Chile, tierra de volcanes
Unesco declara geoparque a K¨¹tralkura, en el centro sur chileno, donde se concentra uno de los vulcanismos m¨¢s activos del mundo
Las lenguas de lava bajan como torrentes desde la ladera del volc¨¢n Llaima. Petrificadas, tienen unos 20 metros de alto y se detienen a la vera del camino de ripio que atraviesa el Parque Nacional del Conquil¨ªo, en el centro sur de Chile. Se ven como rocas negras estalladas, o enormes orugas que murieron con lentitud mientras lo com¨ªan todo. En enero de 1956, una erupci¨®n de 12 horas dej¨® un muerto y los restos de lo que es una muestra evidente del poder devastador de un volc¨¢n. Llaima (3.195 metros) es uno de los volcanes de mayor actividad de Am¨¦rica Latina, con 23 grandes eventos durante el siglo pasado. Para visitarlo, el viajero debe adentrarse en el coraz¨®n de K¨¹tralkura, una reserva natural de 8.100 kil¨®metros cuadrados que la Unesco sum¨® hace dos semanas a su red mundial de geoparques. EL PA?S estuvo la zona en octubre pasado, invitado por Imagen Chile.
K¨¹tralkura arde en volcanes. La efervescencia de la zona es producto de la falla Liqui?e-Ofqui, que atraviesa el centro sur del pa¨ªs y en la regi¨®n de la Araucan¨ªa alimenta a otros tres colosos: los volcanes Lonquimay, Tolhuaca y Nevados de Sollipulli, adem¨¢s del extinto Sierra Nevada. La regi¨®n que los incluye es un polo tur¨ªstico de importancia en Chile, donde el inter¨¦s geol¨®gico se mezcla con la herencia cultural y patrimonial de las comunidades mapuches que la habitan. La conjunci¨®n de todos esos factores permiti¨® a Chile aspirar a convertir la reserva en geoparque, un sello de calidad que pone a K¨¹tralkura entre las grandes, pero tambi¨¦n la somete una serie de duras obligaciones de protecci¨®n y desarrollo sustentable.
Hace una d¨¦cada, el ge¨®logo Manuel Schilling entendi¨® que estaban dadas las condiciones para un geoparque y reuni¨® voluntades pol¨ªticas. El desaf¨ªo fue convencer a las comunidades de la necesidad de un plan de desarrollo que garantice a la Unesco que el patrimonio natural y cultural se conservar¨¢. ¡°Ku?tralkura aspira a apoyar el desarrollo sustentable de las comunidades del lugar, fomentando una convivencia arm¨®nica con el medio ambiente, que en este caso corresponde a la cultura mapuche, un pueblo originario cuya cosmovisio?n esta? ligada al respeto y cuidado de la naturaleza¡±, dice Schilling.
Al pie del Llaima no se ven grandes hoteles ni emprendimientos tur¨ªsticos. Hay que adentrarse en el bosque para encontrar peque?as caba?as de madera en alquiler que ofrecen servicios de nivel internacional. Se est¨¢ en una zona de volcanes, y el visitante es alertado de ello. La seguridad en una regi¨®n como esta depende del Observatorio Volcanol¨®gico de los Andes del Sur (Ovdas), situado en Temuco (600 km al sur de Santiago). El Ovdas naci¨® tras la erupci¨®n del volc¨¢n del Chait¨¦n en el sur de Chile, en la puerta norte de la Patagonia. La erupci¨®n fue tremendamente explosiva y afect¨® a una poblaci¨®n de 5.000 personas que ni siquiera sab¨ªa que viv¨ªa al pie de un volc¨¢n. Tanto, que el Chait¨¦n era para esa gente el Cerro Colorado. Hubo muertos y una evacuaci¨®n ca¨®tica que convenci¨® al Gobierno de la necesidad de profesionalizar el control de los volcanes chilenos.
K¨¹tralkura se alimenta ahora de esa informaci¨®n. Los vulcan¨®logos siguen de cerca cualquier se?al de peligro y los ge¨®logos elaboran los mapas que muestran las zonas ¡°rojas¡± de la erupci¨®n. ¡°No sirve de mucho alertar si las autoridades no pueden indicarle a la gente hacia d¨®nde dirigirse en caso de una erupci¨®n. Esa parte tiene que ver con la geolog¨ªa, con la historia del volc¨¢n, qu¨¦ erupciones ha hecho, por donde ha ido la lava. Eso se plasma en un mapa de peligrosidad volc¨¢nica que te dice d¨®nde no debemos estar¡±, explica Schilling.
El Sendero Truful Truful, un geositio ubicado al pie del Llaima, resume 13.000 a?os de erupciones en un solo vistazo. Los ge¨®logos ven en los acantilados las capas de cenizas de cada estallido y pueden determinar la potencia de la erupci¨®n y su composici¨®n. Tambi¨¦n predecir c¨®mo puede comportarse el volc¨¢n en el futuro. Senderos como este son los que tuvo en cuenta la UNESCO para elevar la categor¨ªa de K¨¹tralkura, pero no s¨®lo eso. Fue determinante la existencia de comunidades ind¨ªgenas como Quinqu¨¦n, ubicada en el coraz¨®n del Geoparque, en la regi¨®n del volc¨¢n Lonquimay. Quinqu¨¦n es un ejemplo de c¨®mo las poblaciones pueden aprovechar el tir¨®n del turismo sin perder identidad. Quince de las 60 familias de la comunidad han adaptado sus casas para alojar visitantes. El primer efecto, notorio, ha sido el regreso de muchos j¨®venes que hab¨ªan emigrado hacia las ciudades en busca de trabajo o estudio.
¡°El desaf¨ªo es que el turismo no afecte nuestra cultura. Para eso tenemos que ser los actores principales de la actividad, no dejar que vengan grandes empresas de afuera. S¨®lo nosotros sabemos qu¨¦ se puede hacer y qu¨¦ no¡±, dice Alex Meli?ir, un hombre de 30 a?os que junto a su esposa cre¨® el Refugio Pewenche en Quinqu¨¦n. Estamos adem¨¢s en tierra de araucarias, un ¨¢rbol milenario que es tambi¨¦n marca de identidad de K¨¹tralkura y fuente de recursos para las poblaciones mapuches que consumen el pi?¨®n que produce.
Muy cerca de Quinqu¨¦n, el Lonquimay es el cono principal de un complejo volc¨¢nico con ¡°millones de a?os¡± de historia, explica ?lvaro Amigo, jefe de la red nacional de vigilancia volc¨¢nica de la Secretar¨ªa Nacional de Geolog¨ªa y Minas (Sernageom¨ªn). Con raquetas de nieve en invierno y calzado para roca en verano, el visitante puede caminar hasta el pie del cono Navidad, un joven cr¨¢ter par¨¢sito del Lonquimay que surgi¨® de la nada tras una erupci¨®n en 1988. El Navidad recuerda que esta zona est¨¢ en ebullici¨®n, junto a una de las pistas de esqu¨ª m¨¢s selectas de Chile.
¡°Esto se da porque en esta zona hay una intersecci¨®n de estructuras geol¨®gicas y hay una falla muy importante de 1.000 km que pasa por aqu¨ª. Lo que hace la falla es romper la corteza y el magma que est¨¢ en profundidad tiene en esta zona varias v¨ªas de escape. No solamente por el volc¨¢n, sino por peque?os conos a los pies del principal¡±, dice Amigo. El hombre lleva siglos intentado domar a estos colosos, que se resisten a las predicciones. Es posible que esa rebeld¨ªa sea, tal vez, lo que los hace m¨¢s atractivos.
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