Enviada especial a la cuarentena: carta desde Pek¨ªn
La corresponsal de EL PA?S en China comparte su experiencia tras 50 d¨ªas de semiencierro
Se celebr¨® un evento multitudinario al que acudieron decenas de miles de personas. A los pocos d¨ªas se anunci¨® el cierre de la ciudad por cuarentena, en medio de un dr¨¢stico crecimiento de los contagios. Centenares de miles de personas se marcharon antes de que la medida entrara en vigor ?Les suena de algo? Es Wuhan hace dos meses.
Vengo a hablarles desde el futuro: la experiencia, que para ustedes est¨¢ empezando, nosotros en China la vivimos desde hace m¨¢s de 50 d¨ªas. Parece ¡ªsolo parece, y con toda la cautela del mundo¡ª que empezamos a ver m¨¢s luz dentro del t¨²nel, as¨ª que t¨¦nganlo claro: si todos hacemos nuestra parte, la situaci¨®n mejora. El ¨¦nfasis, t¨¦nganlo tambi¨¦n claro, est¨¢ en el ¡°todos¡±: si alguien falla, se corre el peligro de volver a la casilla de salida y prolongar la situaci¨®n mucho m¨¢s de lo previsto.
¡°?Han cerrado Wuhan!¡± En la corresponsal¨ªa de Pek¨ªn, fue un telefonazo de madrugada lo que anunci¨® que nuestra vida hab¨ªa cambiado de un d¨ªa para otro de una manera que entonces no pod¨ªamos imaginar. Lo que se promet¨ªa como unos d¨ªas pl¨¢cidos de A?o Nuevo lunar se transform¨® en unos d¨ªas fren¨¦ticos en los que la situaci¨®n cambiaba a cada hora. A lo largo de las 48 siguientes, la cuarentena sobre una ciudad de 11 millones de habitantes se extend¨ªa a toda su provincia, Hubei, de casi 60 millones.
Con la declaraci¨®n de alerta m¨¢xima en todas las regiones por el repunte de casos, el Gobierno central impuso una pr¨®rroga de las vacaciones de A?o Nuevo. Colegios cerrados y muchos transportes cancelados. A efectos pr¨¢cticos, toda China quedaba como m¨ªnimo en semicuarentena, con la recomendaci¨®n de salir de casa lo menos posible. Los anuncios de cierres de fronteras, suspensi¨®n de vuelos y recomendaci¨®n de embajadas extranjeras a sus ciudadanos de abandonar China endurecieron el aislamiento.
Al principio, la sensaci¨®n fue de incredulidad. ?C¨®mo se pone en marcha algo as¨ª? ?Es verdaderamente efectivo? Lleg¨® el momento negacionista: menuda exageraci¨®n. Para qu¨¦ me querr¨¢n tomar la temperatura cada vez que salgo o entro, si estoy como una manzana. Qu¨¦ tonter¨ªa obligar a salir con mascarilla, si se me empa?an las gafas y no veo un col¨ªn.
Despu¨¦s, el sentimiento de desolaci¨®n: Pek¨ªn se hab¨ªa transformado en un desierto urbano. Farmacias y supermercados eran los ¨²nicos lugares abiertos. Al fr¨ªo se sum¨® un cielo constantemente plomizo y una contaminaci¨®n que aument¨®, vaya por Dios, esos d¨ªas. Las nevadas sin veh¨ªculos cuajaban y parec¨ªa el fin del mundo. En esas semanas de trabajo m¨¢s que intenso, pas¨¦ d¨ªas enteros sin cruzarme con m¨¢s ser humano que el cajero enmascarillado de la tienda 24 horas de la esquina donde me he estado aprovisionando de agua (la del grifo no es potable). ?C¨®mo se sale de esta distop¨ªa?
Tomarlo como una nueva experiencia e intentar mantener el sentido del humor ha sido fundamental. Tambi¨¦n mantener una rutina: levantarse a la misma hora, organizarse un horario para ¡ªen la medida de lo posible¡ª dedicar tiempo al trabajo, pero tambi¨¦n a uno mismo y, quienes la tengan, la familia. Un ba?o relajante. Sesiones de yoga descargadas por Internet. Juegos de Monopoly por Skype. Nuevas actividades, esas que siempre se quisieron iniciar pero no hab¨ªa tiempo: limpieza de armarios ha sido la m¨ªa (un arranque insuperable de glamur, lo s¨¦).
Comer sano y bien. ?Ey, es una oportunidad para aprender a cocinar! En este pa¨ªs donde estaba muy implantado encargar la comida ya hecha, conozco a varios amigos chinos que, para matar el aburrimiento y por desconfianza ante posibles contagios, han agarrado una sart¨¦n por primera vez. En mi caso tambi¨¦n han sido importantes peque?as recompensas por buen comportamiento que rompieran la monoton¨ªa: un gin-tonic los viernes despu¨¦s de terminar mientras charlaba con amigos por WhatsApp, por ejemplo.
Porque har¨¢ falta paciencia y disciplina. Habr¨¢ d¨ªas malos, de aburrimiento, frustraci¨®n, ansiedad ¡ª?cu¨¢ndo acaba estoooo?¡ª, tristeza, cambios de humor s¨²bitos, irritabilidad. No lo digo yo, que tambi¨¦n. Lo dice un estudio de estudios sobre la psicolog¨ªa de las cuarentenas, elaborado por expertos del King¡¯s College de Londres. Es posible que haya gente que necesite apoyo psicol¨®gico. No duden en buscarlo.
Estos mismos expertos recomiendan algo clave: recordarse continuamente, y recordar a los dem¨¢s, que lo que se est¨¢ haciendo tiene sentido. Que es un sacrificio por el bien com¨²n, que no es in¨²til, y que se agradece. Los mensajes de agradecimiento, apuntan, son fundamentales.
Pero tambi¨¦n habr¨¢ d¨ªas buenos, muchos. Esto es tambi¨¦n una oportunidad para hacer lo que siempre se quiso hacer. Para disfrutar de los seres queridos. Para apreciar cosas. Detalles que se dan por normales ¡ªuna sonrisa detr¨¢s de la mascarilla, o¨ªr el trino de los p¨¢jaros gracias a la ausencia de tr¨¢fico, unas bromas con amigos¡ª se vuelven algo tremendamente precioso. Los amigos ser¨¢n fundamentales. Aqu¨ª en Pek¨ªn, hemos tenido la suerte de coincidir un estupendo grupo de corresponsales espa?oles, convertidos en una peque?a familia para darnos ¨¢nimos mutuamente. Es una oportunidad para darnos cuenta de la suerte que tenemos en nuestra vida normal.
Y esa normalidad, poco a poco, vuelve. A nosotros nos ha costado muchas semanas avanzar un poco, y a¨²n estamos lejos de recuperarla por completo. El domingo, Pek¨ªn anunci¨® que quienes lleguen del extranjero tendr¨¢n que cumplir obligatoriamente una cuarentena de 14 d¨ªas en centros especiales.
Pero nuestro t¨²nel empieza a tener un poco m¨¢s de luz. Poco a poco van reabriendo m¨¢s tiendas. Hay un pu?ado de restaurantes abiertos, a los que se puede ir no siendo m¨¢s de tres por mesa y guardando un metro de distancia. La gente se va reincorporando a sus puestos de trabajo, y hay m¨¢s vida en la calle.
De esta se sale, no lo duden. Gracias por colaborar y quedarse en casa.
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