¡°El peor sufrimiento es cuando el cuerpo del hijo no aparece¡±
Mariano Navarro es un psic¨®logo experto en emergencias que ejerce de portavoz de la madre de la desaparecida Marta Calvo, descuartizada seg¨²n su presunto homicida
Mariano Navarro Serer, de 56 a?os, se define como psic¨®logo cl¨ªnico y emergencista. Es el portavoz y el psic¨®logo de la madre de Marta Calvo, la joven desaparecida desde el 7 de noviembre cuyo presunto homicida, Jorge Ignacio Palma, asegura que descuartiz¨®. Presidente de Psicoemergencias de la Comunidad Valenciana, trabaj¨® con los familiares de las v¨ªctimas del accidente del Metro de Valencia y con las del 11-M. Navarro solicita a EL PA?S el env¨ªo de las preguntas por correo electr¨®nico para poder responder con calma en medio del ruido medi¨¢tico y de las innumerables peticiones de informaci¨®n que recibe sobre el caso.
Pregunta. ?Cu¨¢l es su principal funci¨®n y qu¨¦ le pidi¨® la madre de Marta cuando contact¨® con usted?
Respuesta. El contacto inicial con la familia de Marta fue a trav¨¦s de una hermana de la madre. Ya llevaba bastantes d¨ªas desaparecida y la angustia ante la falta de noticias era cada vez mayor. Mi funci¨®n era sostener la espera ante la incertidumbre. La intervenci¨®n psicol¨®gica en estos casos no obedece a ning¨²n protocolo, no existen f¨®rmulas magistrales, partimos de las diferencias individuales del ser humano. La funci¨®n principal se basa en la escucha y la presencia incondicional del profesional que acompa?a, entendiendo que surgen muchas preguntas y que lamentablemente no existen respuestas claras para paliar el sufrimiento.
P. ?Cu¨¢l es la prioridad a la hora de tratar a una madre que ha perdido una hija en circunstancias dram¨¢ticas?
R. Cada caso es diferente. Existen toda una serie de determinantes; qui¨¦n era la persona fallecida, qu¨¦ tipo de v¨ªnculo me un¨ªa a ella, cu¨¢ntas cosas pendientes han quedado entre nosotros, cu¨¢les son mis capacidades personales de afrontamiento de la situaci¨®n traum¨¢tica, cu¨¢les son las causas de la muerte... Nada tiene que ver la p¨¦rdida de un hijo tras una enfermedad, donde he podido tener la oportunidad de ir prepar¨¢ndome, a la p¨¦rdida de un hijo de forma inesperada por un accidente, una muerte s¨²bita o una muerte con connotaciones m¨¢s dram¨¢ticas como un asesinato o un suicidio.
La muerte de Marta no es una muerte natural, adem¨¢s es una muerte causada por una tercera persona de forma intencionada bien de manera directa o indirecta; haciendo desaparecer el cuerpo e impidiendo por ello a la familia poder darle sepultura, empuj¨¢ndoles a un estado de angustia y desesperaci¨®n extrema. No solo por no saber qu¨¦ fue lo que realmente pudo suceder, sino por incrementar de forma exponencial el sufrimiento al arrebatarle dos veces a su hija, por su muerte y por la desaparici¨®n de sus restos. Si a esto le sumamos la posibilidad de un supuesto descuartizamiento del cad¨¢ver, la angustia se convierte en una experiencia capaz de llevar a una madre al sufrimiento m¨¢s extremo y arrastrarla a la peor de las torturas psicol¨®gicas.
P. ?La recuperaci¨®n del cuerpo es imprescindible para iniciar el duelo?
R. Es fundamental, de lo contrario se pueden instalar en los familiares pensamientos que, dentro de las propias estrategias defensivas orientadas a paliar el inmenso dolor, favorezcan conclusiones irracionales dirigidas a creer que en alg¨²n momento su ser querido volver¨¢ a aparecer. En otros casos, aun con la certeza de su muerte, resulta imposible realizar un duelo adecuado por no haberle podido dar sepultura o no tener un sitio donde poder llevarle flores o acudir a rezar. La primera tarea para la sana elaboraci¨®n del duelo pasa por la aceptaci¨®n de la realidad de la p¨¦rdida, la ausencia del cuerpo se convierte en un grave problema; quedan duelos abiertos de por vida y aunque el duelo no es una enfermedad, en casos como este si no se realiza una intervenci¨®n profesional adecuada, te puede llegar a matar.
P. Usted ha manifestado que la madre experimenta un sentimiento de culpa porque piensa que pod¨ªa haber hecho m¨¢s. Es una impresi¨®n inevitable, aunque ficticia, ?no? ?C¨®mo se puede tratar?
R. La culpa es la emoci¨®n reina, apoyada por creencias irracionales. Se puede apoderar de ti y sumirte en el peor de los sufrimientos. Es absolutamente normal que aparezca con fuerza ante la p¨¦rdida de un ser querido y sobre todo cuando la p¨¦rdida obedece a causas dram¨¢ticas e inesperadas. Cientos de preguntas se agolpan en la cabeza y se inicia un proceso de autojuicio en el que siempre sales perdiendo. Infinitas frases que comienzan en ¡°deber¨ªa¡± o ¡°tendr¨ªa¡± se apoderan del deudo. Desmontar estas creencias se torna uno de los objetivos prioritarios. Los errores que, como todos, cometemos en la vida, adoptan un protagonismo magnificado y las atenciones, el cuidado ofrecido durante a?os, el amor y los sacrificios realizados por el ser querido quedan en un segundo plano, pues la culpa te ciega y te hunde.
Tratar la culpa es una tarea compleja, pero siempre hay que hacerlo desde el perd¨®n. Conseguir perdonarse por no haber sido perfecto, por no haber ofrecido una disponibilidad permanente, por haberse equivocado en ocasiones; implica aceptar tus l¨ªmites como ser humano. La p¨¦rdida de un hijo es la experiencia m¨¢s traum¨¢tica por la que un ser humano puede pasar. No importan las circunstancias de la p¨¦rdida, cuando alguien vive esta desgraciada tragedia siempre se sentir¨¢ culpable y cuestionar¨¢ su val¨ªa. Cuando la muerte del hijo sucede por un suicidio o un asesinato, la percepci¨®n de haber fallado como cuidador principal se multiplica por mil. Es importante desmontar esta creencia. Solo si se logra, la persona puede empezar a descansar y a darse permiso para seguir viviendo.
P. ?Sigue la madre ajena a las informaciones diarias sobre la desaparici¨®n de su hija?
R. Aunque inicialmente se intent¨® que esto fuera as¨ª era inevitable que, con el paso de los d¨ªas, le llegara parte de la informaci¨®n. Ella misma solicita saber c¨®mo est¨¢ desarroll¨¢ndose el proceso de b¨²squeda y cu¨¢les son las novedades. La familia sigue intentando mantenerla alejada de determinadas informaciones, pero lamentablemente ya es conocedora de la inmensa mayor¨ªa con todo el sufrimiento que esto conlleva.
P. Su trabajo en este caso es muy diferente del que desarroll¨®, por ejemplo, en el accidente de metro de Valencia y en el 11-M.
R. Existen ciertos paralelismos; son muertes s¨²bitas, inesperadas; experiencias que te cambian la vida en cuesti¨®n de segundos. En todos ellos existi¨® inicialmente un tiempo previo, mayor o menor, en el cual cab¨ªa la esperanza de encontrar con vida a tu ser querido, que llegaran noticias de que se hab¨ªa identificado la v¨ªctima con vida y que no corriera riesgo, a pesar de las lesiones; y en el caso de Marta, que esta pudiera aparecer transcurridos los primeros d¨ªas justificando su ausencia.?
P. ?Qu¨¦ psicoemergencia le ha marcado m¨¢s?
R. Con m¨¢s de 30 a?os de ejercicio profesional y 20 de ellos trabajando en el ¨¢rea cl¨ªnica y de emergencias, he visto muchos casos muy duros donde uno toma conciencia de la realidad de la vida y de la cercan¨ªa de la muerte. Ha habido intervenciones complejas con m¨²ltiples v¨ªctimas, otras por accidentes, enfermedades, suicidios. Muchas experiencias donde el sufrimiento humano ha estado muy presente y con una intensidad extrema; tambi¨¦n muchos acompa?amientos en duelos. Pero dir¨ªa que en donde el sufrimiento del ser humano est¨¢ m¨¢s presente es en la muerte de un hijo en circunstancias inesperadas como un suicidio o un asesinato y, si en este ¨²ltimo caso el cuerpo no aparece, nos encontrar¨ªamos ante la peor experiencia sufriente por la que una persona puede atravesar.
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