?Evaluaci¨®n docente? S¨ª
Este proceso permite recompensar el m¨¦rito y tener buena informaci¨®n para apoyar la formaci¨®n continua de los maestros
Una de las discusiones m¨¢s actuales en la pol¨ªtica educativa es la relativa a los verdaderos alcances de la evaluaci¨®n de alto impacto, es decir, aquella cuyos resultados influyen de manera importante en el porvenir de alumnos, docentes y escuelas. La pregunta central es muy simple: ?es el mantra de la calidad o b¨¢sicamente un instrumento muy ¨²til para tener mejores maestros y logros de aprendizaje? Y la evidencia sugiere que alcanzar una educaci¨®n de calidad es un proceso multifactorial del que la evaluaci¨®n es uno de sus principales componentes. Veamos.
Con mayores o menores resistencias, la evaluaci¨®n docente para el ingreso, la promoci¨®n y la permanencia en la carrera, ha existido en varios pa¨ªses durante las ¨²ltimas tres d¨¦cadas y distintos estudios apuntan a la conveniencia de instrumentar mecanismos efectivos para que sea peri¨®dica, obligatoria, vinculante y recompensada. La experiencia internacional es ilustrativa y muestra que, como se?al¨® la OCDE en 2015, lo principal de una buena ense?anza es asegurar la presencia de un buen maestro en el aula y para identificarlo, medirlo y mejorarlo, hay que evaluarlo, un factor elemental en toda profesi¨®n.
En Estados Unidos, por ejemplo, se aprob¨® en 2002 la reforma m¨¢s amplia en 35 a?os en la educaci¨®n b¨¢sica mediante la cual se evaluar¨ªa a escuelas y maestros, y cuyos resultados, que son p¨²blicos, permitir¨ªan premiar salarialmente a los mejores y sancionar a los peores, incluso con el despido de docentes o el cierre de los centros con m¨¢s alto y reiterado nivel de fracaso escolar. En Brasil, Lula Da Silva promovi¨® una ¡°revoluci¨®n educativa¡± para profesionalizar (o reemplazar en su caso) a m¨¢s del 20% de 1.882.000 docentes que ten¨ªa ese pa¨ªs y cuya preparaci¨®n acad¨¦mica no alcanzaba los est¨¢ndares m¨ªnimos y en muchas ocasiones su nivel escolar estaba por debajo del de los alumnos. Los profesores rinden ahora una prueba nacional para examinar su formaci¨®n e introducir nuevos filtros que determinen su permanencia en el sistema educativo.
En Chile, la evaluaci¨®n es tambi¨¦n obligatoria para los 70.000 profesores en activo en municipalidades y la ley prev¨¦ los supuestos bajo los que aquellos con un reiterado ¡°desempe?o insatisfactorio¡± son separados del servicio, pero tambi¨¦n sirve para determinar los salarios de los maestros, algunos de los cuales, los mejor evaluados, pueden recibir aumentos hasta de un 64%. Y en Singapur, desde 2005, es obligatoria la evaluaci¨®n anual para todos los maestros.
En suma, como estableci¨® la agenda de una comisi¨®n internacional liderada por el Inter American Dialogue, se necesita de evaluaciones docentes t¨¦cnicamente s¨®lidas, basadas en criterios objetivos y transparentes para mejorar las pr¨¢cticas docentes as¨ª como ¡°profesionalizar la carrera docente, estableciendo criterios claros de reconocimiento, promoci¨®n y progreso profesional basados en el m¨¦rito y no exclusivamente en la antig¨¹edad¡±. M¨¢s a¨²n: este proceso permite no solo recompensar el m¨¦rito, ofrecer reevaluaciones adicionales para elevar su desempe?o o, en algunos casos, ser separados del servicio, sino tambi¨¦n tener buena informaci¨®n para apoyar su formaci¨®n continua. De todo ello, sin duda, los principales beneficiados son los propios maestros.
Desde luego que evaluar es condici¨®n necesaria y no suficiente para alcanzar una educaci¨®n de calidad, pero hay que favorecer una visi¨®n positiva de su relevancia como un componente que, junto a otros, puede mejorar los aprendizajes de los ni?os, destinatarios finales de cualquier pol¨ªtica educativa incluyente y eficaz.
Otto Granados es Presidente del Consejo Asesor de la Organizaci¨®n de Estados Iberoamericanos y fue secretario de Educaci¨®n P¨²blica en M¨¦xico entre 2017 y 2018.
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