La ¡°espeluznante¡± tumba de agua que El Chicle eligi¨® para Diana Quer
Abu¨ªn conoc¨ªa palmo a palmo la nave con el pozo en el que ocult¨® a su v¨ªctima. En la muebler¨ªa abandonada hab¨ªa colchones, material para fabricar un lastre, oscuridad y un profundo silencio
Aquel pozo escondido a ras de suelo, al fondo del s¨®tano oscuro, hab¨ªa surtido de agua durante a?os a la f¨¢brica de gaseosas La Pitusa. Despu¨¦s, aquella enorme nave del lugar de Asados (Rianxo, A Coru?a) se transform¨® en muebler¨ªa, acab¨® embargada y abandonada, y el tiempo hizo que mucha gente olvidase que all¨ª hab¨ªa un aljibe de 10 metros de profundidad y 1,14 de di¨¢metro, repleto de agua limpia y fr¨ªa casi hasta el borde.
Jos¨¦ Enrique Abu¨ªn, no obstante, lo recordaba. Se hab¨ªa criado a unos cuantos cientos de metros, y conoc¨ªa palmo a palmo aquel lugar. Cuando cerr¨® la empresa, empez¨® a entrar a hurtadillas, como otras muchas personas, para equipar su propia casa con muebles robados y maderas que ¨¦l mismo trabajaba. En invierno de 2016, cuando su camino todav¨ªa no se hab¨ªa cruzado con el de Diana Quer, el vecino al que todos en el pueblo llamaban O Chicl¨¦ llev¨® hasta la nave a su amigo Manuel. Le pregunt¨®: "?Quieres ver un pozo?", y entre los dos pasaron un cable por la argolla y levantaron la tapa de hormig¨®n que lo cerraba para comprobar si segu¨ªa habiendo agua. La madrugada del 22 de agosto de aquel mismo a?o, el delincuente de medio pelo pendiente de una condena por un alijo de coca, que una d¨¦cada atr¨¢s se hab¨ªa zafado de la denuncia de su cu?ada por violaci¨®n, eligi¨® el pozo para ocultar al mundo el m¨¢s grave crimen de su vida.
Un total de 496 d¨ªas despu¨¦s, el tipo con fama de mentiroso que amedrentaba a sus parientes con amenazas, hurtaba gasoil y acechaba adolescentes a la salida de los institutos perdi¨® la tilde para siempre entre los papeles de las diligencias policiales y toda Espa?a lo conoci¨® como El Chicle. En la madrugada del 31 de diciembre de 2017, Jos¨¦ Enrique Abu¨ªn decid¨ªa confesar, seg¨²n ¨¦l "arrepentido", el lugar donde escond¨ªa el cad¨¢ver de su v¨ªctima de 18 a?os. La foto de Diana se borraba de la lista de personas desaparecidas, y ah¨ª empezaba la segunda agon¨ªa de la familia Quer.
La Guardia Civil defiende ahora que si O Chicl¨¦ -conocido con el nombre de esta pieza del carburador por su destreza con los coches- no hubiera revelado la tumba que escogi¨® para la muchacha madrile?a, a principios de 2018 los investigadores habr¨ªan acabado entrando en la nave de Asados. "Era cuesti¨®n de tiempo", aseguraron los agentes de la Polic¨ªa Judicial de A Coru?a el viernes en la ¨²ltima jornada de declaraciones del juicio. En septiembre de 2017, tres meses antes de la detenci¨®n del sospechoso, el pastor belga Elton y otros perros adiestrados en la b¨²squeda de restos humanos ya hab¨ªan olfateado terrenos a solo 60 metros de la f¨¢brica.
La pista se la hab¨ªa dado la ¨²ltima se?al emitida por el Samsung de Abu¨ªn a las 4.09 de la madrugada en que falt¨® Diana. Los agentes llevaban m¨¢s de un a?o afinando datos. Sincronizando c¨¢maras de la autov¨ªa con la hora desfasada. Haciendo cuadrar en tiempo las im¨¢genes del paso de los veh¨ªculos con la ruta que hab¨ªa seguido el iPhone de la chica hasta que se lo trag¨® la r¨ªa y Movistar lo expuls¨® de su cobertura. Despu¨¦s, hilvanando todo esto con el posicionamiento que daba Vodafone del hombre que iba al volante del Alfa Romeo gris plata hasta llegar a Asados. Varios de los guardias civiles que testificaron estos d¨ªas en el juicio por el supuesto rapto, violaci¨®n y asesinato de la joven explicaron que si no entraron antes con sus perros en la nave fue porque "era propiedad privada y hac¨ªa falta una orden del juez", que hac¨ªa meses hab¨ªa archivado provisionalmente las diligencias. Pero si no fuera por la telefon¨ªa, que se?alaba que El Chicle hab¨ªa estado en aquel entorno al menos una hora y 21 minutos, hubiera sido por Manuel.
En octubre de 2016, Abu¨ªn telefone¨® a un guardia civil que conoc¨ªa por sus aventuras con el narcotr¨¢fico. Dos agentes pasaron por su casa de Rianxo a recogerlo y en el mismo coche camuflado tuvieron una charla. El Chicle les dijo que notaba que lo estaban siguiendo, les asegur¨® que ya no andaba con las drogas, hablaron de sus hurtos de gasoil. Y cuando los investigadores dejaron caer el tema del que todo el mundo hablaba en la comarca, el de la turista desaparecida, el hombre que entonces ten¨ªa 40 a?os neg¨® saber nada, pero coment¨® que aquella noche hab¨ªa estado en las fiestas de A Pobra con su esposa y su amigo Manuel. Seg¨²n declar¨® uno de estos agentes, desde aquel momento el compa?ero de correr¨ªas de El Chicle se convirti¨® en "un objetivo de mucho inter¨¦s".
Manuel era el amigo algo retra¨ªdo que, en palabras del guardia civil, "le daba cobertura" a Abu¨ªn para poder salir de casa e "ir con otras mujeres" a espaldas de su pareja. A ser posible, fuera en una discoteca o en un burdel, las buscaba "de pelo liso y largo", "delgadas", "morenas" pero "tambi¨¦n rubias" porque en realidad "le daba igual" con tal de que no estuvieran "te?idas". Nueve d¨ªas despu¨¦s del arresto de El Chicle, cuando al fin los guardias interrogaron a Manuel, este acab¨® habl¨¢ndoles del d¨ªa en que Abu¨ªn le hab¨ªa ense?ado aquel extra?o pozo oculto en un s¨®tano.
El jueves pasado, durante la sesi¨®n de los forenses, Alberto Fern¨¢ndez Liste, uno de los responsables de la autopsia, explic¨® que este dep¨®sito "es en realidad una mina de agua que fluye continuamente" del subsuelo de limo. Esta renovaci¨®n constante fue "lavando" el cuerpo: desprendi¨® las capas superficiales y se encarg¨® de borrar cualquier posible se?al de hematoma, fisura o desgarro y toda huella gen¨¦tica del agresor que pudiera haber quedado en la v¨ªctima.
La madrugada del levantamiento del cad¨¢ver, El Chicle entr¨® en la nave en primer lugar, acompa?ado de varios agentes y seguido m¨¢s tarde por el can Elton, encargado de confirmar (tumb¨¢ndose sobre la losa del pozo) que esta vez el detenido no ment¨ªa. Abu¨ªn iba se?al¨¢ndoles las arquetas sin tapa que hab¨ªa por el suelo, los pilares y los obst¨¢culos para que no tropezasen en la penumbra. A los que estaban tratando de tomar las dimensiones del s¨®tano con el medidor l¨¢ser les dijo: "Si quer¨¦is saber lo que hay entre postes os lo digo yo, son cinco metros". Se mov¨ªa como un gato en la oscuridad de un lugar que el capit¨¢n de la Polic¨ªa Judicial de A Coru?a, Jos¨¦ ?ngel Corral, describe como "escalofriante, t¨¦trico, espeluznante", "h¨²medo y con olor a cerrado", con pintadas en la pared que dicen "Dios te odia" y donde "el silencio impacta, porque solo oyes tus propios movimientos".
El lunes concluir¨¢ el juicio y, si nada cambia, la defensa de El Chicle seguir¨¢ sosteniendo que la muerte por estrangulamiento se produjo de forma accidental, cuando el hombre crey¨® verse sorprendido por la chica que pas¨® por la calle mientras ¨¦l estaba robando gasoil. Con un r¨¢pido apret¨®n de una mano en la garganta, el homicida asegura que la muchacha se desplom¨® fallecida. Pero los forenses han calculado que hubiera hecho falta "la fuerza de 20 hombres" ejercida sobre el hueso hioides y una compresi¨®n de las v¨ªas respiratorias durante m¨¢s de cinco minutos para matarla.
18 escaleras al s¨®tano
Seg¨²n su versi¨®n, despu¨¦s, "asustado", en vez de pedir ayuda subi¨® a la v¨ªctima en el asiento de atr¨¢s de su coche y condujo 24 kil¨®metros hasta la nave de Asados. All¨ª se abri¨® paso entre las tinieblas de la f¨¢brica sin luz el¨¦ctrica ni linterna, baj¨® las angostas escaleras con su v¨ªctima en brazos hasta el s¨®tano, le quit¨® la ropa para no dejar su rastro y la arroj¨® al pozo. Al volver al coche, vio en el asiento el bolso de la chica y regres¨® para echarlo con ella. Dice que se llev¨® las prendas por temor a las pruebas de ADN, y en cambio se preocup¨® por dejar junto a Diana las gafas de sol, los auriculares, el desodorante, la colonia, la barra de labios y unos cuantos pendientes que llevaba la muchacha en la cartera, adem¨¢s del tanga.
La Fiscal¨ªa, la acusaci¨®n que ejerce la familia de la chica y el propio juez instructor tienen claro que El Chicle abord¨® a su v¨ªctima al final del paseo litoral de A Pobra. Y defienden que la muchacha muri¨® en la s¨®rdida nave de Rianxo que el acusado conoc¨ªa como la palma de su mano. La joven, amordazada y maniatada con cinta similar al rollo hallado en el coche de Abu¨ªn, fue penetrada a la fuerza por su verdugo sobre alg¨²n colch¨®n de esos que ¨¦l sab¨ªa que abundaban. Y Diana pudo llegar a bajar viva las 18 escaleras empinadas que llevaban a su tumba.
En Asados, dice la acusaci¨®n, fue forzada durante m¨¢s de una hora y muri¨® estrangulada con una brida pl¨¢stica de 70 cent¨ªmetros que El Chicle, aquel viejo conocido de los guardias antidroga al que todos llamaban Chicl¨¦, fue apretando hasta que la circunferencia no midi¨® m¨¢s que nueve cent¨ªmetros de di¨¢metro. A los 20 d¨ªas o quiz¨¢s m¨¢s, el supuesto asesino regres¨®, levant¨® la tapa, y se encontr¨® de frente, seg¨²n sus propias palabras, la "cara de la ni?a". Para no verla nunca m¨¢s, ingeni¨® lastres con bloques que hab¨ªa arrumbados en la nave y la mand¨® al abismo con 18,4 kilos de peso.
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