Siete religiosos espa?oles, imputados en la gran causa de pederastia en Chile
El Papa abre un proceso penal en el Vaticano contra los maristas chilenos, que desembolsaron partidas millonarias para silenciar a sus v¨ªctimas
La Fiscal¨ªa chilena tiene a siete espa?oles?imputados por abusos y violaci¨®n a menores en la mayor causa de pederastia que se investiga dentro de la Iglesia chilena ¡ªla de los hermanos maristas¡ª, un proceso que est¨¢ en el centro de las preocupaciones del Vaticano. El papa Francisco ha ordenado abrir una ¡°causa penal¡± ante la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe en el Vaticano por inacci¨®n de la orden, que no ha impuesto ninguna sanci¨®n desde que concluy¨® la primera parte de sus indagaciones sobre las d¨¦cadas de pederastia en su seno.
Los fiscales han determinado que los delitos de los maristas en Chile se prolongaron al menos durante 50 a?os, entre 1967 y 2016, en diferentes establecimientos educacionales. En un pa¨ªs donde actualmente existen 148 investigaciones vigentes por delitos sexuales cometidos por integrantes de la Iglesia cat¨®lica, con 202 personas investigadas y 255 v¨ªctimas, la de los maristas es la de mayor amplitud: 25 imputados por abusos y violaci¨®n ¡ªentre ellos los siete espa?oles¡ª y al menos una treintena de v¨ªctimas, casi todos varones que cursaban sus primeros a?os de colegio.
El ministerio p¨²blico tiene conocimiento al menos de dos pagos que los maristas realizaron a cambio de silencio. En 2015, un cheque por el equivalente a unos 65.000 euros. En 2017, 100.000 euros.?
¡°Fuimos escogidos, marcados, atacados y luego, esclavizados en el secreto y silencio¡±, relata el m¨¦dico Jaime Concha, de 56 a?os, que sufri¨® ataques sexuales reiterados desde que en 1973, a los 10 a?os, ingres¨® para cursar el quinto curso de educaci¨®n b¨¢sica en el instituto Alonso de Ercilla de la capital chilena, de donde egres¨® en 1980. El primero que abus¨® de ¨¦l fue el hermano espa?ol Jos¨¦ Monasterio, que en la ¨¦poca ten¨ªa casi 70 a?os. Experto en caligraf¨ªa, se abalanz¨® sobre el ni?o en una sala privada, donde supuestamente le ense?ar¨ªa a dibujar letras g¨®ticas. Un segundo abusador de Concha fue otro hermano espa?ol, Abel P¨¦rez, actualmente de 71 a?os, que lo violent¨® sexualmente durante a?os en la capilla, en una oficina, en el s¨®tano del gimnasio, en su habitaci¨®n. Cuando Concha ten¨ªa 12 a?os, incluso, se aprovech¨® de que estaba enfermo y afiebrado en un campamento de boys scout?para abusar de ¨¦l en su tienda de campa?a.
Los obispos chilenos se re¨²nen con el Papa en plena purga
Los obispos chilenos, en plena purga por los esc¨¢ndalos de abusos y encubrimientos que azotan la Iglesia de su pa¨ªs, se han reunido este lunes con el Papa en el Vaticano para tratar de acercar posiciones. El Pont¨ªfice, profundamente decepcionado con la jerarqu¨ªa eclesial chilena, comenz¨® un proceso de limpieza sin precedentes mediante el cual los obispos se vieron obligados a presentar su renuncia en pleno. Hasta la fecha, Francisco ha aceptado las de siete obispos y se ha expulsado del sacerdocio a dos exobispos y dos sacerdotes. Cinco de los que todav¨ªa siguen en su puesto (Santiago Silva, presidente de la CECh; Ren¨¦ Rebolledo, vicepresidente; Fernando Ramos, secretario general; cardenal Ricardo Ezzati y Juan Ignacio Gonz¨¢lez) intentaron convencer este lunes al Papa de sus avances en la regeneraci¨®n.
La audiencia, que fue solicitada por la Conferencia Episcopal de Chile, se desarroll¨® en la biblioteca del Palacio Apost¨®lico vaticano. Seg¨²n los obispos, fue el Papa quien les invit¨® luego a almorzar y a seguir discutiendo en su residencia de la Casa Santa Marta.
El secretario general de la CECh, Fernando Ramos, ejerci¨® como portavoz. ¡°Fue un di¨¢logo muy fraterno, muy fecundo y muy interesante. Hicimos un repaso, junto con el Papa, de los acontecimientos de importancia en la Iglesia chilena del ¨²ltimo a?o. Despu¨¦s le expusimos el camino que estamos siguiendo para este a?o y el pr¨®ximo de discernimiento eclesial, para concluir el a?o 2020 con una asamblea eclesial. El Papa nos hizo varias sugerencias bastante interesantes que notan una preocupaci¨®n y un cari?o muy grande por la Iglesia chilena¡±, se?al¨®.
¡°Es una organizaci¨®n criminal lo que hemos denunciado¡±, se?ala el m¨¦dico, en su piso de la ciudad de Vi?a del Mar. Seg¨²n Concha, era imposible que nadie se diera cuenta de lo que vivieron durante d¨¦cadas muchos estudiantes. ¡°Uno de mis abusadores me llevaba a su habitaci¨®n, en el mismo colegio. Varias veces escuch¨¦ que otros hermanos le dec¨ªan: ¡®?Para qu¨¦ lo trajiste? Sabes que no puedes traerlo a esta hora¡¯. Eran como perros peleando por su presa¡±.
La Congregaci¨®n de los Hermanos Maristas conoc¨ªa hace a?os de los abusos cometidos contra ni?os y adolescentes chilenos en cinco de sus colegios ubicados en tres regiones del pa¨ªs, seg¨²n sospechan los fiscales que lideran la causa, Ra¨²l Guzm¨¢n y Guillermo Adasme. Investigan traslados y remociones a los religiosos en diferentes ¨¦pocas supervisadas por las altas autoridades de la instituci¨®n, tanto dentro como fuera de Chile, y el pago de dinero a cambio de silencio. Poco antes de morir de c¨¢ncer en abril pasado, el marista espa?ol Mariano Varona, de 74 a?os, uno de los l¨ªderes de la congregaci¨®n en Chile, reconoci¨® ante los fiscales los dos pagos a v¨ªctimas diferentes. En ambas ocasiones, fueron abonados con documentos formales de la congregaci¨®n ¡ªcheques respaldados con escrituras p¨²blicas y privadas¡ª, con el objetivo de evitar posibles denuncias contra P¨¦rez y otro religioso espa?ol, Jes¨²s Casta?eda de la Viuda, respectivamente. Fue reci¨¦n en septiembre de 2017, ante la inminente visita del papa Francisco a Chile en enero de 2018 ¡ªque se alojar¨ªa a metros de la residencia de los maristas en Santiago de Chile, en el municipio de Providencia¡ª, que la congregaci¨®n denunci¨® a P¨¦rez. Pero fue una denuncia ambigua ante la Fiscal¨ªa, sin mayores detalles.
P¨¦rez abus¨® de Gonzalo Dezerega, gerente de ventas, de 53 a?os, cuando ten¨ªa 10 y cursaba quinto de b¨¢sica en el Instituto Alonso de Ercilla, en 1975. Aprovechando que el ni?o estaba llorando en el patio, porque no hab¨ªa podido ingresar a los?boys scout, lo llev¨® a una capilla y lo toc¨® por primera vez. A los pocos d¨ªas, lo invit¨® a visitar a solas las dependencias de los boys scout?del colegio. Fue una escena de mayor violencia. ¡°Me pregunt¨®: ¡®?Te has masturbado alguna vez?¡¯ Ten¨ªa 10 a?os y no sab¨ªa lo que era la masturbaci¨®n. Apenas sab¨ªa que el pene era para hacer pis. Se abalanza, me empieza a tocar, llevando mis manos hacia sus genitales. Intento arrancar, pero la puerta estaba cerrada con llave. Cuando me doy la vuelta, P¨¦rez estaba de rodillas, rezando. Se pone de pie, me mira y me dice: ¡®Mira lo que me hiciste hacer. Habl¨¦ con Dios y Dios te perdona. Lo que me hiciste hacer es un pecado¡¯. Abri¨® la puerta y me orden¨® que no se lo contara a nadie¡±, relata Dezerega. A los pocos d¨ªas se produjo la violaci¨®n en los camarines, recuerda la v¨ªctima. ¡°Con mi pantal¨®n corto blanco de gimnasia en el suelo, lloraba mientras ¨¦l nuevamente me dec¨ªa: ¡®Mira lo que me hiciste hacer¡±.
En septiembre pasado, el sacerdote salesiano David Albornoz termin¨® una extensa investigaci¨®n eclesi¨¢tica, de 489 p¨¢ginas, con decenas de testimonios de las v¨ªctimas de los maristas en Chile y las versiones de los acusados. Desde que finaliz¨® la primera etapa de esta investigaci¨®n previa, sin embargo, no se han aplicado sanciones, lo que motiv¨® que el propio papa Francisco decidiera la semana pasada enviar una fuerte se?al desde Roma y promover un ¡°proceso penal¡± contra los maristas en Chile ante la Congregaci¨®n para la Doctrina de la Fe.
Es una de las tantas acciones que ha dado el Papa en una hist¨®rica limpieza de la Iglesia chilena. Luego de su viaje al pa¨ªs en enero de 2018, los obispos tuvieron que renunciar en masa y, desde entonces, el Papa ha cursado siete renuncias de la jerarqu¨ªa. Orden¨® la visita de dos religiosos para investigar los casos de abusos sexuales: el obispo de Malta, Charles Scicluna, y el sacerdote espa?ol, Jordi Bertomeu. Tras marat¨®nicas jornadas escuchando decenas de testimonios, elaboraron un documento de 2.300 p¨¢ginas ¡ªconocido como informe Scicluna¡ª, que termin¨® por convencerlo de la gravedad del caso chileno y de la necesidad de que sus enviados viajaran por segunda vez. Pero el Papa no le suelta la mano a Chile: este lunes se reuni¨® durante una hora en el Vaticano con una delegaci¨®n de la Conferencia Episcopal para abordar, justamente, las medidas que se han tomado ante la avalancha de denuncias.
De los siete espa?oles imputados en la causa de los maristas por violaci¨®n y abusos a menores, P¨¦rez es el ¨²nico que ha sido expulsado de la congregaci¨®n: en junio pasado debi¨® abandonar la residencia de los religiosos en Providencia, donde permanece el resto de los hermanos denunciados. Nacido en 1947 en Villabellaco de Santull¨¢n, Palencia, 16 de sus v¨ªctimas han relatado los abusos ante la Fiscal¨ªa, que cometi¨® el menos entre 1970 y 2008 en el Instituto Alonso de Ercilla de Santiago y en el Colegio Marista Marcelino Champagnat de La Pintana, un municipio humilde del sur de la capital chilena. Es uno de los que mayor cantidad de v¨ªctimas tiene entre las 202 personas investigadas por la Fiscal¨ªa chilena, pero la cifra puede engrosarse. En su testimonio recogido en el informe del sacerdote Albornoz, reconoci¨®: ¡°Respecto a ni?os y adolescentes que yo haya tocado, pueden ser 20 o 30 entre todos los colegios donde estuve¡±.
Los otros seis espa?oles imputados por abusos y violaci¨®n en la causa contra los maristas en Chile son acusados por exalumnos del Instituto Alonso de Ercilla, uno de los establecimientos de mayor tradici¨®n de la capital chilena. A Jes¨²s Mar¨ªa Casta?eda de la Viuda, de 64 a?os, lo acusa una v¨ªctima por delitos que se habr¨ªan cometido en 2004. A Adolfo Fuentes Corral, de 75 a?os, lo acusan dos personas por delitos cometidos en una fecha que el Ministerio P¨²blico no ha podido precisar. A Jes¨²s Trigero Juanes, de 73 a?os, se le investiga por un abuso que se habr¨ªa cometido en 2016, en un caso que, por lo reciente, tiene especial relevancia para los investigadores. Clemente Cerezo Madrigal, de 70 a?os, est¨¢ entre los imputados por abusos cometidos entre 1974 y 1976, seg¨²n la denuncia de una v¨ªctima. A Germ¨¢n Chaves Alonso, de 77 a?os, lo acusa una persona por hechos que se habr¨ªan producido en 1978. La Fiscal¨ªa investiga, adicionalmente, la denuncia contra el marista espa?ol Monasterio, fallecido en 1987 a los 76 a?os. Lo acusan por hechos que se habr¨ªan cometido en el mismo Instituto Alonso de Ercilla entre 1974 y 1975 y, luego, entre 1976 y 1978.
La Fiscal¨ªa ha realizado m¨²ltiples allanamientos de dependencias de la congregaci¨®n y se prepara para cerrar la etapa de investigaci¨®n, porque aunque haya hechos antiguos, los investigadores chilenos buscan romper las prescripciones al determinar que los delitos se siguieron cometiendo a lo largo de los a?os por los mismos abusadores. ¡°Se opt¨® por investigar absolutamente todo, atendiendo al mandato del Estado chileno de escuchar y atender a las v¨ªctimas¡±, explica el fiscal Adasme. ¡°Dentro del primer trimestre de 2019 tomaremos decisiones procesales respecto de ciertos hechos y ciertos imputados¡±, adelanta Guzm¨¢n, fiscal jefe de la zona sur de Santiago.
Un d¨ªa record¨® que nunca pudo escapar de aquella habitaci¨®n
Eneas Espinoza, de 46 a?os, periodista chileno, radicado en Buenos Aires, es otro de los exalumnos del Instituto Alonso de Ercilla abusado por los maristas. Ten¨ªa apenas cinco a?os cuando sus padres, de un barrio sencillo de la capital chilena, lo llevaron a hacer una prueba de selecci¨®n y el cura espa?ol Adolfo Fuentes lo llev¨® solo a una sala: ¡°No s¨¦ ni c¨®mo ni por qu¨¦, pero termin¨¦ sentado sobre sus rodillas. Mientras me hac¨ªa la prueba me acariciaba el pelo, el cuello. Su mano pasaba por debajo de mi camiseta. Recuerdo c¨®mo me olfateaba. Me sent¨ª inc¨®modo, pero no dije nada a mis pap¨¢s. Sab¨ªa que todo lo bueno que me pod¨ªa pasar en la vida pasaba por entrar a ese colegio¡±, se?ala Espinoza por tel¨¦fono a EL PA?S.
En primero de b¨¢sica, recuerda, su educaci¨®n estaba en manos de unas estrictas mojas espa?olas ¡ª¡°unos verdaderos monstruos¡±¡ª, que los maltrataban f¨ªsica y psicol¨®gicamente: ¡°Nos dec¨ªan que ¨¦ramos una tropa de indios y que deb¨ªamos agradecerles a los espa?oles que hab¨ªan llegado para civilizarnos¡±. Fuentes entraba a la sala para sacar a estudiantes, en grupo o en solitario, supuestamente para hacerles controles de lecturas. "Pero cuando me sacaba solo, con la excusa de los controles de lecturas, me llevaba a la oficina para abusar de m¨ª", recuerda Espinoza.
Por a?os solo record¨® que Fuentes lo sacaba para hacerle pruebas y una segunda escena: en una sala de los boys scout, en las rodillas del mismo hermano, que lo tocaba entero y lo trataba de besar, mientras ¨¦l forcejeaba e intentaba escapar de una habitaci¨®n sin ventanas. "Mi recuerdo siempre se cortaba ah¨ª: conmigo tratando de escapar. Me repet¨ªa a m¨ª mismo que me hab¨ªa escapado y que ah¨ª hab¨ªa terminado la historia. Pero hace cinco a?os, cuando mi mujer qued¨® embarazada de nuestro segundo hijo y supe que ser¨ªa un var¨®n, record¨¦ que jam¨¢s me escap¨¦ de esa habitaci¨®n. Que despu¨¦s de sujetarme me oblig¨® a darle sexo oral a los seis a?os y, luego, me llev¨® a un ba?o para lavarme los dientes. Luego me devolvi¨® a la sala con todos mis compa?eros. Limpiecito".
No fue la ¨²nica vez: los abusos de Fuentes se repitieron por lo menos durante dos a?os, incluyo en un campamento de boys scout. Al poco tiempo desapareci¨® del colegio, aunque luego regres¨®.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.