Lecciones de Wuhan: empezar una cuarentena es dif¨ªcil; terminarla, m¨¢s a¨²n
Nadie se atreve a bajar la guardia en la ciudad china donde estall¨® la pandemia y los ciudadanos siguen sometidos a numerosos controles en su vida cotidiana
El bloqueo por cuarentena de Wuhan se levant¨® la semana pasada, despu¨¦s de dos meses y medio. Sin embargo, viajar entre esta ciudad china de 11 millones de personas y Pek¨ªn, sigue siendo una carrera de obst¨¢culos burocr¨¢ticos. El temor a que pueda filtrarse alg¨²n caso de Covid-19 sin detectar que pueda desatar una nueva ola de contagios es la peor pesadilla de las autoridades chinas, que han impuesto una serie tan amplia como cambiante de requisitos cada vez m¨¢s estrictos para poder desplazarse a la capital. Estos requisitos son especialmente exigentes si se llega del foco original de la pandemia.
Para viajar desde la ciudad a orillas del Yangtz¨¦ a Pek¨ªn es necesario, primero, solicitar un permiso a las autoridades locales en la capital, mediante una aplicaci¨®n de m¨®vil. Una vez aprobado ¡ªsi no se planea recorrer los mil kil¨®metros de distancia en coche¡ª, se puede solicitar el billete de tren o de autob¨²s: a¨²n no se han reanudado los vuelos entre Wuhan y Pek¨ªn. Y toca esperar sentado: solo pueden viajar mil personas al d¨ªa desde la urbe hasta la capital.
Desde el mi¨¦rcoles pasado, adem¨¢s, hace falta someterse a la prueba del coronavirus, cuyos resultados se reciben en 48 horas. Pero su validez es de solo una semana desde que se toma la muestra, por lo que si el billete de tren tarda en aprobarse, es posible que toque someterse a una segunda. Los requisitos contin¨²an: al llegar a Pek¨ªn es necesaria una segunda prueba, un an¨¢lisis de sangre, y una cuarentena domiciliaria, o en un centro designado, de 14 d¨ªas.
Nadie se atreve a bajar la guardia en Wuhan. En la ciudad, donde murieron m¨¢s de 2.500 personas y se infectaron m¨¢s de 50.000, a¨²n quedan 93 enfermos graves de Covid-19. El miedo al virus est¨¢ a¨²n muy presente. Los complejos de viviendas, que t¨ªmidamente comienzan a autorizar salidas cada vez m¨¢s largas de sus residentes, deben entrar de nuevo en modo de confinamiento si se descubre alg¨²n caso asintom¨¢tico entre sus vecinos.
Las pruebas del coronavirus se llevan a cabo por doquier: muchas empresas las exigen a sus empleados antes de que se reincorporen a sus puestos de trabajo, e incluso organizan ellas mismas tomas colectivas de muestras. En hospitales, como los n¨²meros 3 y 7 del distrito de Wuchang, el personal sanitario reconoce un mayor flujo de pacientes que solicitan la prueba por motivos laborales o de viaje.
En la comunidad de Liuhe, cerca del popular barrio colonial del distrito de Hankou, contin¨²an las barreras azules que en su d¨ªa sirvieron para reforzar el confinamiento de calles y barrios, y que a¨²n ahora separan aqu¨ª los peque?os comercios de sus clientes en la calle. Escritos en cartones que cuelgan de las vallas, los tenderos invisibles tras esas cortinas de hierro, figura lo que venden y los precios. Algunos han abierto agujeros en las vallas, para hacer m¨¢s f¨¢ciles las transacciones. A otros, no les queda m¨¢s remedio que gritar el pedido y recoger la compra que les pasan por encima de las barreras.
¡°La polic¨ªa es mucho m¨¢s estricta ahora. Vienen y me dicen que meta la mercanc¨ªa dentro de la tienda. Que la ponga as¨ª o as¨¢. No es bueno para el negocio, la gente no puede ver lo que vendo y entonces no compra¡±, se lamenta la se?ora Li, due?a de una tienda de tofu fresco. Su marido, pescadero en el puesto de al lado, contemporiza. ¡°S¨ª, estamos vendiendo quiz¨¢ solo dos terceras partes de lo que vend¨ªamos antes. Pero estas medidas son por nuestra seguridad. Todo este control quiere decir que no vamos a enfermar, as¨ª que bienvenido sea¡±.
Aunque lentamente, la ciudad ¡ªque ha estado paralizada durante 11 semanas, hasta el mi¨¦rcoles¡ª va recuperando la confianza en su reci¨¦n ganada libertad. Las calles, desiertas hace apenas 10 d¨ªas, cada vez registran m¨¢s tr¨¢fico, y alg¨²n atasco. Ha vuelto el servicio de taxis, blancos y amarillos. Vuelven a navegar, ondeando la bandera roja con cinco estrellas de China, los ferris que cruzaban el Yangts¨¦, el r¨ªo que divide y que da forma a la ciudad. En los centros comerciales m¨¢s de moda, los j¨®venes que los primeros d¨ªas tras el fin de la cuarentena apenas se atrev¨ªan a dar un paseo, guardan cola para volver a entrar a sus tiendas favoritas de ropa y complementos.
Pero tras esa imagen de la misma normalidad de los tiempos pasados, la realidad. De tanto en tanto, los guardias de seguridad separan a esos mismos j¨®venes y les recuerdan la necesidad de guardar la distancia social. Para entrar en el centro comercial, como para entrar en cualquier otra parte ¡ªel metro, edificios de oficinas, la estaci¨®n de tren¡ª hace falta un control de temperatura y mostrar el c¨®digo verde, la aplicaci¨®n m¨®vil que da fe de que no se tienen s¨ªntomas de Covid-19 ni se ha estado cerca de ning¨²n caso confirmado.
La vida normal tardar¨¢ a¨²n un tiempo en regresar. Y eso, si no hay contratiempos por el camino. Los restaurantes solo sirven comida para llevar; cines, teatros, y pabellones deportivos a¨²n no pueden abrir, por miedo a las aglomeraciones en espacios cerrados. Lugares tur¨ªsticos, como la emblem¨¢tica Pagoda de la Grulla Amarilla ¡ªs¨ªmbolo de Wuhan¡ª admiten por tel¨¦fono que a¨²n no han ¡°recibido instrucciones para la apertura¡±. Los colegios no tienen tampoco fecha todav¨ªa para retomar las clases presenciales.
¡°Dos o tres meses¡±, calcula el pescadero Li que se mantendr¨¢n a¨²n las vallas en torno a su mercado. ¡°Si todo va bien¡±.
El peor d¨ªa desde marzo
El nerviosismo es palpable acerca de la creaci¨®n de peque?os focos que puedan derivar en algo peor. Este domingo China ha registrado su peor dato de nuevos casos confirmados de coronavirus desde marzo, un total de 99. Casi el doble del d¨ªa anterior. De ellos, todos menos dos eran ¡°importados¡±, o procedentes del extranjero, un problema que no ha remitido pese a que desde el 28 de marzo este pa¨ªs ha cerrado las fronteras a quienes no tengan pasaporte chino. El goteo de estos casos -en los ¨²ltimos d¨ªas, especialmente de chinos procedentes de Rusia que han cruzado la larga frontera terrestre- ha hecho que este domingo la ciudad de Harbin, pr¨®xima a esa frontera en el noreste, haya decretado un confinamiento de 28 d¨ªas. Otra peque?a ciudad en la zona, Suifenhe, ha tenido que cerrarse y abrir un hospital de campa?a ante una s¨²bita escalada de casos.
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