La mentira piadosa que se hizo realidad
La cuidadora de Hermann, enfermo de alzh¨¦imer, lo convenci¨® de que los aplausos de las ocho eran por su arm¨®nica. Ahora lo son
Hermann Schreiber y su esposa, Teresa Dom¨ªnguez, ya no pueden comunicarse. Ella olvid¨® hace a?os el alem¨¢n que aprendi¨® cuando emigr¨® a ese pa¨ªs para ganarse la vida tras quedarse viuda, y a ¨¦l cada vez le cuesta m¨¢s recordar palabras en la lengua materna de la mujer de la que se enamor¨® en aquella f¨¢brica alemana en la que se conocieron. Este matrimonio de octogenarios, residente en Vigo, fue golpeado doblemente por la enfermedad m¨¢s cruel: el alzh¨¦imer. A Hermann, diagnosticado un lustro despu¨¦s, le gustaba tocar la arm¨®nica para su mujer. Desde el encierro por coronavirus ha multiplicado su audiencia. Su cuidadora, Tamara Sayar, le hizo creer un d¨ªa que los aplausos en los balcones para el personal sanitario eran, en realidad para ¨¦l y su ¡°concierto¡±. Y lo que empez¨® siendo una mentira piadosa se ha convertido en realidad: tras hacerse viral el v¨ªdeo grabado por Tamara en el que Hermann sonr¨ªe en la ventana ante los aplausos, sus vecinos corean ahora su nombre todos los d¨ªas a las ocho de la tarde.
¡°Este lunes se emocion¨® mucho. A veces le pasa. Tambi¨¦n me pregunt¨® si pod¨ªa cantar y le dije que por supuesto. Se estren¨® con una canci¨®n tirolesa y ahora estamos pensando el repertorio. Es para com¨¦rselo. A m¨ª me ha dado la vida, sobre todo ahora¡±, explica Tamara. Es madre soltera y para poder seguir cuidando con esa delicadeza a Hermann y a Teresa, ha tenido que separarse de su hija, de 10 a?os. ¡°La he llevado con mi padre, que es bombero jubilado y vive en Sanxenxo¡±. Tambi¨¦n Teresa tuvo que dejar a sus peque?os con su suegra hace varias d¨¦cadas cuando emigr¨® a Alemania buscando trabajo. ¡°Mi hija lo lleva mejor que yo. Los ni?os, como Hermann y Teresa, no se enteran tanto de lo que pasa¡±.
El alzh¨¦imer es cruel para los familiares, pero traspasado un punto, ofrece a los enfermos un poder maravilloso: la capacidad de olvidar las malas noticias. Teresa no es consciente de la situaci¨®n, aunque mira con asombro a Tamara, que ahora lleva mascarilla por la casa. Hermann s¨ª entiende lo que sucede. ¡°Est¨¢ un poco aburridillo, aunque antes tampoco ten¨ªa una gran vida social. Sal¨ªamos a comprar el pan, a dar un pase¨ªto al sol, y dos veces a la semana iba a un centro de d¨ªa¡±, explica su cuidadora. Al centro de d¨ªa tambi¨¦n se llevaba la arm¨®nica. En realidad, la lleva a todas partes desde hace a?os. ¡°Estuvo trabajando en una f¨¢brica en China y cuenta que a los chinos les encantaba o¨ªrle tocar. Ahora Hermann est¨¢ enfadad¨ªsimo con ellos porque dice que comen animales raros¡±.
Tras hacerse viral el v¨ªdeo grabado por Tamara, los vecinos de este jubilado alem¨¢n corean su nombre todas las tardes
La Asociaci¨®n de Familiares de Enfermos de Alzh¨¦imer y otras Demencias de Galicia (Afaga) advierte de que el encierro les desorienta a¨²n m¨¢s. Algunos se escapan y ya han sido multados. Han pensado en hacerles una justificaci¨®n, pero si salen a la calle tienen que acordarse de llevarla y ense?arla, lo que no es f¨¢cil. Al estar confinados, tambi¨¦n han dejado de ir a los centros donde hac¨ªan ejercicios para tratar de retrasar la enfermedad.
Tamara ha improvisado unos deberes en casa para Hermann. A ¨¦l le gusta sacar los ¨¢lbumes y ense?ar fotos de sus viajes con Teresa: a Brasil ¡ªdonde ella ten¨ªa a un primo¡ª, la vez que hicieron el camino de Santiago... ¡°Yo le hago preguntas sobre las fotos, para hacerle recordar. A veces se emociona, pero tambi¨¦n nos re¨ªmos mucho. Otra cosa que le encanta es ver westerns en la televisi¨®n¡±.
Cuando les falla el castellano, porque Hermann ya solo habla pr¨¢cticamente en su lengua materna, se comunican por gestos y cari?o. Tamara ha hecho un cartel en alem¨¢n para recordarle que se lave las manos. A veces se le olvida y otras lo hace muchas veces seguidas para ense?ar a su cuidadora que ha cumplido.
Hermann ten¨ªa previsto un viaje a Alemania el 1 de abril con su hijo, pero tendr¨¢ que esperar, como la escapada a Londres que Tamara hab¨ªa planeado con su hija. De momento, se ayudan el uno al otro durante el encierro, distrayendo las horas hasta el concierto de las ocho.
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