Ning¨²n m¨¦dico lo hace por dinero

Han pillado a un gimnasio de Alicante que segu¨ªa funcionando a escondidas, los clientes llegaban disimulando, como si fueran a la compra. En A Coru?a han denunciado a un tipo que alquilaba perros para paseos, se ve¨ªa venir. Por ahora nos hemos portado bien, pero ya veremos. En el barrio fantaseamos con la helader¨ªa de la esquina, a ver si pudi¨¦ramos ir a hurtadillas, de noche, comer uno y volver corriendo, y es que tampoco s¨¦ de qu¨¦ va a vivir si no nuestra amiga la de los helados. No tardar¨¢ en ir el peluquero a casa, como antiguamente. Veremos aflorar un mercado negro de actividades clandestinas. Como en la ley seca, bares con mirilla y contrase?as, redadas de la polic¨ªa. Quiz¨¢ aleguen que hay derecho de admisi¨®n reservado a quien tenga certificado de haber pasado ya el virus, habr¨¢ clases.

Esta semana ocurrir¨¢ algo silencioso pero terrible que abrir¨¢ una brecha en la poblaci¨®n, ahora que estamos tan unidos. Yo, por ejemplo, quedar¨¦ en un lado: tengo suerte de recibir una n¨®mina ma?ana o pasado, y ojal¨¢ siga as¨ª, porque tambi¨¦n est¨¢ siendo duro para los medios seguir adelante. Pero millones de vecinos nuestros lo ¨²nico que ver¨¢n esta semana en su cuenta es el imparable desgaste de sus ahorros, si ten¨ªan. Es m¨¢s, aparecer¨¢ la hipoteca o el alquiler, eso seg¨²n el casero que uno tenga, que aqu¨ª tambi¨¦n veremos de todo. Dentro de no mucho, por decirlo sin rodeos, habr¨¢ gente que no tenga para comer, y esperemos que los que mandan tengan un plan B para quien no tiene ninguno. En el s¨²per nadie coge el chocolate caro y ves carros llenos de arroz y pasta. Lo que har¨¢ la gente cuando empiece a estar mal es un misterio. Sacaremos ingenio, virtudes y vicios variopintos. No hay que ser completamente pesimistas. Dec¨ªa Freud que en tiempo de paz no todos son tan buenos y en la guerra no todos son tan malos.

La memoria estos d¨ªas se mueve de forma inusitada, como si te hubieras metido algo, el tiempo se ha vuelto m¨¢s tangible, y record¨¦ a un amigo de la adolescencia. Justo ha reaparecido, afloran los recuerdos de las personas y luego tambi¨¦n esas personas, qu¨¦ coincidencia. Eso quiere decir que a todo el mundo le est¨¢ pasando lo mismo. Recibes un mensaje de un amigo de hace a?os y qu¨¦ ilusi¨®n te hace. Nadie piensa a santo de qu¨¦ este aparece ahora, no hace falta explicar nada. Se ha parado el tiempo y la gente se busca. En fin, una vez ese amigo, al preguntarle en qu¨¦ cre¨ªa, dijo: ¡°Creo en la humildad y el servicio¡±. ?ramos unos cr¨ªos. No es m¨¦dico ni nada, no se crean, ahora trabaja con tractores. Pero qu¨¦ mueve si no tambi¨¦n a todos esos m¨¦dicos que est¨¢n cayendo contagiados como moscas. Eso mismo, no hay mucho misterio. Nadie est¨¢ buscando un ascenso o un aumento o un puesto fijo, y ojal¨¢ luego les hagan a todos megadirectores gal¨¢cticos con un past¨®n. Pero qu¨¦ virtudes tan desusadas, qu¨¦ palabras tan olvidadas. Como otra que dijo el mi¨¦rcoles un doctor en la radio: vocaci¨®n. Hac¨ªa a?os que no la escuchaba, era como de mal gusto.

?Llev¨¢bamos una vida un poco loca, no? Se dice que no es el momento de buscar culpables, pero no hay nada m¨¢s entretenido, con todo el tiempo que tenemos. Podr¨ªamos hacer una porra. Si esto sirve para que no se toque la sanidad p¨²blica e inundarla de dinero en los pr¨®ximos veinte a?os ya habr¨¢ servido para algo. No s¨¦ qu¨¦ tipo de virus tiene que surgir para que pase algo parecido con la educaci¨®n p¨²blica, confiemos en la capacidad de sorpresa de los mercados chinos de pangol¨ªn.

Uno de los momentos del d¨ªa ya es sencillamente ponerse al sol un rato, asomando medio cuerpo por la ventana en algunos casos. Nos estamos acartonando y ya controlas la hora que da, y eso con piso exterior. Con los agujeros en que vive la gente, cuando podamos salir parecer¨¢ un apocalipsis zombi. Al solecito, recuerdo el gran fr¨ªo, t¨ªtulo de una gran pel¨ªcula que aqu¨ª se llam¨® Reencuentro (The big chill, Kasdan, 1983). Es un grupo de amigos que se reencuentra, ya todos con la vida hecha. El t¨ªtulo defin¨ªa su sensaci¨®n de orfandad cuando al entrar en el mundo laboral no hab¨ªa ni rastro del ambiente que ten¨ªan con sus colegas, sus ideales, todo era currar y ganar dinero, y sent¨ªan un gran fr¨ªo, no ve¨ªan un igual, estaban solos. Uno de ellos, periodista, se queja (disculpen su lenguaje): ¡°La regla es no escribir nada m¨¢s largo que el tiempo de una cagada media ?Estoy harto de que mi trabajo se lea en el retrete!¡±. ¡°Hombre, la gente le¨ªa a Dostoievski en el retrete¡±, le replican. ¡°Pero no en una sola cagada¡±, contesta ¨¦l. Un abrazo est¨¦n donde est¨¦n, aqu¨ª estaremos nosotros tambi¨¦n.

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