Desahuciada de un trastero con su hijo discapacitado

Envuelta en un chaquet¨®n azul Rosario Planas, de 66 a?os, tiene unas profundas ojeras, tose y habla por momentos muy bajo, con un fondo de ahogo por el asma. Son las ocho menos cuarto de la tarde de ayer lunes, hace fr¨ªo en Valencia y la mujer est¨¢ con su hijo a la puerta del trastero de cinco metros cuadrados donde han estado viviendo desde octubre. Hace un rato la propietaria les ha comunicado que tienen que marcharse porque ese espacio, por el que paga 50 euros al mes, no es lugar para dormir. "La due?a me ha dicho que ahora mismo ven¨ªa la polic¨ªa a desalojarme y he venido corriendo, pero al final no ha aparecido nadie. Igual solo quer¨ªa asustarme", cuenta la se?ora y las l¨¢grimas asoman a sus ojos.

Expulsada del ¨²ltimo pelda?o de la infravivienda, la situaci¨®n de Rosario, cuyo caso ha sacado a la luz el peri¨®dico Levante-EMV, es producto de la pobreza y tambi¨¦n de su dificultad para manejarse en el burocr¨¢tico mundo de las ayudas p¨²blicas, a las que tanto el Ayuntamiento de Valencia como la Generalitat Valenciana aseguran que tiene derecho, pero que ella no ha podido descifrar.

La mujer y su hijo, de 35 a?os, que sufre una enfermedad mental, han sido v¨ªctimas tambi¨¦n de la r¨¢pida subida del precio de los alquileres. Hasta octubre, cuando fueron desalojados por la nueva propietaria, pagaban 360 euros por un piso en la calle de Felipe Rinaldi, la misma donde est¨¢ el trastero que les ha servido desde entonces de refugio. "En tres a?os los precios en Valencia han subido mucho. Me he recorrido todas las agencias, pero no he encontrado ning¨²n piso por 400 euros, que es lo que podr¨ªa pagar", dice Rosario. Su pensi¨®n y la que recibe su hijo por tener reconocida una discapacidad del 65% suman 748 euros al mes.

El Ayuntamiento de Valencia calcula que los alquileres en la ciudad se han encarecido un 45% desde 2014, un fen¨®meno que la concejala Mar¨ªa Oliver, de Podemos, atribuye a la falta de protecci¨®n de los inquilinos frente a las subidas que imponen los propietarios y a la presi¨®n que ejercen los apartamentos tur¨ªsticos.

Ayuda de los estibadores

Rosario y su hijo recibieron ayer lunes la ayuda de Coordinadora Solidaria, una poco conocida ONG de los estibadores del puerto de Valencia, cuyo representante, Paco Maci¨¢ afirma que se sensibilizaron al conocer el caso. El primer lugar al que Maci¨¢ los conduce este lunes a pasar la noche es un piso reservado a trav¨¦s de Airbnb en el mismo barrio del trastero, Torrefiel, una barriada del norte de la ciudad que acogi¨® a damnificados del desbordamiento del Turia de 1957, creci¨® con la llegada de inmigrantes de otros lugares de Espa?a y hoy tiene una elevada poblaci¨®n extranjera. Al llegar, sin embargo, el due?o del apartamento tur¨ªstico se niega a aceptarlos argumentando que el l¨ªmite para registrarse como clientes venci¨® hace unos minutos. El estibador lleva entonces a Rosario y a su hijo a un hotel, donde podr¨¢n pernoctar gratis un mes.

El hotel no est¨¢ lejos de la planta baja que les ha servido de morada estos ¨²ltimos tres meses. En el trastero, cuyo alquiler cuesta 50 euros con 82 c¨¦ntimos, est¨¢n amontonados una parte de sus bienes ¡ªel resto, principalmente muebles, se hallan en un garaje¡ª. Hay ropa, cazuelas, mantas, cajas con comida, revistas, un calefactor, una planta de pl¨¢stico, un marco sin cuadro y un colch¨®n hinchable que cada noche, desde octubre, han sacado al pasillo pintado de blanco y naranja al que dan las puertas de los trasteros para dormir all¨ª juntos sin que lo supiera la due?a del trastero.

Mujer maltratada

Rosario dice que a lo largo de su vida ha sufrido "muchas calamidades". Lleg¨® a Valencia desde Almansa (Albacete) con poco m¨¢s de 20 a?os y tres hijos. A su marido lo hab¨ªan contratado como conductor de la EMT. "Me maltrataba mucho. En 1983, estando embarazada de mi cuarto hijo, el que vive conmigo ahora, me separ¨¦. Hace dos a?os mi marido me pidi¨® el divorcio para casarse con otra. Le ha quedado una buena pensi¨®n, pero nunca nos ha ayudado. A mis hijos los he criado sola", asegura.

La mujer estuvo muchos a?os en la hosteler¨ªa. "Trabaj¨¦ en la cafeter¨ªa San Remo, en el Rialto, en sitios muy buenos. Y luego en la limpieza. Pero cada vez ten¨ªa m¨¢s fuerte el asma, y el m¨¦dico me dijo que en esos oficios no pod¨ªa trabajar. Me qued¨® una pensi¨®n de 368 euros, y como ten¨ªa que sacar adelante a mis hijos, estuve cuidando ancianos en hospitales y en casas hasta que me ca¨ª por unas escaleras y me romp¨ª un hueso del pie". Con su hijo mayor no tiene contacto desde hace a?os. Su segundo hijo trabaja espor¨¢dicamente montando escenarios de conciertos y su hija limpia una casa dos veces por semana. Ninguno est¨¢ en condiciones de ayudarla, afirma Rosario.

Un portavoz del Ayuntamiento de Valencia afirma que la mujer tiene derecho a recibir la ayuda municipal de emergencia, que asciende a 500 euros al mes. Y el Consistorio y la Consejer¨ªa de Vivienda han activado un procedimiento urgente para concederle un piso que est¨¢ siendo reformado y deber¨ªa estar listo en un mes.