es que a veces es m¨¢s f¨¢cil vivir sin Dios que con un Dios que te exige hacer las cosas 'como Dios manda'. Hay un prejuicio contra la Iglesia, y los medios de comunicaci¨®n tienen parte de culpa, porque se ponen en primera p¨¢gina casos de pederastia que son solo algunos. La Iglesia no son solo los curas, somos los que estamos delante y detr¨¢s del altar. Y creo que hay m¨¢s creyentes de lo que parece".
"La unidad cat¨®lica de Espa?a se rompi¨® mucho antes de Aza?a"
"Hubo un momento en que se rompe la unanimidad cat¨®lica en Espa?a, mucho antes de que Manuel Aza?a dijera que Espa?a hab¨ªa dejado de ser cat¨®lica", sostiene el profesor Rafael D¨ªaz-Salazar, que destaca en ese proceso el momento hist¨®rico de la I Rep¨²blica (1873-1874). Aquel r¨¦gimen inaugur¨® "una tradici¨®n cultural estrictamente no cat¨®lica que quiso crear una identidad espa?ola no vinculada a la religi¨®n". Esa cultura cuaja en movimientos muy diversos, desde el anarquismo y el comunismo hasta la burgues¨ªa liberal, pero tambi¨¦n en las masas. "Hay testimonios de?misioneros populares que hablan de que en Espa?a hab¨ªa una 'apostas¨ªa de masas' ya finales de los a?os veinte y principios de los treinta del siglo XX", sostiene D¨ªaz-Salazar. Eso, en su opini¨®n, deslegitima "esa idea del franquismo y la Conferencia Episcopal de que exist¨ªa "un alma cat¨®lica de la naci¨®n espa?ola, que unas minor¨ªas bolcheviques y afrancesadas la rompieron". Con todo, el experto destaca que durante el franquismo hubo figuras y movimientos cat¨®licos "muy importantes" opuestos a la dictadura. "Hubo curas en las c¨¢rceles; incluso elementos b¨¢sicos en la creaci¨®n de Comisiones Obreras, y hasta de un partido de extrema izquierda, el FELIPE, fueron cristianos". "Pero al final", aclara, "lo que queda de aquella ¨¦poca es el relato de la relaci¨®n entre franquismo y catolicismo".
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