Por qu¨¦ tanto papel higi¨¦nico no pod¨ªa ser bueno
De las asignaturas ¡®mar¨ªa¡¯ ¡ªEducaci¨®n pl¨¢stica y visual, m¨²sica y educaci¨®n f¨ªsica¡ª y su inusual importancia estos d¨ªas
De entre todas las cosas incre¨ªbles que est¨¢n pasando estos d¨ªas en nuestros pa¨ªses hay una que me ha llamado poderosamente la atenci¨®n: la obsesi¨®n generalizada por acumular papel higi¨¦nico. Todos esos rollos de cart¨®n marr¨®n empiezan a inundar nuestras casas y no sabemos qu¨¦ hacer con ellos hasta que se nos ocurre la feliz idea de hacer arte. Entonces, desempolvamos las t¨¦mperas, cogemos las tijeras de la cocina y el pegamento de barra casi seco, organizamos (sin mucho ¨¦xito t¨¦cnico, debido a la precariedad de los materiales) un ¡°Taller de animales y reciclaje¡± y pensamos que, adem¨¢s, le estamos haciendo un favor al medio ambiente.
Durante estos d¨ªas de confinamiento han cobrado verdadera importancia las cosas que no hacemos habitualmente: podemos leer, emparejar calcetines, cocinar tranquilamente dos veces al d¨ªa, tener conversaciones largas o pensar (esto ¨²ltimo, seamos sinceras, lo hacemos muy poco). En el terreno de la educaci¨®n, tenemos muy claro cu¨¢les son las cosas que no hacemos (y que ahora nos toca hacerlas en nuestras casas): las asignaturas mar¨ªas (por qu¨¦ estas asignaturas se denominan con un nombre femenino es un tema que merece ser analizado en otro texto), porque las matem¨¢ticas, la lengua espa?ola, la f¨ªsica y la qu¨ªmica, sabemos bien que son las cosas que las hacemos todos los d¨ªas.
Las mar¨ªas (m¨²sica, educaci¨®n pl¨¢stica y visual, y educaci¨®n f¨ªsica) representan diferentes categor¨ªas de conocimiento que, como dijo el exministro Wert, distraen de las asignaturas verdaderamente importantes, aquellas a las que debemos prestar atenci¨®n y que a m¨ª me parecen tan fundamentales como las mar¨ªas, por cierto.
Las profesionales que imparten las asignaturas mar¨ªas en las escuelas (mayoritariamente mujeres, cuyo trabajo est¨¢ infravalorado y, por lo tanto, muy mal pagado) son, casi todas, profesoras invisibles, hasta que un acontecimiento inusual (la obra de teatro de turno, el mural de la primavera, la decoraci¨®n de Navidad o, en su variante de m¨¢s rabiosa actualidad, el coronavirus) hace que se sientan en el centro de la estructura educativa por un d¨ªa.
La irrelevancia de la noci¨®n de asignatura mar¨ªa se prolonga desde la periferia de la escuela hacia un lugar donde, al final, se desarrolla el verdadero peso de la educaci¨®n art¨ªstica en nuestro pa¨ªs: las actividades extraescolares. Aqu¨ª, la propia noci¨®n de conocimiento extraescolar nos sit¨²a al margen absoluto del conocimiento verdaderamente importante, que, por supuesto, no es extra, sino b¨¢sico.
La educaci¨®n art¨ªstica que venimos defendiendo desde hace a?os no es, en absoluto, la educaci¨®n art¨ªstica que se est¨¢ defendiendo en los diferentes posts y memes que circulan estos d¨ªas en la red. Las asignaturas englobadas dentro de lo que llamamos educaci¨®n art¨ªstica (ya sea musical, pl¨¢stica o corporal, y que entendemos como los procesos de aprendizaje en torno a las artes sonoras, visuales, las artes vivas adem¨¢s de, por supuesto, la cultura visual que siempre se olvida) nos parecen fundamentales (tan fundamentales como las otras asignaturas, que quede claro), porque configuran un cuerpo de conocimientos absolutamente necesario para alcanzar bienestar en el mundo que nos ha tocado vivir.
En esta otra forma de entender las asignaturas mar¨ªas reivindicamos que, para empezar, la educaci¨®n art¨ªstica no es ning¨²n pasatiempo. Un pasatiempo (¡°Actividad de diversi¨®n o entretenimiento en que se ocupa un rato de ocio¡±) implica una actividad corta, de f¨¢cil realizaci¨®n t¨¦cnica, en la que muchas personas no se plantean algo esencial: para qu¨¦ realizamos dicha actividad.
Segunda cuesti¨®n: la educaci¨®n art¨ªstica no es divertida. Cuando cuestionamos la realidad que nos rodea analizando los contenidos sonoros, visuales o performativos que nos construyen, descubrimos y aprendemos cosas que no nos gustan, pero que son necesarias para avanzar en la vida, como las relacionadas con el cambio clim¨¢tico o las desigualdades de g¨¦nero, raza y clase. Tanto la cultura visual en su discurso expl¨ªcito como las pr¨¢cticas art¨ªsticas contempor¨¢neas en su discurso impl¨ªcito nos invitan a pensar sobre estos temas inc¨®modos.
Y tercera cuesti¨®n: la educaci¨®n art¨ªstica no es bonita. Cuando las narrativas art¨ªsticas se abordan desde el pensamiento cr¨ªtico y complejo, nuestra idea de belleza se transforma: pasamos de la belleza formal a la belleza por el significado. Las est¨¦ticas que reconocemos como v¨¢lidas en muchos productos: pensemos, por ejemplo, en los v¨ªdeos que tanto les gustan a nuestros hijos e hijas con una est¨¦tica s¨²per contempor¨¢nea que desaparece cuando decidimos que estamos haciendo arte, porque el peso del imaginario de los impresionistas franceses nos atrapa, y reproducimos una est¨¦tica de siglos pasados.
En un mundo en el que las redes sociales, las series y, en definitiva, las im¨¢genes que construyen ambas estructuras generan un entramado de nociones que nos configuran, nos desesperan y nos hieren, la educaci¨®n art¨ªstica no puede ser glorificada desde una percepci¨®n caduca que pertenece a otro periodo hist¨®rico.
La educaci¨®n art¨ªstica no consiste en aprender a tocar la flauta dulce (ya sea en casa, en la escuela o en el museo); no consiste en hacer un conejo con el rollo que sobra del papel higi¨¦nico ni en hacer media hora de yoga: la educaci¨®n art¨ªstica es un proceso complejo que impulsa el pensamiento cr¨ªtico para que seamos capaces de analizar conscientemente la informaci¨®n que nos rodea y podamos ser ciudadanos y ciudadanas libres en nuestros pensamientos y nuestras decisiones.
Por favor, no hag¨¢is m¨¢s talleres de conejos, ni collares de macarrones, ni ceniceros (s¨ª, ?ceniceros para el D¨ªa del Padre!); reflexionad sobre por qu¨¦ pensamos que hacer arte consiste en esto y, sobre todo, para qu¨¦ realiz¨¢is estas actividades. Sentaos a ver una peli y analizad la estructura clasista que sostiene el guion; analizad las letras de las canciones que escuchan una y otra vez vuestros hijos e hijas en Tik Tok o las narrativas corporales profundamente machistas (o no) de los v¨ªdeos mainstream que comparten.
En un momento hist¨®rico en el que el confinamiento nos obliga a los progenitores a ejercer de profesores y a comprobar en nuestras propias carnes las contradicciones que entra?an las tareas docentes, ser¨ªa interesante no reproducir en nuestras casas las desigualdades jer¨¢rquicas de la escuela ni la banalizaci¨®n de conocimientos tan importantes como los relacionados con las artes.
Mar¨ªa Acaso es Jefa de Educaci¨®n del Museo Reina Sof¨ªa
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