El Supremo: ¡°La esclavitud del siglo XXI est¨¢ en los clubes de alterne¡±
El tribunal confirma la condena a dos responsables de una red que prostitu¨ªa a j¨®venes de Nigeria. ¡°Las compran y venden y deben 'pagar' el billete de ida a su indignidad¡±
¡°No hace falta irse lejos para ver la esclavitud del siglo XXI¡±. Est¨¢ aqu¨ª al lado. La testigo protegida n¨²mero 24 ten¨ªa 14 a?os cuando la obligaron a prostituirse. El enga?o comenz¨® en Nigeria, donde un familiar le propuso viajar a Espa?a para estudiar. Su padre accedi¨® y, sin saberlo, conden¨® a su hija. Ocurri¨® en 2013. Cuando la ni?a lleg¨® a Madrid, se top¨® con la realidad: la encerraron, le prohibieron comunicarse con el exterior, la golpearon. Le reclamaban 60.000 euros de deuda que deb¨ªa pagar a cambio de sexo con hombres en clubes de alterne. Para atemorizarla, la sometieron a un ritual de vud¨². La explotaron durante m¨¢s de un a?o. Deb¨ªa entregar todo el dinero que ganaba a la organizaci¨®n criminal. El Tribunal Supremo ha confirmado las penas de los principales responsables de esta red y carga duramente contra la trata con fines de explotaci¨®n sexual que se comete en locales donde ¡°la dignidad humana carece de la m¨¢s m¨ªnima significaci¨®n, con tal de obtener el beneficio para el cual las mujeres han sido tra¨ªdas como si fueran seres cosificados¡±.
La sala de lo Penal relata en su sentencia, emitida el pasado mi¨¦rcoles, el suplicio que sufrieron cuatro mujeres, dos de ellas menores de edad. Todas llegaron desde Nigeria. Enga?adas. Y fueron obligadas a prostituirse en locales de C¨®rdoba, Vigo y A Coru?a. Por ello, el tribunal confirma la condena a 39 a?os y dos meses de prisi¨®n que la Audiencia Provincial de Madrid impuso en 2018 a una pareja considerada responsable de esta organizaci¨®n. Se rebaja la pena de otros tres miembros de la red ¡ªde 39 a?os y dos meses a 36 a?os y dos meses¡ª, dado que la Audiencia los hab¨ªa sentenciado a m¨¢s tiempo de lo que hab¨ªa solicitado el fiscal, lo cual supone una vulneraci¨®n del principio acusatorio.
¡°No hace falta irse a lejanos pa¨ªses para observar la esclavitud del siglo XXI de cerca, simplemente adentrarse en lugares tan cercanos, a lo largo de los m¨¢rgenes de nuestras carreteras, en donde hallar uno o varios clubes de alterne en cuyo interior se practica la prostituci¨®n con personas forzadas, esclavizadas, a las que, sin rubor alguno, se compra y se vende entre los distintos establecimientos, mientras tales seres humanos se ven violentados a pagar hasta el billete de ida a su indignidad¡±, sostiene la sentencia, cuyo ponente es Juli¨¢n S¨¢nchez Melgar y en la que participan los jueces Francisco Monterde, Alberto Jorge Barreiro, Carmen Lamela y Eduardo de Porres.
El texto no supone un cambio jurisprudencial respecto a la doctrina actual, apunta Altamira Gonzalo, jurista y presidenta del consejo asesor de Igualdad del PSOE. ¡°Pero son muy importantes las valoraciones que hace sobre la trata con fines de explotaci¨®n sexual¡±, a?ade. ¡°Este an¨¢lisis responde a una visi¨®n jur¨ªdica de la trata y de la prostituci¨®n que se deriva de ella, que es la inmensa mayor¨ªa de la prostituci¨®n, con una perspectiva de g¨¦nero. Contiene una denuncia que comparto de las condiciones de vida a las que estas mujeres, por razones de necesidad, se ven sometidas por los explotadores¡±, sostiene.
Rituales de vud¨²
Solo una de las cuatro mujeres sab¨ªa que al llegar a Espa?a se prostituir¨ªa hasta poder pagar los gastos del viaje, pero ni por asomo se imaginaba lo que le esperaba. Las encerraron. Fueron golpeadas. Explotadas cada d¨ªa. Las amenazaron. Las atemorizaron con rituales de vud¨² en las que les cortaban el pelo, el vello p¨²blico y de las axilas, las u?as. Las forzaban a beber un brebaje y el miedo a que les pasara algo a ellas o a sus familias era tal, que quedaban controladas, a merced de los deseos de Pap¨¢ Busch o Mr. Godwin, como conoc¨ªan a uno de los cabecillas de la trama, y su mujer. Ella se encargaba de vigilarlas cuando llegaban a Espa?a.
La primera v¨ªctima sali¨® de Nigeria en 2009. Pap¨¢ Busch se aprovech¨® de su precariedad econ¨®mica. Sab¨ªa que quer¨ªa marcharse del pa¨ªs y le ofreci¨® ayuda. Podr¨ªa seguir estudiando y trabajar como camarera. Nada m¨¢s lejos de la realidad. Viaj¨® en compa?¨ªa de un hombre y una mujer, ambos colaboradores de la red. En Madrid le quitaron el pasaporte, el m¨®vil y la agenda. Le prohibieron contactar con su familia o salir a la calle. Le reclamaron una deuda de 50.000 euros por los gastos del viaje. Le explicaron c¨®mo deb¨ªa mentir en la oficina de asilo para conseguir regularizar su situaci¨®n. As¨ª fue. Despu¨¦s comenz¨® el periplo por varios clubes de alterne. Trabajaba de 17.00 a 4.00 y todo lo que ganaba, salvo lo que pagaba por su estancia en el local, lo entregaba a la organizaci¨®n. Cada lunes ten¨ªa que hacer un ingreso. En 2012 ya hab¨ªa saldado la deuda con creces. Pero no le devolvieron el pasaporte hasta 2013, seg¨²n los hechos probados de la sentencia.
As¨ª actuaron tambi¨¦n con las otras tres compa?eras. La otra menor ten¨ªa solo 16 a?os cuando sali¨® de Nigeria.
¡°Nos encontramos ante una organizaci¨®n criminal: pluralidad de personas, utilizaci¨®n de medios id¨®neos, plan criminal previamente concertado, distribuci¨®n de funciones o cometidos, y actividad persistente y duradera¡±, considera el Supremo. ¡°Exist¨ªa un reparto de tareas entre los acusados y otras personas que no han podido ser debidamente identificadas, dentro de una red creada con la finalidad de proceder al traslado a Europa desde Nigeria de j¨®venes de este pa¨ªs, a fin de destinarlas a la prostituci¨®n¡±, se subraya en la sentencia. Burlaban ¡°los controles administrativos de inmigraci¨®n¡± y las obligaban a prostituirse. Ellos ganaron miles de euros.
Un proyecto de ley a la espera de un Gobierno
El PSOE elabor¨® la pasada legislatura un Proyecto de Ley contra la trata de seres humanos y en particular con fines de explotaci¨®n sexual que no lleg¨® a ser tramitado. Entre las medidas preve¨ªa penalizar al cliente de la prostituci¨®n, perseguir a quienes faciliten pisos donde se ejerza esta actividad, la consideraci¨®n de la trata con fines de explotaci¨®n sexual como violencia de g¨¦nero o que la v¨ªctima ¡°no ser¨¢ considerada culpable en ning¨²n caso y en consecuencia no ser¨¢ sancionada¡±. La propuesta persegu¨ªa ¡°erradicar la prostituci¨®n por su estrecha vinculaci¨®n con la trata¡±. Toda la filosof¨ªa giraba en torno a la protecci¨®n de las v¨ªctimas. La prostituci¨®n es alegal en Espa?a. Con este documento, la demanda de prostituci¨®n pasar¨ªa a ser ilegal.
El Pacto de Estado contra la Violencia de G¨¦nero, aprobado en 2017, incluye la aprobaci¨®n de una ley org¨¢nica contra la trata con fines de explotaci¨®n sexual. Respecto a la prostituci¨®n, pide desincentivarla con campa?as p¨²blicas.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.