Pierre Kalfon, un franc¨¦s de todas partes
Periodista, escritor y profesor, en todos los pa¨ªses por los que pas¨® ejerci¨® sus diversas funciones con la misma coherencia pol¨ªtica, intelectual y personal exhibida en el Chile de Allende y Pinochet
Este 14 de octubre, en Par¨ªs y a sus casi 90 a?os, muri¨® Pierre Kalfon, un latinoamericano de Francia y un franc¨¦s de Or¨¢n, Argelia, donde hab¨ªa nacido en 1930, en el seno de una familia jud¨ªa sefard¨ª. Profesor, periodista, diplom¨¢tico y escritor, Kalfon pas¨® m¨¢s de un tercio de su vida en Am¨¦rica Latina. Una de sus hijas, Val¨¦rie, naci¨® en Mar del Plata, Argentina. Dos de sus numerosos nietos, en Nicaragua; otros dos, en M¨¦xico.
Desde 1958 a 1965, fue director de la Alianza Francesa en las ciudades de Rosario, Mendoza y Mar del Plata, Argentina. Desde 1965 a 1973 vivi¨® en Santiago de Chile, donde se desempe?¨® en el servicio cultural de la embajada de Francia y como profesor de literatura francesa en las universidades Nacional y Cat¨®lica. A partir de 1969, desde el gobierno de Eduardo Frei hasta el derrocamiento de Salvador Allende, fue corresponsal de Le Monde y columnista de Le Nouvel Observateur.
El de Chile fue uno de los per¨ªodos de su vida en los que su integridad intelectual, ¨¦tica y moral, habitual en cualquiera de sus actos, se expres¨® en toda su dimensi¨®n. Primer periodista en denunciar el suicidio de Salvador Allende, fue arrestado una semana despu¨¦s del golpe de Estado y severamente interrogado durante una noche; su casa allanada y su acreditaci¨®n profesional, suprimida.
No obstante, sigui¨® dando parte de los hechos en Le Monde, sin firma y mediante subterfugios, detallando tanto la brutal represi¨®n y sus consecuencias, como las manifestaciones de resistencia popular durante las exequias del poeta Pablo Neruda; o la visita de una delegaci¨®n de abogados europeos a Chile y su repercusi¨®n. Pero en noviembre, su firma apareci¨® por inadvertencia y fue obligado a abandonar el pa¨ªs en 48 horas. ¡°El t¨¦lex estaba cortado, ¨²nicamente funcionaba el tel¨¦fono. Yo dictaba mis art¨ªculos a un amigo profesor en Mendoza, Argentina. Las llamadas internacionales estaban cortadas, pero no as¨ª hacia el otro lado de la cordillera. Mis mejores fuentes eran los curas obreros y los militantes de extrema izquierda que hab¨ªan hecho entrismo en el ej¨¦rcito¡ en el cami¨®n policial, cuando me llevaban a interrogar despu¨¦s del arresto, uno de ellos me susurr¨® al o¨ªdo La Internacional¡±, relat¨® a Le Monde en 2016, ya jubilado y en Par¨ªs.
Pero en ese par de meses, hizo mucho m¨¢s. ¡°Hab¨ªa cosas importantes que hacer; m¨¢s que escribir. Llevaba a las embajadas a gente que escapaba de las ejecuciones sumarias. Ten¨ªa incluso una lista de nombres de legisladores comunistas buscados. Las embajadas estaban vigiladas, de modo que hab¨ªa que esperar los relevos de guardia y filtrarse con argucias y acrobacias¡±, relat¨®, casi como al pasar, en la misma entrevista.
En 1974 pas¨® al servicio de prensa de la UNESCO, que al a?o siguiente lo destac¨® en Colombia para prestar asesoramiento al ministerio de Cultura de ese pa¨ªs. En 1980, ya miembro desde 1977 del gabinete del director cultural, Amadou-Mahtar M'Bow, fue enviado a Nicaragua para reorganizar el ministerio de cultura creado por la Revoluci¨®n Sandinista. En 1983, se encarg¨® de organizar en M¨¦xico una asamblea mundial de ministros de cultura. Hasta 1988, ejerci¨® de consejero cultural de las embajadas de Francia en Italia y Uruguay.
En todos esos pa¨ªses, ejerci¨® sus diversas funciones con la misma coherencia pol¨ªtica, intelectual, personal, exhibida en el Chile de Allende y Pinochet. Adem¨¢s de sus andanzas de profesor y periodista, Kalfon es responsable de una destacable obra hist¨®rico-literaria. Su biograf¨ªa de Ernesto Che Guevara, Una leyenda del siglo, es considerada de las mejores, sino la mejor. Su novela Pampa mereci¨® el Premio Kessel 2007.
En fin, una bibliograf¨ªa extensa, variada y reconocida. Y una vida franco-latinoamericana distinguida en 1995 con la Orden Nacional del M¨¦rito de Francia; en 2007 con la de Gran Oficial de la Orden del general O¡¯Higgins de Chile y en 2015 con el Diploma otorgado por la presidente de ese pa¨ªs, Michelle Bachelet, por ¡°su ayuda humanitaria, valiente y desinteresada, contribuyendo a salvar la vida de miles de chilenos y extranjeros perseguidos por la dictadura¡±.
Y lo ¨²ltimo, pero no menos importante, los muchos que en medio mundo hemos tenido el privilegio de su amistad personal, recordaremos tambi¨¦n al Pierre Kalfon libertino, alegre y apasionante conversador; al maridazo, padrazo y abuelazo, como decimos en Argentina. A ese inolvidable franc¨¦s de todas partes.
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