Una bomba psicol¨®gica
Los agresores mutilan la estabilidad psicol¨®gica de las personas a las que agreden
Las secuelas psicol¨®gicas derivadas de la violencia sexual afectan al funcionamiento habitual de la persona y perjudican todas las ¨¢reas de su vida. Cuando son graves e invasivas impiden que la persona pueda llevar a cabo una vida normal y fomentan su estigma de v¨ªctima. Est¨¢n relacionadas con el Trastorno de Estr¨¦s Postraum¨¢tico (TEPT), que provoca el recuerdo continuo de la vivencia, mantiene a la persona en alerta constante y los estados ansiosos y depresivos se ven agudizados. La sintomatolog¨ªa del TEPT puede provocar adem¨¢s una afectaci¨®n en el sue?o, la alimentaci¨®n, destruir la autoestima, afectar a las relaciones sociales y producir un enorme desgaste mental al tener que crear estrategias continuas para evitar pensar en los hechos.
La v¨ªctima pierde, adem¨¢s, la confianza en los dem¨¢s y en s¨ª misma. Siente que no tiene control sobre su vida, que ya nada ser¨¢ igual, que se le rob¨® una parte de s¨ª que no va a recuperar. Tiene el riesgo de caer en un bucle peligroso de consumo de t¨®xicos, ideas de muerte e intentos de suicidio. Ocurre cuando la persona no encuentra la manera de enfrentar tanto sufrimiento y gestionar el sentimiento de culpa.
Los agresores mutilan la estabilidad psicol¨®gica de las personas a las que agreden. Las secuelas pueden disminuir o aumentar a lo largo de la vida, asociadas a diferentes detonantes que las activen ¡ªel estr¨¦s, problemas familiares¡ª. Las vivencias traum¨¢ticas de la violencia sexual nunca se olvidan y forman parte de la memoria de la persona y de su biograf¨ªa, sin que haya tenido opci¨®n de elegir. Por eso son importantes las terapias especializadas y cient¨ªficas para dotar a las v¨ªctimas de herramientas para hacer frente a los recuerdos. Pueden afectar sus encuentros sociales o relaciones ¨ªntimas.
Cuando la violencia se produce en la infancia o adolescencia, provoca una ruptura del proceso evolutivo normal. La violencia sexual predispone al menor a una desestabilizaci¨®n de su estado mental y el agresor se encarga de romper la confianza del ni?o en el mundo y en el resto de personas, adem¨¢s de culpabilizarles. Por eso es tan dif¨ªcil que puedan explicarlo al tiempo que ocurre. Y arrastrar ese silencio y esa culpa es una bomba psicol¨®gica que provoca la mayor¨ªa de las secuelas en la madurez. El apoyo familiar, la respuesta de comprensi¨®n social y la condena jur¨ªdica son pilares claves para la recuperaci¨®n emocional. Las v¨ªctimas necesitan el acompa?amiento de la sociedad a la que pertenecen y la repulsa al agresor, no el cuestionamiento a por qu¨¦ no supieron reaccionar.
Montserrat Bravo Correa es psic¨®loga especialista en violencia sexual.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.