Francia revisa la cara s¨®rdida de sus intelectuales
La editora Vanessa Springora revela en un libro la relaci¨®n que mantuvo a los 14 a?os con el escritor Gabriel Matzneff
¡°Una vez que has tenido en tus brazos, besado, acariciado, pose¨ªdo a un chico de 13 a?os, a una ni?a de 15, todo lo dem¨¢s te parece insulso, pesado, ins¨ªpido¡±. En los a?os setenta y ochenta, el escritor franc¨¦s Gabriel Matzneff detallaba en sus libros sus preferencias sexuales por ¡°menores de 16 a?os¡±, como se titula uno de sus ensayos de 1974 ¡ªLes moins de seize ans, reeditado en 2005¡ª y se paseaba por los plat¨®s para hablar sobre ellos, con las sonrisas c¨®mplices de presentadores y p¨²blico. Nadie se r¨ªe ya. La oleada del Me Too ha sacudido tambi¨¦n al mundo literario franc¨¦s. El detonante: el relato crudo de una de esas ¡°ni?as¡±, Vanessa Springora
En Le consentement (el consentimiento), la hoy editora parisina de 47 a?os cuenta lo que entonces no escandalizaba a casi nadie ¡ªMatzneff nunca fue juzgado ni sus libros cuestionados¡ª y lo llama por lo que es: pederastia. Aunque saldr¨¢ a la venta el 2 de enero, en Francia se habla ya del Me Too de las letras francesas, que ha hecho que el pa¨ªs revise su pasado, no precisamente glorioso ni demasiado lejano, en esta materia.
?¡°A los 14 a?os, no es normal que un hombre de 50 te espere a la salida de clase (¡), ni encontrarte en su cama, con su pene en la boca, a la hora de la merienda¡±, escribe Springora sobre su relaci¨®n con Matzneff. Ella ten¨ªa 13 a?os cuando, a mediados de los a?os ochenta, conoci¨® a Matzneff en una cena de trabajo de su madre, que tambi¨¦n estaba en el mundo editorial. Poco despu¨¦s, apenas cumplidos los 14, cay¨® ¡°enamorada¡± de ese escritor que le aseguraba que sent¨ªa la necesidad ¡°imperiosa¡± de estar con ella. Pero no era amor y ella acaba d¨¢ndose cuenta de que se halla ante un ¡°coleccionista¡± de amantes j¨®venes, muy j¨®venes, aunque le ha costado 30 a?os asimilarlo y relatarlo.
¡°Fui v¨ªctima de una triple depredaci¨®n, sexual, literaria y f¨ªsica¡±, afirm¨® Springora en el semanario? L¡¯Obs. ¡°Tras las apariencias aduladoras de un hombre de letras, se esconde un depredador encubierto por una parte del mundo literario¡±, rese?a su editorial, Grasset. Matzneff ha respondido tambi¨¦n en L¡¯Obs, calificando la obra de ¡°hostil, maliciosa, denigrante y destinada a hundir¡± su reputaci¨®n.
Estos d¨ªas se ha viralizado la entrevista al escritor en 1990 en Apostrophes, el programa literario por excelencia de la televisi¨®n francesa. El famoso periodista Bernard Pivot le pregunta, coloquialmente, por qu¨¦ se ha ¡°especializado en colegialas y ni?itas¡±. ¡°Prefiero que en mi vida haya gente que todav¨ªa no se ha endurecido (¡). Una ni?a muy, muy joven es m¨¢s bien gentil¡±, responde Matzneff. Dos invitadas se r¨ªen, al igual que el p¨²blico. Solo le planta cara la escritora canadiense Denise Bombardier, que lo llama ¡°miserable¡±. ¡°Lo que no entiendo es que en este pa¨ªs la literatura, entre comillas, sirva de coartada a este tipo de confidencias (¡). Los viejos se?ores atraen a los ni?os peque?os con bombones. El se?or Matzneff los atrae con su reputaci¨®n¡±, denunci¨®. La que acab¨® vilipendiada en Francia fue Bombardier, no Matzneff.
¡®Le Consentement¡¯ cuenta lo que hace 30 a?os se toleraba: la pederastia
¡°Le consentement es una obra que interroga a la sociedad. Obliga a remontar los tiempos hasta esos a?os setenta y ochenta cuando el campo literario y algunos medios alababan al dandy parisino sin cuestionar las consecuencias de sus atracciones sexuales¡±, analizaba Le Monde sobre lo que se considera ya la pol¨¦mica de la rentr¨¦e literaria de 2020. Una ¨¦poca, record¨® tambi¨¦n France Info, cuando ¡°los llamamientos a despenalizar las relaciones sexuales con menores son firmados incluso por los mayores intelectuales (Aragon, Barthes, Sartre)¡±.
¡°En los a?os setenta y ochenta, la literatura estaba por encima de la moral; hoy en d¨ªa, la moral est¨¢ por delante de la literatura. Moralmente, es un avance. Somos m¨¢s o menos el producto intelectual y moral de un pa¨ªs y, sobre todo, de una ¨¦poca¡±, se ha justificado el periodista Pivot en Twitter.? ¡°El supuesto talento de los pederastas y otros violadores no es jam¨¢s una excusa¡±, replic¨® r¨¢pidamente la secretaria de Estado para la Igualdad, Marl¨¨ne Schiappa. ¡°Cuando se sit¨²a la pederastia en el plan de la moral, es que realmente no se ha entendido nada. Otra vez¡±, coincide el movimiento feminista NousToutes.
¡°Fui v¨ªctima de una depredaci¨®n sexual, literaria y f¨ªsica¡±, dice la autora
?Cu¨¢nto ha cambiado Francia? No han faltado escritores o periodistas, como la antigua cr¨ªtica literaria de Le Monde Josyane Savigneau, que han vuelto a defender a Matzneff contra lo que consideran una nueva ¡°caza de brujas¡±. A pesar de las promesas del Gobierno, que quer¨ªa fijarla en 15 a?os, la ley contra la violencia sexual de 2018 no establece una edad m¨ªnima de consentimiento. Cuando el Me Too empez¨®, un centenar de personalidades francesas como Catherine Deneuve defendieron en una pol¨¦mica tribuna el ¡°derecho a importunar¡± de los hombres. Y pese a las nuevas acusaciones de abusos contra Polanski, su ¨²ltima pel¨ªcula, J¡¯Accuse (El oficial y el esp¨ªa), es un ¨¦xito de p¨²blico en Francia.
No obstante, Le consentement, t¨ªtulo que evoca la cuesti¨®n clave de si se puede hablar de consentimiento en relaciones tan desequilibradas, podr¨ªa mover las cosas. El ministro de Cultura, Franck Riester, ha advertido de que ¡°la literatura no es una garant¨ªa de impunidad¡± y ha anunciado que va a revisar una ayuda econ¨®mica que recibe Matzneff que se destina a escritores enfermos o con problemas econ¨®micos. ¡°Matzneff ha hecho apolog¨ªa de la pederastia en sus escritos. Nos podemos interrogar sobre la oportunidad de mantener esos libros disponibles¡±, dijo por su parte el secretario de Estado para la protecci¨®n de la infancia, Adrien Taquet, que quiere analizar si se puede activar la justicia a pesar de la prescripci¨®n de los hechos.
Springora, que asegura que comenz¨® a escribir su libro antes del Me Too, no quiere que se censuren los libros de Matzneff. ¡°Marcan una ¨¦poca. ?Pero es el libro Les moins de seize ans tolerable hoy en d¨ªa? Pienso que la mejor respuesta es contextualizar sus textos con, al menos, un aviso que recuerde que los hechos descritos son condenables¡±, afirma en L¡¯Obs. Aun as¨ª, agrega, ¡°espero aportar una peque?a piedra al edificio que estamos construyendo en torno a las cuestiones de dominaci¨®n y de consentimiento, siempre ligadas a la noci¨®n de poder¡±.
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