Aventureros indeseados en la Perla del ?rtico
El rechazo a los extranjeros se extiende en lugares remotos de Groenlandia sin v¨ªa de salida posible
A principios de marzo, cuando la crisis mundial del coronavirus estall¨® en Europa, en los asentamientos pesqueros del fiordo de Uummannaq, al noroeste de Groenlandia, se gener¨® una notable alarma: un grupo de cinco ¡°italianos¡± andaban por la zona. Los ¡°italianos¡± hab¨ªan llegado a la colonia pesquera de Ikerasak, a tiro de piedra del casquete de hielo polar de Groenlandia. Un expedicionario local les hab¨ªa alquilado la casita de un cazador inuit, quien ser¨ªa al mismo tiempo anfitri¨®n del grupo. Pero los aldeanos protestaron por su presencia en el asentamiento y el anfitri¨®n se neg¨® a cumplir con su parte del trato. Siendo ya tarde, ?hacia qu¨¦ otro lugar podr¨ªan haber ido?
La negaci¨®n de auxilio a cinco europeos habr¨ªa sido desastrosa para la imagen de una Groenlandia que aspira a ser algo m¨¢s que una colonia de Dinamarca. A ¨²ltima hora lleg¨® ayuda: la Casa Hogar para Ni?os de Uummannaq, a 35 kil¨®metros de Ikerasak, les permiti¨® usar una vivienda sin calefacci¨®n para que pasaran la noche. De no haber ocurrido este salvamento in extremis, no habr¨ªan podido sobrevivir a la aguda hipotermia que genera estar a la intemperie con temperaturas que rondan los -20¡ã y -30¡ã. Por cierto, los ¡°italianos¡± no eran italianos: eran cinco israel¨ªes con ganas de aventura.
En Ilulissat hay letreros de rechazo al extranjero: la frase Turists Go Home ha aparecido en el vocabulario popular. Ilulissat es la poblaci¨®n m¨¢s tur¨ªstica de Groenlandia en verano, as¨ª que tendr¨ªa que estar acostumbrada a ver forasteros por sus calles y tratarlos mejor. En la Perla del ?rtico, Uummannaq, donde resulta raro ver aventureros en invierno, las cosas no son mejores. En una tienda de ropa, un aviso advierte en tres idiomas: ¡°Turistas, lean esto: no entre a esta tienda¡±.
El Uummannaq Polar Institute y la Children¡¯s Home cancelaron los proyectos. Ambas instituciones, que apoyan investigaciones de diversas entidades cient¨ªficas, pedag¨®gicas o divulgativas internacionales, echaron el cierre por el nerviosismo del pueblo, dejando varados a algunos investigadores, educadores y expedicionarios polares que contin¨²an en Copenhague.
En otros asentamientos remotos de esta regi¨®n como Quarssut, Saattut, Ukkusissat y Niaqornat, la crisis se vive como si Groenlandia fuera una provincia italiana o espa?ola. Las actividades escolares, suspendidas; la oficina municipal, cerrada hasta nuevo aviso. En las tiendas de v¨ªveres y art¨ªculos de caza y pesca atienden a los clientes con guantes y, ante la presencia de un for¨¢neo, se echan para atr¨¢s sin disimulo.
Los helipuertos de los territorios del norte est¨¢n cerrados sin excepci¨®n, salvo para los vuelos que traen provisiones y correo. Incluso la gente de las poblaciones del sur tiene vetada la entrada al norte remoto.
El coronavirus entr¨® en Groenlandia con 11 contaminados (locales que ya est¨¢n fuera de peligro), todos en Nuuk. La cifra permanece estable, pero las autoridades son conscientes de lo grave que ser¨ªa la expansi¨®n del virus hacia los asentamientos pesqueros y de cazadores por encima del paralelo 70, pues el ¨²nico hospital del noroeste (un dispensario rural) no est¨¢ preparado de ninguna manera para hacer frente a esta pandemia.
Resultaba dif¨ªcil imaginar que una enfermedad generara una alarma social de tal magnitud en esta isla de roca y hielo. Y que un pueblo, el inuit, cuya tarjeta de presentaci¨®n es la discreci¨®n y la hospitalidad, nos recordara, por momentos, actitudes humanas poco ejemplares.
Un pescador local ofrece esta explicaci¨®n a modo de disculpa: ¡°Si los Gobiernos hubiesen tomado a tiempo las medidas extremas de los groenlandeses, el mundo no estar¨ªa inmerso en el caos sanitario y econ¨®mico en el que hoy se encuentra¡±.
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