El sector cr¨ªtico de la Iglesia de Gipuzkoa se revuelve contra Munilla
P¨¢rrocos acusan al obispo de ¡®repoblar¡¯ la di¨®cesis con sacerdotes ¡°ultras¡±
Algo est¨¢ comenzando a inquietar al clero de Gipuzkoa, movimientos, supuestamente auspiciados por el obispo, Jos¨¦ Ignacio Munilla, con los que la base de la Iglesia no comulga. El sector cr¨ªtico de la di¨®cesis acusa al prelado de repoblar la provincia con sacerdotes ¡°ultraconservadores¡±, ¡°neoconservadores¡± o ¡°sectarios¡±, seg¨²n las fuentes consultadas, media docena de p¨¢rrocos de diversos municipios de la provincia que prefieren ocultar su identidad.
Munilla, cuya llegada al obispado de San Sebasti¨¢n en enero de 2010 estuvo marcada por la publicaci¨®n d¨ªas antes de una misiva suscrita por el 77% de los p¨¢rrocos en la que le definieron como una persona "no id¨®nea" para dirigir la di¨®cesis, se enfrenta a unas cr¨ªticas, que entre otras, le acusan de querer romper el modelo asentado por sus predecesores, Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n y Juan Mar¨ªa Uriarte.
A Gipuzkoa han llegado en los ¨²ltimos tiempos una serie de sacerdotes, invitados, apuntan las mismas fuentes, por Munilla. La forma por la que ha optado el obispo para solucionar el problema de una iglesia, como muchas otras, en la que falla el relevo generacional, con una media de edad que supera los 70 a?os, pero cuyas nuevas incorporaciones no son bien vistas por algunos p¨¢rrocos.
Un obispo cuestionado
Jos¨¦ Ignacio Munilla (San Sebasti¨¢n, 1961), el sucesor de los obispos Jos¨¦ Mar¨ªa Seti¨¦n y Juan Mar¨ªa Uriarte, al frente de la iglesia guipuzcoana, no cont¨® a su llegada con el benepl¨¢cito de los sacerdotes de la provincia. Su designaci¨®n fue interpretada como una maniobra de la Conferencia Episcopal para atar en corto a una comunidad que muchos han tachado de estar significativamente vinculada al nacionalismo.
Munilla tom¨® las riendas de la iglesia guipuzcoana el 10 enero de 2010. Poco antes el 77% de los sacerdotes de los 110 que entonces ten¨ªa la provincia suscribieron una carta en la que consideraban que el nuevo obispo no era la persona "id¨®nea" para el cargo. Los firmantes expresaron su "dolor y profunda inquietud" por el nombramiento de una persona alineada con el tambi¨¦n entonces presidente de la Conferencia Episcopal, el cardenal Rouco Varela.
Munilla, formado en el seminario de Toledo, tambi¨¦n vio como nada m¨¢s tomar posesi¨®n de su cargo siete miembros de la c¨²pula de la di¨®cesis guipuzcoana dimitieron. Los dos vicarios generales, as¨ª como los responsables diocesanos de Econom¨ªa, Religiosas, la secretaria general, el director de C¨¢ritas y la jefa de prensa se marcharon.
La convulsi¨®n se ataj¨® cuando Munilla se comprometi¨® a no introducir cambios significativos, contar con ¡°gente de la casa¡±, as¨ª como impulsar la participaci¨®n de los sacerdotes, y no obrar ninguna revoluci¨®n en el trabajo pastoral. Un contrato que ahora parece tambalearse tras las cr¨ªticas que la llegada de determinados religiosos de fuera est¨¢ cosechando en el sector m¨¢s progresista de la Iglesia guipuzcoana.
¡°Ha llegado alg¨²n sacerdote procedente de Am¨¦rica, ligado al movimiento neocatecumenal, o como se les conoce en la calle, los kikos, y ahora est¨¢n de p¨¢rrocos en algunas iglesias¡±, explica uno de los sacerdotes consultados. Adem¨¢s, a?ade la misma fuente, han regresado a Gipuzkoa una serie de religiosos, vascos, "que en su momento, por cuestiones ideol¨®gicas decidieron no estudiar aqu¨ª, rompieron con esta Iglesia y se formaron en el seminario de Toledo". El mismo siti¨® en el que estudi¨® el obispo, un lugar identificado por algunas voces como pr¨®ximo al ala m¨¢s conservadora de la Iglesia espa?ola. Media docena de religiosos que se han convertido en las personas m¨¢s cercanas al obispo dentro de la dioc¨¦sis.
El clero espera ahora a ver si se cumplen los rumores que apuntan a la llegada de un grupo de religiosos, procedentes de Catalu?a y tambi¨¦n de perfil ¡°ultraconservador¡±. Una etiqueta que las fuentes consultadas definen como personas con una ideolog¨ªa social que considera a ¡°la Iglesia como un elemento de confrontaci¨®n en temas como el aborto, el divorcio o la homosexualidad¡±, cuestiones que ¡°forman parte de una batalla, en la que promueven grupos, por ejemplo, provida, grupos al fin y al cabo que suponen una confrontaci¨®n social¡±.
Y una actitud, que uno de los p¨¢rrocos apunta diametralmente opuesta a la l¨ªnea marcada desde el Vaticano por el Papa Francisco. ¡°Hay que dialogar con la gente, estar con ella, no podemos condenar sin m¨¢s a un homosexual, no podemos condenar a una persona que aborta sin m¨¢s, hay que acoger, acompa?ar y ayudar y estos est¨¢n en contra de esta comprensi¨®n¡±, resume otro sacerdote.
El grado de la cr¨ªtica var¨ªa en funci¨®n de la persona consultada. Voces m¨¢s duras se?alan a una estrategia de Munilla, latente durante sus primeros a?os al frente de la di¨®cesis de San Sebasti¨¢n para asegurarse una convivencia con parte de una Iglesia que nunca le ha considerado la persona que deb¨ªa estar al frente, pero que ahora ha decidido poner en marcha. Otras voces, sin embargo, suenan m¨¢s prudentes.
¡°No quiero que esta actitud cr¨ªtica se malinterprete. No queremos impedir la llegada de nadie o negar la di¨®cesis a nadie, algo que adem¨¢s no podr¨ªamos hacer ni desde el punto de vista humano, ni desde el eclesi¨¢stico lo que pasa es que se deber¨ªa haber producido una reflexi¨®n, un debate sobre los criterios que se deber¨ªan aplicar o condiciones, y eso es algo que no ha sucedido¡±, detalla uno de los p¨¢rrocos.
El obispado de San Sebasti¨¢n declin¨® hacer cualquier comentario a este peri¨®dico.
Las monjas de Bergara
Otro de los casos que supuestamente responde a la llegada de religiosos ¡°ultraconservadores¡± es el de las nuevas monjas de Bergara. Una comunidad, Hermanas de San Juan y Santo Domingo, procedente de C¨®rdoba que ¡°fue invitada¡± por el obispo, Jos¨¦ Ignacio Munilla, al convento de las Clarisas de la localidad, que se qued¨® vac¨ªo tras 500 a?os por la avanzada edad y por motivos de salud de sus antiguas inquilinas.
Su llegada, a finales de 2012, caus¨® revuelo en el pueblo cuando las monjas, unas 20 mujeres j¨®venes, de diversas nacionalidades, sal¨ªan a hacer footing. El obispo presidi¨® la misa con la que se dio la bienvenida a las hermanas, de cuya ideolog¨ªa ya avisaron entonces algunos religiosos.
Un sacerdote apunta a que fue una incorporaci¨®n inesperada, ¡°desconocida por el conjunto de la di¨®cesis¡±. El movimiento fue disuelto por el anterior Papa por motivos internos, pero ha vuelto a ser restituido. La decisi¨®n del Vaticano no produjo ning¨²n cambio en Bergara, apuntan las mismas fuentes.
Este tipo de movimientos, la llegada de religiosos, seg¨²n otro p¨¢rroco, chocan con el modelo de iglesia que hasta ahora se hab¨ªa construido en Gipuzkoa. La di¨®cesis hab¨ªa apostado por la formaci¨®n de laicos que ayudaran en las parroquias y que supliesen en la medida de lo posible los quehaceres de unos sacerdotes cuya media de edad no hace m¨¢s que crecer. ¡°Aqu¨ª se hizo esa apuesta. La filosof¨ªa era que no hab¨ªa que traer sacerdotes de fuera, sino que hombres y mujeres, cristianos, fueran asumiendo responsabilidades eclesiales. Los ¨²ltimos movimientos chocan con lo hecho¡±, explica otro sacerdote.
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