La Espa?a vac¨ªa que ya estaba en cuarentena
Los vecinos de las zonas m¨¢s aisladas temen al virus aunque est¨¢n acostumbrados al confinamiento
Abduelaziz Jebari lleg¨® hace 30 a?os a Espa?a proveniente de Marruecos. Encontr¨® trabajo en Molina de Arag¨®n, un pueblo de 3.000 habitantes, capital y motor econ¨®mico de la comarca del Alto Tajo. Aqu¨ª, en la frontera entre las provincias de Guadalajara y Teruel, reside el coraz¨®n de la bautizada como Espa?a vac¨ªa. Una enorme extensi¨®n que nace en Soria y alcanza Cuenca y que tiene la menor densidad de poblaci¨®n de Europa, solo inferior en Laponia. En medio de este desierto demogr¨¢fico Abduelaziz reparte su pan. Lo hace en una furgoneta. Parte temprano y recorre 10 peque?os n¨²cleos. Hace sonar su claxon y los vecinos se acercan a por las barras.
Nos lo encontramos en Hombrados, un pueblecito con esp¨ªritu de oasis donde viven 33 personas. Abduelaziz lleva guantes y una mascarilla. ¡°Normalmente vengo todos los d¨ªas¡±, explica. ¡°Pero desde que empez¨® esto del coronavirus, vengo solo dos veces a la semana¡±, nos cuenta como disculp¨¢ndose. ¡°Los habitantes de estos pueblos dependen de los suministros que nos llegan. En estos sitios no hay tiendas. As¨ª que esperamos que todo vaya bien y no dejen de venir¡±. Quien expresa el anhelo es Miguel ?ngel Casado, alcalde de Hombrados desde el pasado mes de mayo. Le gan¨® las elecciones a su esposa. ¡°Yo me present¨¦ por el PSOE y ella por el PP¡±, cuenta sonriendo. ¡°Ella sac¨® m¨¢s votos, 16, pero yo pact¨¦ con otro vecino y ahora estamos los tres en el Ayuntamiento y yo de alcalde¡±. ¡°?Y no discut¨ªs en casa?¡±, le preguntamos. ¡°Hombre, claro. ?T¨² sabes lo que es dormir con la oposici¨®n?¡±.
A Hombrados se llega despu¨¦s de un recorrido por una autov¨ªa, la A2, en la que no hay coches. Las grandes carreteras de Espa?a son, estos d¨ªas, un desfile de camiones. Se han apropiado del espacio. Cruzar en coche supone identificarse como un elemento extra?o, diminuto y ¨²nico avanzando a toda prisa entre la pesada caravana de tr¨¢ileres. A la hora de la comida, estos se agolpan en desiertas estaciones de servicio y los camioneros comen sus bocadillos y disfrutan de sus t¨¢pers a las puertas de restaurantes que parecen cerrados desde hace siglos. Cuando se accede a las carreteras secundarias, la sensaci¨®n de soledad es definitiva. Los camiones desaparecen y uno puede estar conduciendo muchos minutos sin apreciar un solo movimiento. La Espa?a vac¨ªa se ha vaciado. Los peque?os pueblos que van surgiendo parecen formar parte de una pel¨ªcula ambientada en un futuro pesimista y exagerado.
Este martes, adem¨¢s, la lluvia y la nieve completan el inquietante paisaje. No hay nadie. Literalmente nadie.¡°En realidad s¨ª que est¨¢n¡±, dice Miguel ?ngel protegido de la lluvia en un peque?o garaje a la entrada del pueblo. ¡°Pero est¨¢n en casa. Tienen miedo. Nadie sale¡±. Uno podr¨ªa pensar que, aislados del resto, los vecinos de estos pueblos seguir¨ªan con su vida normal. Con comunidades de 30 o 40 habitantes y sin apenas contacto con el exterior, el coronavirus podr¨ªa parecer una lejana amenaza urbanita. Sin embargo, la gente est¨¢ enormemente concienciada. ¡°Estamos todos en casa. La gente va a trabajar, al campo o a su negocio, y regresa a casa. Todo el mundo est¨¢ obedeciendo¡±, explica Alfonso, vecino de Hombrados. Un paseo por cualquiera de estos pueblos confirma lo anunciado. Un gato despistado es todo lo que el visitante puede encontrarse.¡°Creo que aqu¨ª a la gente le cuesta menos obedecer porque estamos acostumbrados¡±. Lo dice Mar¨ªa Jos¨¦ Chueca, teniente de alcalde de Hombrados. ¡°Vivimos gran parte del a?o aislados as¨ª que, que nos pidan aislarnos ahora, tampoco supone demasiado cambio. No es como en la ciudad¡±, explica. ¡°Por ejemplo, aqu¨ª ya ten¨ªamos los arcones llenos de provisiones. Los tenemos todos los inviernos por la nieve¡±.
Los que s¨ª est¨¢ afectando a los vecinos de estos pueblos es el cierre de los bares. Cada pueblo tiene el suyo y todos est¨¢n cerrados. Indalecio, pastor en esta comarca, cuenta que aqu¨ª el bar es el centro de la vida. ¡°Terminas de trabajar y todos nos ¨ªbamos a charlar un rato antes de ir a casa. Ahora nos vamos directos¡±. A unos 20 minutos de Hombrados est¨¢ La Yunta, donde C¨¦sar Rodr¨ªguez regenta el bar del peque?o pueblo. ¡°Es algo vital para la gente de aqu¨ª, el centro neur¨¢lgico de todo. Y se est¨¢ haciendo muy duro tenerlo cerrado. Para m¨ª, personalmente, es una p¨¦rdida econ¨®mica que no s¨¦ c¨®mo voy a afrontar¡±. A su lado, otro joven que no quiere decir su nombre a?ade otra variable: ¡°El aburrimiento. Esto ya es aburrido normalmente, pues imag¨ªnate ahora, todos en casa. Yo creo que aqu¨ª, sin bares y aislados, de lo que vamos a morir es de aburrimiento¡±.
En la plaza central de La Yunta Sagrario Mu?oz, farmac¨¦utica, est¨¢ repartiendo medicinas desde su coche. Como el pan, aqu¨ª las medicinas vienen dos veces a la semana. Una decena de los 60 vecinos que aqu¨ª viven se acercan a comprar. La mayor¨ªa lleva guantes y muchos se protegen la boca y la nariz con bufandas y pa?uelos. Todos guardan la distancia de seguridad. ¡°Otro factor por el que la gente obedece es porque tienen miedo¡±, explica Sagrario. ¡°Es gente mayor y que no tiene medios a mano. Les llega por televisi¨®n lo que est¨¢ pasando y tienen la inquietud de que pueda entrar el virus en comunidades tan aisladas. Por ejemplo, estos d¨ªas, est¨¢n pidiendo muchas medicinas¡± cuenta mientras atiende a un vecino, pertrechada con una mascarilla y guantes.
Tanto es as¨ª que una se?ora nos increpa mientras realizamos este reportaje. ¡°?Yo no s¨¦ a qu¨¦ ven¨ªs aqu¨ª, a enredar y a traer el bicho!¡±, grita entre enfadada y asustada. El miedo es l¨®gico. Explica Isabel Sola, codirectora del Laboratorio del Coronavirus del Centro Nacional de Biolog¨ªa-CSIC, que ¡°en esta zonas el contagio es m¨¢s improbable, pero si alguien introduce el virus, el contagio es r¨¢pido y peligroso, porque est¨¢ lejos de todo. Es l¨®gico y hacen muy bien en seguir las directrices de seguridad¡±. Sobre las visitas no deseadas cuenta el alcalde de Hombrados que ¡°al principio vinieron algunos vecinos que tienen aqu¨ª su segunda residencia. Y ya se quedaron. Est¨¢n aqu¨ª asilados en vez de estar en la ciudad. Pero desde hace d¨ªas no viene nadie. Ya no tendr¨ªa sentido, ser¨ªa un riesgo¡±.
Ocurre, sin embargo, que algunos vecinos que se han quedado en paro de forma temporal han tenido que regresar. En Campillo de Due?as, un pueblo de 70 habitantes de la misma comarca, una chica que prefiere mantener el anonimato explica que el bar donde trabajaba en Teruel ha cerrado. ¡°He venido aqu¨ª a vivir con mis padres. Nos ha pasado a algunos j¨®venes. Pero no salimos de casa¡±. Miguel ?ngel, otro vecino, completa: ¡°Esperemos que el da?o econ¨®mico no sea muy grande. Porque si ya lo pasamos mal cuando las cosas est¨¢n normales, con esto prefiero no pensarlo¡¡±. De momento la Espa?a vac¨ªa, la alejada de las noticias y los focos, resiste al coronavirus con disciplina, con miedo¡ y con aburrimiento.
Informaci¨®n sobre el coronavirus
- Aqu¨ª puede seguir la ¨²ltima hora sobre la evoluci¨®n de la pandemia
- El mapa del coronavirus: as¨ª crecen los casos d¨ªa a d¨ªa y pa¨ªs por pa¨ªs
- Gu¨ªa de actuaci¨®n ante la enfermedad
- En caso de tener s¨ªntomas, estos son los tel¨¦fonos que se han habilitado en cada comunidad
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.