¡°Mientras esto dure, te pido que consideres mudarte¡±
Sanitarios, cajeras y contagiados de coronavirus denuncian las peticiones de sus vecinos o caseros para que abandonen sus viviendas
El d¨ªa que Clara Serrano comunic¨® a sus compa?eros de piso que estaba contagiada de coronavirus, su casero le dijo que ten¨ªa que irse. ¡°Me dijo que era una ego¨ªsta porque trabajando donde lo hac¨ªa, sab¨ªa que me iba a contagiar¡±, explica esta enfermera conquense. Desde hace m¨¢s de un mes, ejerce su profesi¨®n en una unidad madrile?a de Covid-19, y seg¨²n ella, ¡°siempre guardaba la distancia de seguridad¡± con los otros tres inquilinos. ¡°Decid¨ª salir a la cocina exclusivamente para cocinar y poner la lavadora y com¨ªa en mi cuarto¡±, a?ade. El 19 de marzo, empezaron los s¨ªntomas y, con ellos, los cuidados m¨¢s minuciosos: ¡°Empec¨¦ a usar un ba?o yo sola y a turnarnos para utilizar la cocina, desinfect¨¢ndola antes y despu¨¦s¡±. Sin embargo, cuando cuatro d¨ªas m¨¢s tarde le confirman el positivo, la respuesta fue tajante: ¡°Te vas a tener que ir¡±.
Horas despu¨¦s desaloj¨® la casa. ¡°Tuvo que venir la patrulla de polic¨ªas a explicarles que no me pod¨ªan echar¡±, cuenta, ¡°pero ¨¦l insist¨ªa en que me fuera¡±. Gracias al apoyo del sindicato de enfermer¨ªa Satse, se mud¨® al hotel Col¨®n ¡ªahora medicalizado¡ª, en el que reside desde entonces. ¡°Lo sent¨ª como un ataque al colectivo¡±, narra. ¡°Por lo visto, hab¨ªa otro chico al que le hab¨ªan hecho lo mismo y estaba en el coche, con fiebre, sin tener una cama en la que dormir. Luego vinieron muchos m¨¢s¡±, a?ade esta joven de 31 a?os. Estos actos han sido condenados por Mar¨ªa Pilar Allu¨¦, comisaria principal y jefa de personal de la Polic¨ªa Nacional. ¡°Son delitos de odio. Son denunciables, reprobables y perseguibles¡±, incid¨ªa este martes en la comparecencia del comit¨¦ t¨¦cnico.
Elena es celadora en un centro de salud de Alcorc¨®n y hace apenas una semana se encontr¨® la puerta de su casa rociada con lej¨ªa. Cree que ha sido la vecina con la que solo dos d¨ªas antes tuvo un encontronazo. ¡°Normalmente sigo unas medidas de limpieza muy estrictas¡±, cuenta por tel¨¦fono esta mujer de 48 a?os; ¡°me quito los zapatos, los desinfecto y me meto a la ducha antes de tocar a mis hijos¡±. Ese d¨ªa, olvid¨® las botas en la entrada y eso despert¨® la ira de su vecina, quien le espet¨® que deber¨ªa de darle verg¨¹enza. ¡°Me dijo que iba a contagiar a todo el edificio y que tendr¨ªa que desinfectar la escalera y los pomos comunes cada vez que llegara a casa¡±, relata.
Nunca se imagin¨® que le fuera a pasar algo as¨ª. Cuando tocaron el timbre, pens¨® que la vecina querr¨ªa que fuera a comprarle algo a la farmacia o al supermercado, ya que se ofreci¨® a hacerlo desde el primer d¨ªa de confinamiento: ¡°Son un matrimonio de ancianos que no debe estar entrando y saliendo de casa¡±. Reconoce que tiene miedo y mucha impotencia. ¡°?Qu¨¦ pasar¨ªa si le da por subir el nivel y rociarme a m¨ª alg¨²n d¨ªa?", se pregunta Elena a¨²n afligida. "Este virus no es solo tos. Tambi¨¦n est¨¢ sacando a la luz la parte m¨¢s oscura de las personas¡±.
A Jes¨²s le dejaron una nota en la puerta: ¡°Hola vecino. Sabemos de tu buena labor en el hospital y se agradece, pero debes pensar tambi¨¦n en tus vecinos. Aqu¨ª hay ni?os y ancianos. Hay lugares como el Barataria donde est¨¢n alojando profesionales. Mientras esto dure, te pido que lo pienses¡±. Llegaba a casa tras 12 horas de trabajar como residente de m¨¦dico de familia en el Hospital General La Mancha Centro (Ciudad Real) y no se esperaba ese mensaje. ¡°Llegas de deslomarte en tu trabajo y claro que ver eso en mi puerta me puso triste. ?Para qu¨¦ nos vamos a enga?ar?¡±, explica este tinerfe?o.
Mand¨® a modo de an¨¦cdota una foto del cartel, que su madre public¨® en Facebook. Horas despu¨¦s se inclin¨® la balanza: ¡°A¨²n tengo mensajes de apoyo sin responder. Me han invitado a cenas, han puesto un cartel de ¡®Aqu¨ª vive un h¨¦roe¡¯ en el portal¡", explica el joven de 28 a?os. La alcaldesa, que tambi¨¦n se hizo eco, se acerc¨® al centro m¨¦dico el domingo para entregarle una carta de agradecimiento. ¡°Quiero quedarme con eso. Y pensar que la persona que lo escribi¨® lo hizo presa del miedo que tenemos todos¡±, a?ade.
En may¨²sculas y pegado con celo en el espejo del portal de Miriam Armero ¡ªcon la que este peri¨®dico no ha conseguido contactar¡ª, estaba este cartel: ¡°Somos tus vecinos y queremos pedirte por el bien de todos que te busques otra vivienda mientras dura esto, ya que hemos visto que trabajas en un supermercado y aqu¨ª vivimos muchas personas. No queremos riesgos. Gracias¡±. Otro mensaje an¨®nimo. Poco despu¨¦s, ella misma respondi¨® con otra nota al lado escrita en rojo en la que les ped¨ªa ¡°menos aplausos a las 20.00 y un poco m¨¢s de empat¨ªa por las personas que tenemos que trabajar y tenemos familia¡±.
Tambi¨¦n subi¨® un v¨ªdeo a Facebook que ya tiene m¨¢s de 700.000 reproducciones en el que, emocionada, responde al autor del cartel. ¡°No me voy a ir de mi casa. S¨¦ perfectamente lo que tengo que hacer cuando llego. Soy la primera que no le puede dar un puto beso a mi hijo hasta que me quito la ropa¡±. Y concluye: ¡°No s¨¦ qu¨¦ m¨¢s decir porque tengo a mi hijo llorando y lo estoy viendo desde aqu¨ª. Y me voy a contener mucho porque no. Porque no hay derecho a esto. Ya tenemos bastante nosotros con lo que tenemos que pasar todos los d¨ªas como para soportar esto¡±.
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