La magistrada del caso Gabriel al jurado: ¡°Dejen fuera todo tipo de sentimientos¡±
Los integrantes del jurado deliberan sobre el grado de culpabilidad de Ana Julia Quezada, autora confesa de la muerte del ni?o
Desde las 13.26 de este mi¨¦rcoles, siete mujeres y dos hombres permanecen encerrados en una sala de la Audiencia de Almer¨ªa. Sin tel¨¦fono e incomunicados con los suyos. Son los miembros del jurado popular que decidir¨¢n sobre el futuro de Ana Julia Quezada, la mujer que mat¨® al peque?o Gabriel Cruz. La juez Alejandra Dodero les ha entregado 22 folios con decenas de preguntas. Una de ellas es? crucial: si el 27 de febrero de 2018 la autora confesa del crimen quit¨® la vida al ni?o de ocho a?os, hijo de su pareja de entonces, en una finca de Rodalquilar involuntariamente, como ella sostiene o, por el contrario, lo hizo con alevos¨ªa, sorprendiendo al peque?o, manifiestamente desvalido. O si se ensa?¨® con ¨¦l provoc¨¢ndole un enorme sufrimiento antes de morir.
La magistrada ha instruido durante media hora al jurado. ¡°Mi misi¨®n es dictar sentencia en funci¨®n de lo que ustedes han declarado hechos probados durante el juicio¡±, ha comenzado. Les ha pedido hacer su trabajo con responsabilidad, ¡°dejando fuera todo tipo de sentimiento¡±. Ha recordado despu¨¦s que las deliberaciones son secretas, que est¨¢n obligados a votar y les ha recomendado leer ¨ªntegro el objeto de veredicto. En este, redactado como una sucesi¨®n de preguntas, les inquiere por los cinco delitos de los que se acusa a la mujer que esta ma?ana ten¨ªan frente a ellos, en todo momento cabizbaja y ausente.
El escrito comienza preguntando por los 11 ¡°hechos centrales ¡° alrededor de la muerte del ni?o. El jurado debe contestar a cuestiones como la que se recoge en el noveno ¡°hecho desfavorable¡±: ¡°Una vez en la finca de Rodalquilar, Ana Julia Q. de forma intencionada, s¨²bita y repentina, cogi¨® a G. y lo lanz¨® contra el suelo o pared de la habitaci¨®n, y tras el impacto del ni?o, procedi¨® la acusada con sus propias manos a taparle la boca y la nariz con fuerza, hasta vencer su resistencia y provocar su fallecimiento¡±. Este hecho sustentar¨ªa la acusaci¨®n de la Fiscal¨ªa, que considera que Quezada cometi¨® un asesinato con alevos¨ªa. Igualmente les plantea los supuestos de asesinato con ensa?amiento, que es lo que mantiene que ocurri¨® la acusaci¨®n particular, y los de homicidio doloso o imprudente que sustenta la defensa.
Tambi¨¦n deber¨¢n responder sobre los hechos probados que conducir¨ªan a que Quezada sea condenada por da?os ps¨ªquicos a los padres de Gabriel, que sumar¨ªan 10 a?os a la pena, reclamados tanto por la fiscal, Elena Fern¨¢ndez, como por la acusaci¨®n particular, ejercida por Francisco Torres. Y por otro delito contra la integridad moral de los progenitores que pide tambi¨¦n este letrado. En cada una de las cinco posibles acusaciones, se pregunta por el grado de participaci¨®n, circunstancias modificativas y, finalmente, sobre la culpabilidad o no culpabilidad de la acusada.
Dodero ha instruido al jurado sobre todos estos tipos penales, empezando precisamente por el asesinato con alevos¨ªa que es ¡°efectuar un ataque inesperado cuando la persona est¨¢ en el c¨ªrculo ¨ªntimo, familiar y por tanto tiene confianza¡±. Fue cruda con la ejemplificaci¨®n del ensa?amiento: ¡°Clavar un cuchillo a una persona en el muslo, y luego en las piernas y otros ¨®rganos no vitales, cortarle un dedo y ense?¨¢rselo y finalmente matarle hundi¨¦ndole el cuchillo en el coraz¨®n¡±. Es recrearse en el dolor de la v¨ªctima, ¡°es un plus", asegur¨®. Es este el delito que atribuye la acusaci¨®n particular a Quezada.
Luego se refiri¨® a los delitos contra la integridad moral ejercida contra los padres de Gabriel, ?ngel Cruz y Patricia Rodr¨ªguez, durante los d¨ªas posteriores al crimen, cuando, mientras toda Espa?a segu¨ªa la b¨²squeda del peque?o, la acusada les animaba, escondiendo su crimen. ¡°Es intentar vejar, vilipendiar¡±. Ejemplific¨®: ¡°Es como obligar a alguien a hacer flexiones desnudo, atarle a un sem¨¢foro y dejarle ah¨ª u obligar a un ni?o a comerse su propio v¨®mito¡±.
La magistrada se ha detenido especialmente en el punto en el que durante el juicio ha habido una clara confrontaci¨®n: c¨®mo ocurri¨® la muerte de Gabriel. Ha explicado al jurado las discrepancias. La autopsia concluye que el ni?o muri¨® por asfixia y como tal se pronunciaron los forenses. El informe? de la acusaci¨®n particular firmada por dos m¨¦dicos, un intensivista y un internista, ¡°expertos en salvar vidas¡±, dijo, sostiene que el peque?o fue golpeado y tard¨® en morir entre 45 y 90 minutos. Los forenses practicaron el examen del cad¨¢ver del ni?o y estudiaron sus tejidos, record¨®. Los otros m¨¦dicos no participaron en la autopsia y dictaminaron sobre el informe de sus colegas.
Otro punto sobre el que se manifest¨® la juez fue sobre las circunstancias atenuantes introducidas por el abogado defensor, Eduardo Hern¨¢ndez, en su escrito de conclusiones: que Quezada estaba bajo los efectos de las drogas y que fue presa de una gran conmoci¨®n ps¨ªquica por los ataques de Gabriel. ¡°Ni ustedes ni yo somos psiquiatras para saber en qu¨¦ situaci¨®n se encontraba la acusada¡±, concluy¨®.
El jurado tendr¨¢ que despejar los hechos que consideran probados sobre la muerte del peque?o de ocho a?os en aquella finca aislada de Rodalquilar. De esta manera, contestar¨¢n fundamentando sus respuestas en lo expuesto durante el juicio, ya sean testimonios, informes o pruebas periciales. Dilucidar¨¢n?si Quezada ser¨¢ condenada a prisi¨®n permanente revisable como reclaman las acusaciones, o a tres a?os de c¨¢rcel, que es la petici¨®n de la defensa. Pasadas las ocho de la tarde de este mi¨¦rcoles, los nueve miembros del jurado abandonaron el edificio de la Audiencia de Almer¨ªa camino de su hotel y escoltados por cuatro polic¨ªas. Reanudar¨¢n sus deliberaciones este jueves por la ma?ana.?
Quince metros cuadrados para decidir sobre el futuro de Ana Julia
Han comido en el lugar de su encierro y proseguido una tarea que se antoja dif¨ªcil y larga, y que se extender¨¢, previsiblemente, m¨¢s all¨¢ de este mi¨¦rcoles. La magistrada estar¨¢ disponible para cualquier duda. A las ocho de la tarde, si no han terminado, abandonar¨¢n la peque?a estancia, anexa a la sala de vistas donde, todos los d¨ªas en las ¨²ltimas semanas han tenido enfrente a la mujer cuyo futuro est¨¢ en sus manos. Han dejado fuera sus m¨®viles, han prometido guardar en secreto sus deliberaciones y, si no concluyen esta tarde su misi¨®n, dormir¨¢n en un hotel, aislados de todo y escoltados por la polic¨ªa.
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