¡°Mis alumnos tienen hambre y no puedo quedarme de brazos cruzados¡±
Los centros educativos y los vecinos, tabla de salvaci¨®n para miles de familias en situaci¨®n extrema a quienes no les est¨¢n llegando los recursos p¨²blicos
Cada ma?ana Nuria recibe unas 20 llamadas de familias y mayores de su barrio pidi¨¦ndole comida. Pero ella no tiene un supermercado, ni un restaurante, ni es trabajora social. Es directora de un colegio. Y desde hace tres semanas se ocupa de confeccionar una lista de personas necesitadas en la zona para envi¨¢rsela a la alcald¨ªa de Madrid. Es el enlace informal entre los que est¨¢n pasando apuros en el barrio y el Ayuntamiento: durante la crisis del coronavirus, colegios de entornos desfavorecidos, como el suyo, se han convertido en una red improvisada de asistencia social ante el cierre de la mitad de los bancos de alimentos y la saturaci¨®n de los servicios sociales.
Al arrancar el confinamiento Nuria recibi¨® un aluvi¨®n de mensajes como este: ¡°Ay¨²danos. Estoy aislada con el virus, mis hijos est¨¢n con mi ex, sin comida, y no cobramos nada¡±. Mientras otros directores se adaptaban a la educaci¨®n a distancia, ella buscaba comida: ¡°Mis alumnos estaban pasando hambre, y no pod¨ªa quedarme de brazos cruzados¡±.
Lo intent¨® por la v¨ªa oficial: ¡°Imposible dar con Servicios Sociales; Cruz Roja saturada¡±. Sus contactos le llevaron hasta la alcald¨ªa de Madrid. ¡°Mand¨¦ un mail explicando que hab¨ªa familias pasando hambre y me llamaron enseguida. Les ped¨ª comida para 150 familias y a los 10 minutos recib¨ª una llamada de un famoso restaurante, de los Hermanos Sandoval". Al d¨ªa siguiente les estaban sirviendo. Y hoy son ya 250 familias las que reciben la comida de este restaurante. Nuria cree que el desamparo de sus familias se da porque son invisibles a los servicios sociales: ¡°Son reci¨¦n llegadas, con lo justo, sin red de apoyo familiar. Otros est¨¢n escondidos, porque est¨¢n en situaci¨®n irregular en Espa?a¡±.
¡°Es intolerable que en una ciudad rica la gente pase hambre¡±
Nuria est¨¢ enormemente agradecida al restaurante y a la alcald¨ªa, pero cree que la din¨¢mica no es la adecuada: ¡°Mis familias comen por azar, porque encontramos el mail adecuado¡±, alega la directora que prefiere no dar el nombre del centro para no estigmatizarlo. ¡°Vamos a empeorar mucho. Pero en tres semanas no han coordinado una respuesta desde Asuntos Sociales... Somos una ciudad rica, del primer mundo, es intolerable que la gente pase hambre¡±, concluye.
En el colegio donde Isabel es jefa de estudios la desesperaci¨®n de sus familias le llega a trav¨¦s del m¨®vil: ¡°Somos 14. En una semana nos hemos comido los 400 euros, y la trabajadora social no contesta¡±. Los relatos se repiten. Las familias no tienen comida. ¡°Llaman al 010, les graban los datos y no vuelven a saber nada. Mientras, los alumnos, con hambre. Habl¨¦ con otros coles y estaban igual".
"Escribimos a la consejer¨ªa, al ministerio, a Asuntos Sociales, contando que cientos de familias necesitan comida y nos contest¨® la Comunidad de Madrid habl¨¢ndonos de pizzas y ordenadores para los ni?os... ?Est¨¢n de broma?¡±, alega indignada. Les dec¨ªan en un mail que el problema estaba resuelto con 11.500 men¨²s de Telepizza y Rodilla para familias con la renta m¨ªnima de inserci¨®n, y que una empresa iba a dar port¨¢tiles a algunos estudiantes.
Ante la respuesta, 80 entidades, entre vecinos, y asociaciones de familias de centros educativos se organizaron para comprar una cesta b¨¢sica a los m¨¢s necesitados. "Incluso en el hipermercado nos hicieron donaciones¡±, cuenta esta profesora. ¡°En dos d¨ªas hemos conseguido 2.700 euros para alimentar a 140 ni?os y 100 adultos. Pero no es sostenible. ?D¨®nde est¨¢ el dinero de las becas? Los servicios sociales tienen que dejar de mirar para otro lado¡±, dice.
Una portavoz municipal confirma que el 010 recibi¨® del 18 al 30 de marzo casi 7.000 peticiones: 2.785 de comida y 2.852 de ayudas econ¨®micas. El 69,1% eran familias. Este representante asegura que se atienden todas las llamadas en 48 horas, pero las mediadoras sociales del distrito de Puente de Vallecas se r¨ªen al o¨ªrlo. ¡°Les dicen que les llamar¨¢n y no dan se?ales de vida¡±, explica Lidia, mediadora que atiende a 240 familias de cuatro centros: ¡°Dan por resuelto el problema con pizza. Pero para conseguirla las familias tienen que salir, exponerse, hacer cola, y confiar que su nombre est¨¦ en una lista sin actualizar para recibir comida basura. Es humillante¡±, clama.
La descoordinaci¨®n es tal que las primeras instrucciones para los trabajadores sociales de barrio llegaron el 24 de marzo, 13 d¨ªas despu¨¦s del cierre de colegios en Madrid, y 10 d¨ªas despu¨¦s del comienzo del estado de alarma, seg¨²n ha comprobado EL PA?S. ¡°Los t¨¦cnicos est¨¢n desbordados, y las familias recurren a las escuelas, lo m¨¢s parecido a una familia que tienen¡±, dice Teresa L¨®pez, profesora t¨¦cnica de Servicios a la Comunidad ¡ªprofesoras que trabajan en el ¨¢mbito sociofamiliar en los centros de dif¨ªcil desempe?o¡ª. En C¨¢ritas Madrid confirman la avalancha. ¡°Solo la mitad de las familias que lo necesitan reciben la ayuda RMI, que ha sido el indicador para conceder los men¨²s; hay miles de familias sin alternativa, muchas en situaci¨®n muy extrema¡±, explica V¨ªctor Rodr¨ªguez responsable del observatorio de la realidad de C¨¢ritas Madrid.
Luis Gonz¨¢lez, director de acci¨®n social de la ONG Acci¨®n contra el Hambre, explica que Madrid sufre la ¡°descoordinaci¨®n entre Ayuntamiento y Comunidad, que no han sabido actuar como requiere la emergencia humanitaria¡±. Y afirma que repartir bonos ser¨ªa m¨¢s seguro que repartir comida que estigmatiza a quien la recibe y expone al virus a quien la reparte. "Lo m¨¢s eficaz ser¨ªa dar tarjetas con la asignaci¨®n de las becas que ten¨ªan concedidas¡±, explica este experto en ayuda humanitaria. Precisamente la opci¨®n de las tarjetas es la que han implantado en ciudades como Barcelona o Valencia, donde la respuesta ha sido m¨¢s r¨¢pida y eficaz. La diferencia entre las regiones est¨¢ en la coordinaci¨®n y el trabajo de base: las redes en Madrid son informales, mientras que en Barcelona, Pa¨ªs Vasco y Navarra son coordinadas.
El departamento de Asuntos Sociales del Ayuntamiento de Madrid dice que est¨¢ trabajando en un plan de emergencias con ¡°comida saludable para 500 menores de 3 a?os y mayores, 300 familias vulnerables, y 2.000 tarjetas prepago de Caixabank para familias vulnerables¡± y la vicealcald¨ªa est¨¢ repartiendo 7.000 men¨²s a mayores. Las mediadoras creen que esos datos son ciencia ficci¨®n: "A mi gente no les llega. Eso s¨ª, la comunidad educativa est¨¢ volcada, el pueblo salva al pueblo¡±, asegura Lidia. A punto de entrar en la cuarta semana de confinamiento, en el barrio de Isabel est¨¢n empezando a recibir llamadas de trabajadoras sociales, por fin. ¡°Tardar¨¢ en solucionarse. Hay reci¨¦n llegados, familias que no eran pobres, y lo van a ser. ?Qu¨¦ pasa con ellas? Son muchas y est¨¢n olvidadas. ?D¨®nde est¨¢n las becas? ?D¨®nde los servicios sociales¡±, insiste la maestra.
Barcelona: bonos y respuesta m¨¢s ¨¢gil
CLARA BLANCHAR
En Barcelona la situaci¨®n es muy distinta. Durante el confinamiento, los alumnos de guarder¨ªas, primaria y secundaria que ten¨ªan beca comedor en las escuelas han recibido tarjetas monedero (con 4 euros por d¨ªa y ni?o que las familias pueden gastar en cualquier establecimiento de alimentaci¨®n). En Catalu?a la Generalitat ha repartido 144.000 tarjetas, de las que 33.000 son de Barcelona. Adem¨¢s, el consistorio reparte cada d¨ªa 6.200 comidas (a abuelos, personas confinadas que no pueden moverse o familias vulnerables), que son un 67% m¨¢s que antes de esta crisis.
Permanecen abiertos nueve centros de servicios sociales de diez distritos. En las tres semanas de confinamiento han atendido a 17.000 personas, de las que el 35% nunca hab¨ªan acudido a los servicios sociales, y a las que se han dado 3.000 ayudas alimentarias (ingresos de 100 o 200 euros mensuales). En el de Nou Barris, el distrito con las rentas m¨¢s bajas de la ciudad, las consultas se han estabilizado, y el de Ciutat Vella, ubicado en el Raval, cada d¨ªa registra colas de vecinos que no estaban en el circuito de servicios sociales y que trabajaban en econom¨ªa sumergida vinculada al turismo. En Ciutat Vella tambi¨¦n est¨¢n activas redes vecinales que cubren en esta crisis a personas excluidas del circuito asistencial habitual, como migrantes sin papeles, explica Mart¨ª Cus¨®, del movimiento vecinal del barrio.
Desde otras instituciones como C¨¢ritas, su responsable del programa de necesidades b¨¢sicas, Merc¨¨ Darnell, reconoce que ¡°el apoyo social es mucho mayor en la ciudad de Barcelona que en otras de su entorno¡±. Es de la periferia de donde reciben llamadas de familias que no tienen dinero para comer o para pagar el alquiler, o tienen miedo de ir por la calle por estar en situaci¨®n irregular, porque las becas de los menores no llegan a todos los gastos.
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