Clases contra la masculinidad t¨®xica en aulas sin alumnas
La Universidad Iberoamericana de Puebla se une al paro de mujeres de M¨¦xico con asambleas para que sus alumnos varones analicen el machismo con el que conviven todos los d¨ªas
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Quetzalc¨®atl Hern¨¢ndez escucha atento a los alumnos que se re¨²nen el lunes en un sal¨®n de la Universidad de Iberoamericana de Puebla ¨CEstado localizado en el altiplano central de M¨¦xico¨C, un centro de estudios jesuita. Son todos hombres j¨®venes. En la amplia habitaci¨®n no hay una sola mujer. Uno a uno levantan la mano para hablar de algo poco com¨²n en el mundo masculino: sus emociones. Hern¨¢ndez, coordinador del doctorado de Psicolog¨ªa, los escucha atentamente y de vez en cuando interviene para animarlos. Se muestra sorprendido porque no esperaba tanta asistencia. ¡°Cre¨ªamos que vendr¨ªan solo 15 o 20 alumnos¡±, dice. La afluencia hizo que tuvieran que escoger un sal¨®n m¨¢s grande. En el aula se escuchan frases como ¡°aprender a ser hombres¡±, ¡°buscar la masculinidad desde lo emocional¡±, ¡°deconstruir masculinidades¡± o ¡°normativas de la heteromasculinidad¡±. Daniel, un estudiante de Ingenier¨ªa, toma el micr¨®fono para expresar su descontento por el ambiente que se vive en su carrera, dominada, dice, por la competitividad, el machismo y el desprecio a las mujeres. ¡°Nos ense?an que como hombres tenemos que jodernos en la vida para lograr algo¡±, explica el joven. ¡°No nos ense?an esto de los sentimientos, de apreciar la belleza o el arte¡±. Sus compa?eros lo escuchan atentos y le aplauden cuando termina su intervenci¨®n.
Este lunes ninguna acad¨¦mica, trabajadora o alumna ha asistido al campus, cuyas autoridades se sumaron al paro convocado por agrupaciones feministas, una acci¨®n significativa en uno de los Estados m¨¢s conservadores de M¨¦xico. En los pasillos solo se ve a los j¨®venes estudiantes asistiendo a las actividades que organizaron las autoridades acad¨¦micas para construir ¡°nuevas masculinidades¡±.
¡°Queremos formar j¨®venes consientes del mundo en el que viven. No podemos abstraer nuestra universidad de la realidad. Pretendemos incidir en los derechos humanos, la multiculturalidad y la igualdad de g¨¦nero¡±, explica Mario Patr¨®n, rector de la Ibero, como llaman los estudiantes a su universidad. La acci¨®n de esta casa de estudios contrasta con lo que se ve en el resto de la Cholula, ciudad donde se halla la Ibero, donde se pod¨ªa ver a muchas mujeres trabajando. ¡°Hay estratos de esta sociedad que ven este problema y se suman, pero hay otros estratos conservadores tradicionalistas que recurren al simplismo¡±, dice el rector. Las autoridades locales han apoyado de alguna manera las actividades impulsadas por agrupaciones feministas, pero, acota Patr¨®n, por la presi¨®n medi¨¢tica y ¡°con muy poco margen¡±.
Su universidad, dice, pretende cambiar esa realidad. Aqu¨ª las chicas crearon el llamado Movimiento Pizarr¨®n, que consinti¨® en apuntar los nombres de maestros y compa?eros que las acosaban, generando que la universidad despidiera a los maestros que, tras una investigaci¨®n interna, pudieron constatar que s¨ª acosaron a estudiantes. El lunes, los ¨²nicos rostros de mujeres que se vieron en los pasillos de la universidad eran el de j¨®venes que han sido asesinadas en Puebla y en el resto de M¨¦xico, a la par de mensajes para poner alto a la violencia machista. ¡°Estoy muy orgulloso¡±, dice Alejandro, estudiante de Ingenier¨ªa Biom¨¦dica de 20 a?os, al salir de la charla del acad¨¦mico Hern¨¢ndez. ¡°Uno quiere creer que es una persona abierta, pero con esto se da cuenta de que tiene actitudes machistas. Esto nos ayuda a reflexionar para evitar estos pensamientos¡±.
La Ibero est¨¢ en Cholula, una ciudad colonial a las afueras de la capital de Puebla que el lunes mostraba sus comercios abiertos como un d¨ªa normal, con las mujeres despechando en helader¨ªas, tiendas de ropa y peluquer¨ªas. Un ambiente diferente se ve en Puebla, la capital del Estado, donde los bancos, algunos restaurantes y comercios permitieron a sus trabajadores ausentarse. Es el caso de Cu¨¦tzalan M¨ªo, una cadena de comida tradicional, que decidi¨® no abrir ni una de sus cuatro sucursales. En uno de sus restaurante se pod¨ªa leer un anuncio en papel de color p¨²rpura con la leyenda: ¡°Sumando esfuerzos nos unimos al paro nacional ¡®Un d¨ªa sin mujeres¡¯¡±.
Un gui?o oficial al aborto
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Lo m¨¢s destacado de la jornada, sin embargo, fue el cabildo simb¨®lico que se realiz¨® en el Ayuntamiento de la ciudad, en el que se presentaron solo mujeres. Las 13 regidoras, la secretaria del ayuntamiento y la presidenta municipal, Claudia Rivera, decidieron sumarse a la huelga en un acto casi de rebeld¨ªa en esta ciudad conservadora. Desde que asumi¨® la jefatura municipal por Morena, el partido del presidente L¨®pez Obrador, Rivera ha revolucionado su ciudad. La m¨¢s reciente decisi¨®n fue colgar en la fachada de la Alcald¨ªa ¡ªun palacio del siglo XIX¡ª con las banderas de la diversidad sexual, transg¨¦nero, la p¨²rpura del feminismo y la verde a favor del aborto, en un Estado donde este todav¨ªa est¨¢ prohibido. ¡°Ella est¨¢ a favor de la libertad de las mujeres de decidir sobre sus cuerpos¡±, acota Rafael Quiroz, coordinador general de comunicaci¨®n del Ayuntamiento.
Quiroz y sus colegas han tenido un d¨ªa ajetreado. Ellos se han hecho cargo de todo el trabajo en sus respectivas dependencias. ¡°Es un vac¨ªo notorio, nos sentimos extra?os, pero lo entendemos y solidarizamos¡±, explica Quiroz, quien esta tarde viste una corbata p¨²rpura y de la solapa de su saco cuelga una chapa del mismo color con que muestra a una mujer bajo la leyenda ¡°ciudad incluyente¡±. Los pasillos del Ayuntamiento y los escritores luc¨ªan vac¨ªos de mujeres, aunque en una de las dependencias dos trabajadoras decidieron presentarse. Tal vez eran las ¨²nicas en todo el edificio. ¡°Es una decisi¨®n personal¡±, dice Jaqueline Alonso, analista de la Direcci¨®n de Agenda y Seguimiento. ¡°Nos ponemos del lado de la causa. Es un grave problema social, pero no se va a solucionar con que vengamos o no al trabajo¡±, explica. ¡°Es respetable que ellas [sus colegas] no vengan, pero creo que el problema de la violencia nos compete a todos¡±. A su lado, su jefe, Alejandro Morgan, escucha atento. ?l, a diferencia de sus subordinadas, viste una playera p¨²rpura con la leyenda ¡®Basta de violencia en la calle. No hay descanso, la batalla contin¨²a¡¯. ¡°Soy el director y tengo que poner el orden¡±, afirma Alonso.
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