Diez a?os sin paz en la di¨®cesis del obispo Munilla
El prelado de San Sebastian no logra cerrar la divisi¨®n interna de quienes califican su mandato como de "sufrimiento y esperanza" de que las cosas cambien
La comunidad diocesana de Gipuzkoa no tiene paz. Religiosas, laicos y sacerdotes de esta provincia llevan una d¨¦cada esperando que su m¨¢ximo representante, Jos¨¦ Ignacio Munilla (San Sebasti¨¢n, 58 a?os), el obispo que sustituy¨® en diciembre de 2009 a monse?or Uriarte y que el 9 de enero de 2010 ofreciera su primera misa tras acceder a ese cargo, abandone ¡°el integrismo religioso¡± y devuelva la mirada hacia su propia comunidad.
El 14 de diciembre m¨¢s de mil personas denunciaron en la bas¨ªlica de Arantzazu, el centro neur¨¢lgico de la fe mariana, los 10 a?os ¡°de sufrimiento y esperanza¡± del mandato de un prelado al que acusan de enterrar un modelo que primaba a la comunidad por encima de la ostentaci¨®n y de instaurar una l¨ªnea dogm¨¢tica que antepone los intereses de la Iglesia a los de quienes sufren. Fuentes de estos colectivos aseguran que su protesta, respetuosa, no va a cesar, hasta lograr una "di¨®cesis unida en el Evangelio". El obispado de Gipuzkoa responde que los balances "se hacen a trav¨¦s de los cauces internos. El obispo no concede entrevistas".? ?
El progresista clero guipuzcoano, muy vinculado a la teolog¨ªa que proclama una Iglesia menos dogm¨¢tica y una comunidad abierta, y de los que m¨¢s en serio se tom¨® el papel de los laicos en la iglesia moderna ¡ªen 2009 hab¨ªa una docena con cargos diocesanos¡ª se siente hu¨¦rfano. El obispo accedi¨® al cargo pese a que el 77% de los curas de Gipuzkoa y 11 de sus 15 arciprestes ¡ªcuras con poder de decisi¨®n sobre varias parroquias¡ª mostraron p¨²blicamente su disconformidad con el nombramiento en 2009. En un escrito proclamaron entonces: ¡°En modo alguno es la persona id¨®nea para desempe?ar el cargo de obispo y pastor de nuestra di¨®cesis¡±. 10 a?os despu¨¦s est¨¢n cada d¨ªa m¨¢s convencidos de que acertaron de pleno en su diagn¨®stico.
En estos a?os el obispo ha tomado una serie de decisiones y ha mostrado una cara p¨²blica que ha cambiado el rumbo de la Iglesia guipuzcoana. En 2011 sac¨® a los seminaristas guipuzcoanos de la ¨®rbita del seminario de Vitoria del que depend¨ªan y los llev¨® al de Pamplona, ¡°mucho m¨¢s ortodoxo y cerrado¡±, critican. Tambi¨¦n redujo los arciprestazgos a seis. Un recorte que afect¨® fundamentalmente a los arciprestes firmantes del escrito cr¨ªtico y que ha mermado el debate. En este tiempo ha llevado a Gipuzkoa en torno a 50 curas ¡ªa los que los cr¨ªticos calificaron en 2014 de "ultras" y sectarios"¡ª de los 150 que hay en la provincia y est¨¢ tomando decisiones muy cuestionadas respecto a la venta de terrenos y edificios. Un patrimonio que en vez de dedicarse a los m¨¢s necesitados convierte al obispado en un agente tur¨ªstico.
El que fuera p¨¢rroco de Zumarraga antes de obispo de San Sebasti¨¢n maniobr¨® a principios de a?o sin contar con la comunidad para vender una parcela en la que est¨¢ ubicado un centro de acogida de personas sin hogar, el Aterpe, que gestionan voluntarios de C¨¢ritas Diocesanas. Algunas de las personas acogidas en ese centro hab¨ªan creado problemas en el barrio. Pero adem¨¢s, hace ahora un a?o, anunci¨® que iba a crear 26 apartamentos tur¨ªsticos en una de sus residencias y que el edificio del obispado, en la calle Zabaleta 5, se iba a convertir en apartahotel.
Javier Hern¨¢ez, el p¨¢rroco de Altza, en San Sebasti¨¢n, uno de los pocos que despu¨¦s de 40 a?os en el barrio supera el miedo a poner nombre y apellidos a la discrepancia, se ha concentrado varias veces junto a otros curas y fieles en contra de esas decisiones. ¡°Un pastor que no cuida a sus ovejas, incluso a las negras, no es un pastor¡±. En su opini¨®n, Munilla est¨¢ instaurando un sistema que poco tiene que ver con el Evangelio y que ha pasado del debate y de la confrontaci¨®n de ideas como manera de avanzar a ¡°la sumisi¨®n y el silencio¡±. Tambi¨¦n ha discrepado con otros obispos vascos en relaci¨®n con el desarme de ETA, aunque al final, en abril de 2018, todos los obispos, junto al arzobispo de Navarra y al prelado de Bayona, pidieron perd¨®n por sus "complicidades y omisiones" con el terrorismo de ETA y pidieron de paso el acercamiento de los presos.?
Munilla, adem¨¢s, ha trenzado esas y otras decisiones con declaraciones pol¨¦micas. Sobre los homosexuales dijo que sus actos eran ¡°intr¨ªnsecamente desordenados¡± y, por tanto, ¡°necesitan la sanaci¨®n de las heridas provenientes de la infancia y la adolescencia¡±. Sobre las feministas y el aborto proclam¨®: ¡°El aborto es un gol que el demonio ha metido al feminismo radical en detrimento de la dignidad de la mujer¡±. En su catecismo el matrimonio homosexual es inconcebible y quien se masturba peca, porque inflige violencia al cuerpo.
El altar elevado como met¨¢fora
La extraordinaria figura de la iglesia de san Esteban, en Oiartzun se levanta por encima de la niebla. El nuevo p¨¢rroco se eleva por encima de los fieles. ¡°Es una met¨¢fora, claro¡±, explica un miembro de esa comunidad que ha buscado, enfadado y dolido, otra parroquia. El altar est¨¢ ahora encima de las 15 escaleras que separan a los fieles del retablo. Los dos curas que le precedieron mantuvieron el altar a la altura de la comunidad. El obispado ha nombrado arcipreste de Oarsoaldea, que agrupa, entre otras, las parroquias de Renter¨ªa y Oiartzun, a Rafael Olaizola, ordenado sacerdote en diciembre de 2017 despu¨¦s de ser concejal del PP durante 13 a?os en Zarautz. Lo de elevar el altar solo es una imagen, pero en opini¨®n del p¨¢rroco de Altza, es muy gr¨¢fico de lo que est¨¢ pasando en toda la di¨®cesis. ¡°Ahora bajo el mandato de Munilla se le compra una t¨²nica a la Virgen, y la Virgen no tiene fr¨ªo, el fr¨ªo lo sufren las personas¡±, lamenta.
Sus cr¨ªticos consideran que la discreci¨®n es una virtud que Munilla tampoco atesora. Sin embargo, acatan con respeto sus decisiones. Cuando impidi¨® el pasado 14 de diciembre, en la misa de Arantzazu, que en vez del serm¨®n se leyeran seis testimonios cr¨ªticos con su gesti¨®n, le hicieron caso. Imper¨® el silencio. Esos testimonios se acabaron repartiendo en papel para que cada fiel los leyera durante la eucarist¨ªa, en un tiempo que el p¨¢rroco oficiante abri¨® para la reflexi¨®n y el rezo.
M¨¢s de mil guipuzcoanos conocieron ese d¨ªa que Munilla ha cerrado alguna parroquia y trasladado a curas y catequistas cr¨ªticos ¡°para imponer una Iglesia dicen que 'preconciliar¡±. Uno de los testimonios aseguraba que Munilla est¨¢ instaurando un nuevo clericalismo de talante autoritario, ¡°conservador e integrista¡±, que ha acabado por ¡°descomponer la comuni¨®n diocesana y deteriorar las relaciones existentes¡±.
Munilla respondi¨® dos d¨ªas despu¨¦s con una carta en la que rechazaba que le acusaran de especular con los bienes de la Iglesia. "Hemos duplicado el presupuesto para los transe¨²ntes", asegur¨®. La v¨ªspera de esta Nochebuena celebr¨® un acto de caridad. Organiz¨® la Cena del Pobre. Ofreci¨® a los m¨¢s necesitados, entre otras cosas, sopa de ajo y un polvor¨®n sin az¨²car.
Una di¨®cesis pol¨¦mica
No es la primera vez que la di¨®cesis de San Sebasti¨¢n est¨¢ en el centro de la pol¨¦mica. Las v¨ªctimas del terrorismo han reprochado a los obispos anteriores a Munilla, su permanente frialdad con ellas, a lo largo de unos a?os en los que ETA dejaba cada a?o un reguero de asesinatos.
Aunque el mensaje que se lanzaba desde la cabeza de la di¨®cesis era deslegitimador de la violencia, tanto Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n como su sucesor, Juan Mar¨ªa Uriarte, recibieron duras cr¨ªticas por parte de los Gobiernos del PP y algunos de PSOE, al asegurar que a veces mostraban m¨¢s proximidad con el entorno de los victimarios que con las propias v¨ªctimas.
Las cr¨ªticas que profesaron a la pol¨ªtica de dispersi¨®n que se aplica a los presos de ETA, aunque ahora es una pol¨ªtica que solo defiende el PP, fueron interpretadas como cercan¨ªa con el nacionalismo vasco y su lejan¨ªa con quienes no profesaban ese sentimiento. En su libro Un obispo vasco ante ETA (Cr¨ªtica), Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n (Hernani, 1928) repas¨® su trayectoria en el episcopado donostiarra desde 1972 hasta su cese, en enero de 2000, para reafirmar algunas de las claves ideol¨®gicas de su mandato. "Conviene aclarar que lo que el clero vasco ha apoyado es, fundamentalmente, un nacionalismo sociocultural", respondi¨® en una entrevista concedida a EL PA?S en 2007.
Tambi¨¦n defendi¨® su oposici¨®n a la dispersi¨®n de los presos de ETA: ¡°El hecho de que la Iglesia salga en defensa de los derechos fundamentales de los presos no significa que defienda a las Gestoras pro Amnist¨ªa. La Iglesia debe denunciar los abusos, las torturas, la dispersi¨®n carcelaria¡±.
Su sucesor, Juan Mar¨ªa Uriarte, quien fuera uno de los mediadores en las conversaciones entre el Gobierno del PP y ETA en 1998, reconoci¨® el pasado marzo, casi una d¨¦cada despu¨¦s de finalizar su liderazgo en la di¨®cesis de San Sebasti¨¢n, que ¡°deber¨ªamos haber sido los primeros en despertar con las v¨ªctimas¡±. Lo hizo en un discurso con el que cerr¨® la jornada La Iglesia ante la violencia de ETA que celebr¨® en la Universidad del Pa¨ªs Vasco en Vitoria. Una autocr¨ªtica que enmarc¨® en una reacci¨®n tambi¨¦n tard¨ªa del resto de la sociedad vasca. ¡°La sensibilidad y la movilizaci¨®n de la mayor¨ªa de la comunidad cristiana qued¨® por debajo de lo esperable", reconoci¨®.
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