El pueblo que destap¨® al fantasma
Los vecinos de Cruceiro de Roo midieron el rad¨®n por los elevados casos de c¨¢ncer y ahora temen que su decisi¨®n arrase los pocos negocios que quedan

Hay un pueblo coru?¨¦s donde vecinos de todas las edades est¨¢n unidos por un grupo de WhatsApp y por el hilo invisible de un miedo que ellos decidieron dejar a la vista el pasado mes de abril. Entonces se organizaron en torno al tel¨¦fono, convocaron asambleas, y unos expertos repartieron aparatos semejantes a un carrete de fotos, capaces de medir en tres meses el rad¨®n con el que conviv¨ªan, sin saberlo, en sus hogares. Hace poco recibieron otro aviso por el m¨®vil y el que quiso conocer los resultados no tuvo m¨¢s que pasarse por el bar que hay junto al crucero barroco que marca el centro de la localidad. Cuando?se conoce su existencia, hay medios de dispersi¨®n para reducir los niveles, porque al aire libre el gas se diluye muy r¨¢pido. Pero en primavera tambi¨¦n vino la prensa, trascendi¨® que el pueblo buscaba explicaci¨®n bajo tierra a la prevalencia de tumores del 28,39% que lo asediaba, y enseguida comenzaron las llamadas de los veraneantes habituales, preguntando si ser¨ªa mejor no volver.

Ahora en Cruceiro de Roo (Serra de Outes, A Coru?a), con 23 casos diagnosticados en una recta con 81 vecinos y 29 viviendas, est¨¢n escarmentados. Hace 20 a?os en este n¨²cleo cercano a la playa hab¨ªa cine, baile, sucursales bancarias y hasta dos peluquer¨ªas, pero casi todo ha ido cerrando y apenas sobreviven un pu?ado de negocios, entre ellos tres hostales. "S¨ª, se dice que en esta calle hay c¨¢ncer en casi todas las casas, y es muy triste ver que se te muere un vecino, y otro, sin saber por qu¨¦", reconoce la propietaria de una tienda de la traves¨ªa del pueblo donde, en teor¨ªa, se concentran m¨¢s ejemplos de la enfermedad. "Pero el rad¨®n lo hubo siempre, est¨¢ desde que el mundo es mundo; y los casos de c¨¢ncer, incluso en gente deportista y joven, los hay en toda la comarca, no son solo cosa nuestra", defiende.
Los mapas elaborados desde hace a?os por el Laboratorio de Rad¨®n de Galicia, que dirige Juan Miguel Barros, profesor de Medicina Preventiva y Salud P¨²blica de la Universidade de Santiago, revelan que este veneno procedente de la descomposici¨®n del uranio del subsuelo est¨¢ muy presente en la mitad sur de Galicia y forma una diagonal gran¨ªtica que se prolonga por el norte de Portugal y alcanza la Sierra madrile?a. Pero es en Roo donde los vecinos instalaron de forma masiva, y al margen de la Administraci¨®n, los medidores para destapar el fantasma que supuestamente los amenazaba. De las 170 casas, muchas ya deshabitadas, 100 participaron en la prueba. "Durante tres meses no tocamos los aparatos ni para limpiar el polvo, a un metro del suelo y lejos de las ventanas", recuerda una vecina que no quiere aparecer con su nombre "porque se monta un foll¨®n". Era ya el tercer estudio, desde 2015, con el que los vecinos y Xos¨¦ Mar¨ªa Dios, el m¨¦dico del centro de salud de Serra de Outes en cuya consulta saltaron las alarmas, trataban de acotar las causas de la enfermedad.
De los vecinos que participaron en las encuestas desde hace tres a?os, 10 ya han muerto por c¨¢ncer
En el primero se delimitaron las casas que ca¨ªan en los 800 metros m¨¢s afectados y en el segundo se realizaron entrevistas de h¨¢bitos de vida a los residentes. Se busc¨® explicaci¨®n a c¨¢nceres de vejiga, colon, pr¨®stata, mama, pulm¨®n, h¨ªgado o cerebro en el agua, la tierra, las verduras, los aserraderos, los aerogeneradores de la cima del monte. Pero no se lleg¨® a ninguna conclusi¨®n y todo se acab¨® descartando. Ahora las mediciones arrojan un porcentaje de rad¨®n acumulado de m¨¢s de 200 becquerelios por metro c¨²bico en el 73% de los inmuebles.
Este tercer informe, al que ha tenido acceso EL PA?S, revela que 38 casas presentan una concentraci¨®n media de entre 200 y 300; 21, de 300 a 400; y 12 de 400 a 700. No hay en el pueblo alguna con menos de 100, y un par se sit¨²an entre 1.000 y 1.200, pero curiosamente en ninguna de estas dos moradas han aflorado c¨¢nceres. Sin embargo, las cinco casas con enfermos de fibrosis qu¨ªstica se mueven entre los 263 y los 697 becquerelios. El equipo del Laboratorio de Rad¨®n de Galicia, en la Universidade de Santiago, ha declarado muchas veces que el l¨ªmite de actuaci¨®n marcado por la UE (300 becquerelios por metro c¨²bico) es "insuficiente", y reivindica que en Estados Unidos es de 148 y la OMS lo rebaja incluso a 100.
La concentraci¨®n se dispara cuando llueve
Desde que se empez¨® a buscar explicaciones a esa prevalencia de tumores del 28% (frente al 3%-4% de Espa?a), han muerto de c¨¢ncer 10 de los vecinos participantes. A finales de diciembre, representantes del Servizo Galego de Sa¨²de acudieron a la Casa da Cultura del Outes y trataron de aplacar los ¨¢nimos. Afirmaron que los enfermos que llegaban a fallecer por c¨¢ncer eran aqu¨ª incluso inferiores al resto de la provincia; que eran tumores variados, no solo de pulm¨®n (que s¨ª se ha relacionado con el rad¨®n); y que el envejecimiento de la poblaci¨®n era un factor determinante.
Antes de llegar al rad¨®n, el m¨¦dico que impuls¨® los estudios descart¨® otras hip¨®tesis como el agua, los aserraderos o los aerogeneradores
Aquellos d¨ªas, en tablones de edificios p¨²blicos, aparecieron clavados anuncios de empresas instaladoras de sistemas anti rad¨®n, pero estas soluciones todav¨ªa no triunfan en la zona. Una vecina del ayuntamiento decidi¨® colocar por su cuenta un ventilador especial y un medidor continuo cuando le diagnosticaron un c¨¢ncer letal a un ser muy querido y todav¨ªa demasiado joven para morir. Quienes lo instalan pueden saber en tiempo real con cu¨¢nto rad¨®n conviven y comprobar, por ejemplo, que la concentraci¨®n se dispara cuando llueve.
El m¨¦dico de Atenci¨®n Primaria que hizo posible el estudio en colaboraci¨®n con el Laboratorio de Rad¨®n de Galicia prefiere mantenerse en silencio. Personas del entorno de este facultativo que lleva tres d¨¦cadas en el lugar explican que ¨¦l no ha dejado de creer que el rad¨®n es "una bomba nuclear que va machacando lentamente las c¨¦lulas de sus pacientes", pero que tambi¨¦n opina que sus a?os de desvelos no valen para nada si despu¨¦s de detectar el problema se le quita importancia y no se act¨²a.
"Cuando la enfermedad viene, no hay escapatoria. Toca pelear con ella duramente. Aqu¨ª y en todas las partes del mundo", sentencia resignada Dolores (que tampoco quiere dar su apellido) despu¨¦s de perder a su marido, hace tres a?os, "por la met¨¢stasis de un c¨¢ncer que empez¨® en la vejiga". Ella vive en la recta de Cruceiro y asegura que en su casa los niveles no son alarmantes. Pero ventila "mucho", "hasta de noche", insiste. Y a sus 78 a?os quiere seguir viviendo tranquila, en el pueblo en el que naci¨®.
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