El cambio clim¨¢tico y los ejes del poder
La COP 25, que se celebrar¨¢ en diciembre en Chile, es una oportunidad para relanzar el multilateralismo y salvar el planeta
Todos los pa¨ªses y todos los habitantes somos responsables del futuro de la Tierra, en especial las nuevas generaciones que heredar¨¢n un mundo en estado de coma. Por ello no solo es necesario reeducarnos en nuestros h¨¢bitos de vida y consumo , sino que asumir que la pol¨ªtica, a trav¨¦s del voto, otorga la oportunidad a los ciudadanos de favorecer a quienes est¨¢n seriamente comprometidos con la urgencia que nos impone el cambio clim¨¢tico. La Conferencia de las Partes de Naciones Unidas sobre Cambio Clim¨¢tico, por su sigla en ingl¨¦s, COP, tendr¨¢ su 25 reuni¨®n anual entre el 2 y el 13 de diciembre de presente a?o en Santiago de Chile, donde deben reunirse los jefes de Estado y/o Gobiernos para adoptar acuerdos y medidas destinadas a mitigar los efectos de la acci¨®n humana que son ya evidentes en todos los continentes y en cada uno de los pa¨ªses.
Previamente, en Costa Rica, se celebrar¨¢ la reuni¨®n preparatoria o Pre COP 25, entre el 8 y 10 de octubre, donde los negociadores y equipos t¨¦cnicos discutir¨¢n y analizar¨¢n las propuestas que ser¨¢n presentadas en la conferencia. Ello quiere decir que Am¨¦rica Latina ser¨¢ el escenario de una de las reuniones que podr¨ªan ser decisivas para imponer la racionalidad, reforzar el multilateralismo y el compromiso de Gobiernos, sector privado, la academia y de la sociedad civil para tomar medidas concretas destinadas a salir de la inercia y recuperar el tiempo perdido, reduciendo las emisiones antes de que sea demasiado tarde para todos.
Hay consenso en el mundo acad¨¦mico que desde 1850 aproximadamente el aumento de las emisiones ha tenido una progresi¨®n geom¨¦trica en el mundo. Si bien todos los pa¨ªses somos responsables, unos lo son m¨¢s que otros. El tema hoy no es buscar culpables respecto de qui¨¦n ha emitido m¨¢s, sino qu¨¦ medidas concretas debemos tomar para frenarlas y/o disminuirlas.
Sabemos que el uso creciente de los f¨®siles es una de las principales causas del incremento del CO2 y somos conscientes que no es realista pensar que terminar¨¢ su uso de un d¨ªa para otro, sino que ser¨¢ un proceso que depender¨¢ de la voluntad pol¨ªtica de los Gobiernos o de los acuerdos que puedan adoptarse internacionalmente.
Si bien desde el inicio de las COP, en R¨ªo de Janeiro en 1992, los gases con efecto invernadero no han dejado de subir, si han logrado ralentizar su aumento as¨ª como han generado un positivo efecto en la ciudadan¨ªa y en los gobiernos que han incrementado el uso de recursos renovables. Por ello es fundamental saber qu¨¦ har¨¢n las grandes potencias y esperamos que los Estados Unidos vuelvan a ser parte de esta conferencia. ?Qu¨¦ medidas propondr¨¢n pa¨ªses como China, Alemania, Francia, India o Brasil? No lo sabemos, pero el mundo espera de ellos su contribuci¨®n para evitar una cat¨¢strofe.
La pol¨ªtica, a trav¨¦s del voto, otorga la oportunidad de favorecer a quienes est¨¢n comprometidos con la urgencia que impone el cambio clim¨¢tico
Recientemente la revista Science public¨® un completo estudio efectuado por un equipo multidisciplinario cient¨ªfico, financiado por Alemania y que cont¨® con el apoyo del Instituto Tecnol¨®gico de Z¨²rich (ETH) y de la FAO, que ha mostrado una soluci¨®n basada en la naturaleza para mitigar temporal y significativamente las emisiones. Se trata de un plan para restaurar tierras degradadas y de reforestaci¨®n en el mundo que comprender¨ªa unos 900 millones de hect¨¢reas, equivalentes a un mill¨®n de millones (1 m¨¢s 12 ceros) de ¨¢rboles nuevos, que tendr¨ªa un impacto planetario debido a que estos son un eficiente agente natural que absorbe el CO2 que los humanos producimos. Si logramos materializar este plan, en los pr¨®ximos 20 a?os se podr¨ªa balancear las emisiones y durante ese plazo la concentraci¨®n de gases en la atm¨®sfera no se agravar¨ªa. Los pa¨ªses tendr¨ªan un tiempo razonable para implementar otras alternativas ¡ªintensas en capital¡ª usando energ¨ªas y medios de transporte menos contaminantes, as¨ª como para repensar el modelo de crecimiento.
Las propuestas t¨¦cnicas, por tanto, existen y es posible realizarlas en el curso de una generaci¨®n que podr¨ªa ser la ¨²ltima en tener la posibilidad de frenar el cambio clim¨¢tico. Solo requiere de un peque?o detalles: la voluntad pol¨ªtica de los Gobiernos para realizarlo. Es aqu¨ª donde est¨¢ la posibilidad de dar una oportunidad al multilateralismo para materializar un acuerdo gubernamental para iniciar un plan de restauraci¨®n de tierras degradadas y de reforestaci¨®n en todo el mundo. Conocemos el espacio disponible existente, sabemos los costes y el tiempo que se necesitar¨ªa para realizar esta tarea gigantesca.
Una idea precursora conocida como el Reto de Bonn, que en una d¨¦cada restaur¨® millones de hect¨¢reas degradadas alrededor del mundo, demostr¨® que es posible una alianza entre el sector privado y los Gobiernos ¡ªcomo se ha hecho en Alemania¡ª permitiendo identificar e iniciar la restauraci¨®n de 350 millones de hect¨¢reas a nivel planetario. El nuevo desaf¨ªo del estudio de ETH y FAO, luego de identificar tierras degradadas, es multiplicar por tres el reto de Bonn sin competir con tierras destinadas a la producci¨®n de alimentos, ni con las zonas urbanas y se puede iniciar de inmediato. Los estudios efectuados lo sugieren como la opci¨®n global de menor coste, estim¨¢ndose que con 300 millardos (trescientos mil millones) de d¨®lares se implementar¨ªa el grueso del programa. Por tanto, esta inversi¨®n es infinitamente menor que otras que bordean el 1% del PIB global anualmente.
Por tanto, se puede proponer un escenario de implementaci¨®n en tres subregiones del mundo.
No se puede culpar a los organismos internacionales del estado actual del planeta; son ejecutores de lo que sus Gobiernos autorizan
- Am¨¦rica. En las actuales circunstancias es probable que Estados Unidos no participe a nivel federal pero si lo hagan algunos de sus estados. Se puede contar con pa¨ªses como Canad¨¢, M¨¦xico y Brasil, a los que se sumar¨ªan la mayor¨ªa de los otros de la regi¨®n. Juntos podr¨ªa aportar su esfuerzo y alcanzar el equivalente a un tercio de la meta global.
- Europa y ?frica. Pueden desarrollar un plan masivo de restauraci¨®n ampliando los esfuerzos que hoy realizan 11 pa¨ªses africanos en la Gran Muralla Verde. Europa pondr¨ªa el dinero, ?frica el terreno y la mano de obra, lo que sumar¨ªa un segundo tercio del objetivo final.
- Asia. Un esfuerzo en ese continente, liderado por China, India y Rusia, con apoyo financiero de Jap¨®n, Australia y Corea y que involucre a todos los estados insulares, puede alcanzar el ¨²ltimo tercio necesario para dar un respiro a la humanidad para los pr¨®ximos 20 a?os.
No se puede culpar a los organismos internacionales del estado actual del planeta, sino que se debe tener presente que son solo ejecutores de lo que sus gobiernos autorizan. La COP 21, efectuada en Par¨ªs en 2015, fue el primer acuerdo vinculante entre todos los pa¨ªses a nivel global sobre el clima y por ello Estados Unidos anunci¨® su retiro. Hoy las evidencias cient¨ªficas no han dejado lugar a duda alguna sobre el efecto de la acci¨®n humana. Entonces, ?qu¨¦ podremos esperar de las pr¨®ximas reuniones en Costa Rica y en Chile? Depender¨¢ de cu¨¢nto ha afectado a la opini¨®n p¨²blica y a los Gobiernos los dram¨¢ticos aumentos de temperatura, sequ¨ªas, inundaciones que estamos presenciando. El a?o 2019 ser¨¢ recordado como el que ha registrado las m¨¢s altas temperaturas desde que hay recuentos. Pero podr¨ªa ser o seguramente ser¨¢ peor en los a?os venideros. El cambio clim¨¢tico no es un problema ideol¨®gico, es uno de supervivencia. En materia forestal, Chile y Costa Rica han predicado con el ejemplo y pueden ahora promover esta iniciativa global.
Ren¨¦ Castro es exministro de Relaciones Exteriores, Medio Ambiente y Energ¨ªa de Costa Rica y subdirector General de FAO encargado de cambio clim¨¢tico.
Fernando Ayala es exembajador de Chile y consultor de FAO.
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