La adolescente que levanta a los institutos belgas contra el cambio clim¨¢tico

Todav¨ªa no son las siete de la tarde, pero la familia de Anuna De Wever ya degusta una sopa en la cocina. Su madre ofrece un plato al forastero, pero rectifica r¨¢pido: ¡°En Espa?a cen¨¢is muy tarde¡±. Sobre el sof¨¢ del sal¨®n, abierto, un peri¨®dico muestra una entrevista a doble p¨¢gina con De Wever. La l¨ªder del movimiento estudiantil por el clima m¨¢s activo del planeta, nacida hace 17 a?os en la localidad flamenca de Mortsel, donde sigue viviendo, lo cierra y ocupa su lugar. ¡°No soy una experta clim¨¢tica. Y no tengo claro cu¨¢l es la mejor pol¨ªtica, pero s¨ª s¨¦ que la ambici¨®n es insuficiente¡±, dice cuando se le piden soluciones.

Hace apenas mes y medio, decepcionada por el endeble acuerdo clim¨¢tico alcanzado en la cumbre de Katowice, De Wever oy¨® hablar de una sueca llamada Greta Thunberg que dej¨® de acudir a clase cada viernes para pedir acciones contra el cambio clim¨¢tico. La joven flamenca se puso manos a la obra y public¨® en redes sociales un v¨ªdeo llamando a la huelga escolar. La respuesta super¨® sus expectativas: se hizo viral y 3.000 alumnos acudieron a la primera convocatoria. Desde entonces, la cifra ha tenido altibajos, con un pico de 35.000 manifestantes, pero las citas semanales de los jueves mantienen un vigor inusual para un movimiento tan joven. ¡°Hay muchas teor¨ªas de la conspiraci¨®n. Dicen que estamos manejados por organizaciones muy agresivas. Nos sit¨²an en la izquierda. La realidad es que solo fue una chica en la cocina haciendo un v¨ªdeo por si funcionaba¡±.

Estudiante de ¨²ltimo a?o de instituto, De Wever ha conseguido el objetivo de convertir la cuesti¨®n clim¨¢tica en uno de los asuntos centrales de las pr¨®ximas elecciones belgas, pero no planea hacer de ello su profesi¨®n: quiere ser diplom¨¢tica especializada en Derechos Humanos. Las acusaciones de ingenuidad y manipulaci¨®n son para ella un signo de la falta de confianza de la sociedad en el papel de los adolescentes. "Es triste. Significa que tienen tan poca fe en nuestra generaci¨®n que dan por hecho que siempre estamos tutelados por adultos¡±.

Vegetariana y devoradora de documentales sobre el clima, De Wever cita a dos mujeres, la activista afroamericana Rosa Parks y la ex primera dama estadounidense Michelle Obama, como referentes. Tambi¨¦n admira al actor Leonardo di Caprio, creador de una fundaci¨®n en defensa de los animales en peligro de extinci¨®n, que public¨® un mensaje de apoyo al movimiento que encabeza. Embarcada en una agenda sin apenas huecos que incluye a ministros o cient¨ªficos, el precio de su atrevimiento lo paga con tres horas de clases extra por faltar los jueves, un aluvi¨®n de selfies en cada marcha, y ciertos mensajes inquietantes que la han llevado a denunciar ante la polic¨ªa amenazas de muerte. De Wever es consciente de su vuelco vital, pero no parece cansada ni preocupada. ¡°Volver¨ªa a hacerlo¡±, asegura.?Y no se achanta: ¡°Seguiremos hasta que algo ocurra¡±, insiste antes de sentarse, sola ya en la mesa, a comer su plato de sopa.