Lo que ellas dijeron: ¡®She said¡¯ y la investigaci¨®n para cazar a Harvey Weinstein
Las reporteras de ¡®The New York Times¡¯ revelan en un libro c¨®mo destaparon los abusos sexuales del famoso productor
El 12 de julio de 2017, el director de The New York Times, Dean Baquet, llam¨® a su despacho a las reporteras Jodi Kantor y Megan Twohey. Desde enero, estaban investigando los rumores sobre el supuesto comportamiento del productor Harvey Weinstein como un depredador sexual que abusaba sistem¨¢ticamente de mujeres. Por entonces, Weinstein estaba al tanto y hab¨ªa empezado a movilizar abogados y amigos y a pedir entrevistas off the record (norma period¨ªstica que impide revelar cualquier cosa que se diga en esa conversaci¨®n) con el director. Baquet les dijo que contaran con que Weinstein empezar¨ªa a utilizar poco a poco t¨¢cticas desesperadas: ¡°Contratar detectives para seguirlas a ellas o a sus fuentes, rebuscar en su pasado. Las mir¨® a los ojos. ¡®Asumid que os est¨¢n siguiendo¡¯, les dijo. ¡®Hablad como si cada conversaci¨®n estuviera siendo grabada¡±.
El episodio se cuenta en el libro She said, un relato de Kantor y Twohey de la investigaci¨®n de casi un a?o que precedi¨® al 5 de octubre de 2017, el d¨ªa que publicaron una historia en primera p¨¢gina titulada: ¡°Harvey Weinstein compr¨® durante d¨¦cadas el silencio de mujeres que le acusaban de acoso sexual¡±. Cinco d¨ªas despu¨¦s, Weinstein fue despedido de su propia empresa, The Weinstein Company. La investigaci¨®n, junto con otra de Ronan Farrow en The New Yorker, dio inicio al movimiento #MeToo y a un profundo cambio cultural en la forma de tratar el acoso sexual y el abuso de poder. Los detalles escabrosos ya son casi cultura popular. Weinstein citaba a mujeres j¨®venes que se estaban abriendo paso en la industria del cine a reuniones en hoteles. ?l se presentaba en albornoz. Presionaba para que se metieran en la ducha o se dieran masajes mutuos. Los resultados van desde las que salieron corriendo hasta las que fueron violadas. En su libro, Kantor y Twohey llamaron a este comportamiento ¡°el modelo¡±, de tantas veces que lo oyeron.
El libro no tiene mucha informaci¨®n nueva sobre Weinstein, pero s¨ª sobre el entorno en el que pudo abusar de mujeres durante d¨¦cadas. Escrito en tercera persona, al estilo de Todos los hombres del presidente (sobre la investigaci¨®n de Bob Woodward y Carl Bernstein del esc¨¢ndalo Watergate), relata las dificultades para llegar a actrices de primer nivel sin pasar por sus publicistas. Fueron saltando de una a otra por recomendaciones. Al final, dos actrices saldr¨ªan con nombre en la historia: Rose McGowan y Ashley Judd.
Las reporteras describen c¨®mo los acuerdos extrajudiciales para silenciar a las v¨ªctimas eran tan leoninos que ni siquiera pod¨ªan confirmar su existencia. O, por ejemplo, el debate interno sobre si las acciones de Weinstein eran delito o no. ?Entraban en la definici¨®n legal de acoso sexual? Hay que situarse en los meses previos al #MeToo para entender las dudas. ¡°Jodi insisti¨® en que, si los relatos eran ciertos, Weinstein personificaba la forma en que hombres poderosos abusan de su posici¨®n¡±, relata el libro. ¡°Las pon¨ªa en situaciones sin salida: someterse a sus peticiones sexuales o arriesgarse a consecuencias. Eso era acoso sexual¡±.
La valent¨ªa de las mujeres que hablaron con ellas (la mayor¨ªa off the record, incluidas?Gwyneth Paltrow, Angelina Jolie o Salma Hayek) fue importante. Pero la clave fue el contable. Una asistente de Weinstein llamada Lauren O¡¯Connor escribi¨® en 2015 un informe en el que describ¨ªa el ¡°ambiente t¨®xico para las mujeres¡± en la empresa y detallaba el comportamiento de su jefe. Uno de los mejores relatos en She said es el que narra c¨®mo llegaron las periodistas a ese papel. Una fuente les dio la pista: ¡°Irwin Reiter odia a Harvey Weinstein¡±. Reiter era vicepresidente financiero de The Weinstein Company. Kantor contact¨® con ¨¦l y durante semanas quedaron. Reiter no dio informaci¨®n ¨²til hasta que vio en el peri¨®dico una historia sobre corrupci¨®n en las obras ben¨¦ficas de Weinstein. ¡°Dijo que varios empleados y ¨¦l mismo estaban fascinados con el art¨ªculo: por fin ve¨ªan a alguien pedir cuentas a su jefe¡±. En una cita con ella en un restaurante en septiembre de 2017, Reiter abri¨® el informe O¡¯Connor en su tel¨¦fono, lo dej¨® encima de la mesa y dijo: ¡°Me voy al ba?o¡±.
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