Greta Thunberg: ¡°Mi mensaje a Donald Trump es que escuche a la ciencia¡±
Tras dos semanas cruzando el Atl¨¢ntico a vela, la activista de 16 a?os ha llegado a Nueva York, invitada a participar en la cumbre del cambio clim¨¢tico el 23 de septiembre
Tras dos semanas de traves¨ªa cruzando el Atl¨¢ntico a bordo del velero Malizia II, la activista clim¨¢tica de 16 a?os Greta Thunberg ha llegado este mi¨¦rcoles a la ciudad de Nueva York. A las cuatro de la tarde (hora local) el barco plegaba la gran vela con el mensaje ¡°Unidos tras la ciencia¡± y amarraba en un peque?o puerto deportivo del sur de Manhattan. La ONU hab¨ªa recibido a la embarcaci¨®n con una flotilla de otros 17 veleros, uno por cada uno de los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que la escoltaron a su paso por la Estatua de la Libertad y al enfilar el r¨ªo Hudson. La activista sueca, que se convirti¨® en un s¨ªmbolo de un movimiento ecologista juvenil global en las huelgas escolares por el clima del a?o pasado, ha sido invitada a los debates de la cumbre del cambio clim¨¢tico el pr¨®ximo 23 de septiembre en la ciudad.
Con pasos cuidadosos, Thunberg desembarcaba entre los gritos de los centenares de j¨®venes que hab¨ªan acudido a recibir a su ¨ªdolo. ¡°Es una inspiraci¨®n para nosotras, y deber¨ªa serlo para todos los j¨®venes¡±, dec¨ªa Nathalie Sweet, de 16 a?os, que forma parte de la organizaci¨®n juvenil 0 Hour, parte de una colaci¨®n nacional contra el cambio clim¨¢tico. ¡°Es una de los grandes l¨ªderes de nuestra generaci¨®n. Ver c¨®mo ha crecido en tan poco tiempo es un ejemplo de que el mundo puede respetar a los l¨ªderes clim¨¢ticos", a?ad¨ªa Rachel Lee, de la misma edad.
Pero no todo eran estudiantes. Ah¨ª estaba Nabil Vi?as, actor y guionista de 38 a?os, con una elocuente pancarta: ¡°De mayor quiero ser como Greta¡±. ¡°Hace falta coraje para hablar con tanta claridad de algo tan complicado. Como adultos, es cada vez m¨¢s dif¨ªcil enfrentarnos a las cosas dif¨ªciles¡±, opinaba.
¡°Esto es abrumador¡±, dec¨ªa Thunberg, en una rueda de prensa ya en tiera firme, bajo una lev¨ªsima lluvia. ¡°Gracias a todos los que hab¨¦is venido y a todos los implicados en la lucha por el clima. Es incre¨ªble que haya que cruzar el Atl¨¢ntico en velero para llamar la atenci¨®n sobre esto, y no os animo a nadie a hacerlo¡±, bromeaba. Echar¨¢ de menos, dice, las largas horas sin nada que hacer m¨¢s que contemplar el mar. A la pregunta de qu¨¦ mensaje ten¨ªa para el presidente Donald Trump, Thunberg respondi¨®: ¡°Le pido que escuche a la ciencia, porque obviamente no lo hace. Si nadie ha podido convencerle todav¨ªa, no voy a poder hacerlo yo ahora. As¨ª que me centrar¨¦ en convencer a la gente¡±.
¡°?Tierra! Las luces de Long Island y Nueva York ah¨ª delante!¡±, hab¨ªa tuiteado Thunberg en la madrugada del mi¨¦rcoles. Se acercaba a su fin una traves¨ªa ¨¦pica en la que se embarc¨® Thunberg porque se niega a viajar en avi¨®n, dado en el enorme impacto ambiental de volar. A bordo del Malizia II, un velero de 18 metros equipado con paneles solares, turbinas hidrogeneradoras y una peque?a desalinizadora para obtener agua potable, las condiciones eran espartanas, como se ha podido ver en los tuits que iba enviando peri¨®dicamente a sus 1,145 millones de seguidores en la red social. No hab¨ªa cuarto de ba?o y la luz era escasa en la cabina de esta embarcaci¨®n con varios cruces del Atl¨¢ntico a sus espaldas, capitaneada por el hijo menor de Carolina de M¨®naco, Pierre Casiraghi, y el experimentado marinero alem¨¢n Boris Herrmann, en la que Thunberg, que se ha tomado un a?o sab¨¢tico en el colegio, naveg¨® acompa?ada tambi¨¦n por su padre, Svante, y el director de cine Nathan Grossman.
Pasaron etapas de fuerte oleaje y tormentas, seg¨²n mostraba Thunberg en sus v¨ªdeos de Twitter, y a bordo del Malizia II celebraron, el pasado 20 de agosto, el primer aniversario del inicio de las huelgas escolares que la joven empez¨® con una sentada ante el Parlamento sueco para tratar de llamar la atenci¨®n de los legisladores sobre la urgencia de proteger el futuro de los j¨®venes de la amenaza del cambio clim¨¢tico. Estudiantes de todo el mundo se unieron a la protesta de la ¡°ni?a del clima¡±. Nac¨ªan el movimiento de los Viernes por el Futuro y Thunberg se convert¨ªa en un icono de esa lucha.
Pero la del Malizia II, que zarp¨® del puerto ingl¨¦s de Plymouth el pasado 14 de agosto para cruzar ese Atl¨¢ntico que el calentamiento global hace crecer tres mil¨ªmetros cada a?o, no es m¨¢s que la ¨²ltima etapa de la ins¨®lita traves¨ªa vital en la que se encuentra embarcada desde hace unos a?os Greta Thunberg. Diagnosticada con asperger siendo una ni?a, sufri¨® una depresi¨®n en la adolescencia que desemboc¨® en un trastorno alimenticio, para convertirse poco despu¨¦s en una figura tan objeto de una ins¨®lita idolatr¨ªa sin fronteras, nominada incluso al premio Nobel de la Paz, como de una feroz campa?a de desprestigio orquestada por quienes la consideran una marioneta en manos de los lobbies ecologistas.
Por delante, Thunberg tiene otra traves¨ªa. Llega al pa¨ªs cuyo presidente, Donald Trump, ha calificado en el pasado el cambio clim¨¢tico de ¡°farsa¡±. Pero tambi¨¦n al pa¨ªs en el que el Partido Dem¨®crata discute el Green New Deal, el plan legislativo verde m¨¢s ambicioso de la historia. El reto de Thunberg, que despu¨¦s seguir¨¢ su periplo americano por Canad¨¢, M¨¦xico y Chile, es predicar m¨¢s all¨¢ de esa ¨¦lite de estudiantes para los que la crisis clim¨¢tica supone una amenaza existencial, y adentrarse en esas otras capas de la poblaci¨®n que sustentan las pol¨ªticas populistas, de cuya agenda la resistencia al cambio energ¨¦tico se ha convertido en piedra angular.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.