El d¨ªa que el jurado del caso Gabriel vio y oy¨® (casi) todo
La reconstrucci¨®n del crimen, fotos y audios se suman a las acusaciones de los investigadores: "Quezada no colabor¨® y nos habl¨® mal del ni?o"
La sesi¨®n de este jueves en el juicio contra Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte del peque?o Gabriel Cruz, se ha llenado de im¨¢genes y sonidos impactantes. Los han tra¨ªdo junto con su testimonio 14 guardias civiles que investigaron el crimen. El jurado popular ha parecido despertarse cuando en una pantalla se ha visto a Ana Julia cubierta con la capucha de una sudadera roja en la reconstrucci¨®n de los hechos. Una mujer llorosa y esposada. Muy distinta de la que estaba sentada justo al lado del plasma, ausente, cabizbaja. Ajena a la expectaci¨®n que ha despertado el lugar de la muerte del ni?o de ocho a?os el 27 de febrero de 2018: una min¨²scula habitaci¨®n vac¨ªa solada con losetas de color tierra. Las miradas, salvo la suya, se han ido a la casa de Rodalquilar, y al ir y venir de la acusada y de los investigadores dos d¨ªas despu¨¦s del arresto. Los pocos periodistas presentes en la sala de la Audiencia Provincial de Almer¨ªa han podido ver tambi¨¦n un resumen en v¨ªdeo de los 27 minutos de la prueba. No se ha emitido en el ¨¢rea de prensa.
Un juez instructor cuidadoso y dedicado repasa con Quezada sus movimientos. Rafael Serrano le pregunta si va a colaborar. "Por supuesto", contesta. Le acompa?a al cuarto donde dice que entra Gabriel con un hacha. ¡°Se la intent¨¦ quitar. Me llama negra. Y se pone a chillar. ?A chillar!¡±. El juez escenifica con ella la muerte del ni?o. ?Y despu¨¦s? ¡°Fumo¡±. Le cuenta que se l¨ªa dos o tres cigarros, que entra y sale. ?Qu¨¦ piensa? La Ana Julia de la pantalla solloza: ¡°?Pienso en su padre y c¨®mo le digo a su padre¡!¡±. La de la sala no mira.
Por la puerta de la habitaci¨®n salen al jard¨ªn. Entre una peque?a alberca y la casa se ve la grava que ha cubierto al ni?o durante 12 d¨ªas. Entrecortada por el viento, se oye a Quezada contar lo ya conocido: cava un hoyo, desnuda a Gabriel, lo arrastra y lo coloca en el agujero. Trata de cortarle una mano. Aplana la tierra y se va. El juez le pregunta si le dio con el hacha o le golpe¨®. Ella dice que no.
Aquel d¨ªa estaba un guardia civil con un perro. Este se par¨® en cuatro sitios: la fregona, el cubo de la fregona, un punto en la peque?a habitaci¨®n y sobre unas tablas junto al lugar donde se enterr¨® al ni?o. El rastro de lo que ni el jurado ni nadie han visto. Solo Ana Julia Quezada. El agente lo ha contado ente el jurado, que tambi¨¦n ha visto en fotos las ropas de Gabriel (las zapatillas, el pantal¨®n de ch¨¢ndal, la camiseta, la sudadera) arrojadas a un contenedor de vidrio; otra camiseta manchada de barro (arrugada, con un oso pedaleando en bicicleta) que coloc¨® Quezada en un ca?averal, restregada contra el suelo, creen los investigadores; el camino que el ni?o deb¨ªa recorrer hacia la casa de sus primos en Las Habichuelas, 117 metros en l¨ªnea recta. Y tambi¨¦n la mujer omnipresente, con una silueta desmadejada colgando de los brazos y abriendo el maletero del coche. Cerr¨¢ndolo con el peque?o bulto dentro. El jurado la oye susurrar en ese momento: ¡±Ahora a llev¨¢rselo de aqu¨ª¡±. Lo capt¨® el micr¨®fono que los investigadores hab¨ªan colocado, y despu¨¦s: ¡°Ana, no vas a ir a la c¨¢rcel¡±.
La sesi¨®n ha girado adem¨¢s en torno a los testimonios de dos mandos de la Unidad Central Operativa (UCO) de la Guardia Civil. Uno de ellos, el capit¨¢n Hidalgo, ha afirmado haber estado en contacto con la acusada desde el primer momento, y ha asegurado que ella tuvo una conducta de ¡°evitaci¨®n, no colaboraci¨®n¡±. ¡°Empieza a echar culpas a terceros e incluso nos habla mal del ni?o¡±. Les dijo que la insultaba, que la llamaba negra fea. Que contara que se trataba de defender del ni?o y no calcul¨® la presi¨®n que ejerc¨ªa sobre ¨¦l ¡°no tiene mucho sentido¡±.
Quezada minti¨® sobre temas que no ten¨ªan relaci¨®n con el caso, ha dicho el capit¨¢n, y eso les alert¨®. Otro de los mandos, el comandante Montero, ha asegurado que la acusada quer¨ªa quedarse con la recompensa que la familia ofreci¨® durante la b¨²squeda del ni?o. ¡°Parece macabro. Quer¨ªa dinero¡±, dijo.
Por su parte, el abogado defensor Esteban Hern¨¢ndez, ha protestado en varias ocasiones por no poder preguntar a los peritos en ¨²ltimo lugar. Ha dicho despu¨¦s de la sesi¨®n que se est¨¢ ¡°lesionando" el derecho de defensa porque "no se est¨¢ manteniendo la igualdad" en la vista oral.
Por la tarde, Patricia Ram¨ªrez, la madre de Gabriel, ha solicitado en un comunicado ¡°un pacto de Estado que proh¨ªba expresamente emitir los contenidos relativos a c¨®mo muri¨®¡± su peque?o.
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