Primer domingo de misa en la fase 1
Las iglesias han retomado el culto con aforo limitado y confesionarios vac¨ªos
¡°Ya ten¨ªa ganas de sentir el fr¨ªo del banco, que estaba cansada de sof¨¢¡±, bromea a la salida de la misa de las 12.30 en la Bas¨ªlica de La Macarena, en Sevilla, Laura Mar¨ªn, ama de casa de 62 a?os. El primer domingo de misa en la media Espa?a que entr¨® en la fase 1 la semana pasada ha sido un ¨¦xito. El mal tiempo generalizado desluci¨® el estreno de las terrazas y limit¨® la afluencia a los comercios, sin embargo, las visitas a los templos, han sido continuas.
La celebraci¨®n en La Macarena, uno de los templos que m¨¢s fieles atrae en la capital andaluza, ha congregado a casi un centenar de personas. A 600 kil¨®metros, en Utiel, un pueblo del interior de la provincia de Valencia de 11.000 habitantes, apenas se han reunido 10. En ambas localidades sus p¨¢rrocos han adoptado diferentes estrategias para garantizar el aforo de un tercio que establece la normativa para la fase 1 y que, el pasado s¨¢bado, el Gobierno extendi¨® a los territorios que a¨²n contin¨²an en la 0. En la Fase 2 se podr¨¢ aumentar hasta el 50% de su capacidad.
¡°Como dec¨ªa Jes¨²s, qu¨¦ ganas tengo de cenar con vosotros¡±, comenta el p¨¢rroco de Utiel, Agust¨ªn Alcayde, mientras repasa con pulverizador y bayeta en mano el templo de Escuela P¨ªa media hora antes de la misa dominical de las once. ¡°Hemos buscado dos lugares diferentes para que la gente vaya al que tenga m¨¢s cerca, y hemos duplicado las eucarist¨ªas¡±, apunta Alcayde, que puntualiza que la capacidad de la iglesia se ha limitado a 40 personas. En La Macarena, que a lo largo de esta semana ha recibido una media de 1.200 visitas diarias, el director espiritual de la Hermandad, Antonio Mellet, ha habilitado para los domingos un horario extra a las once de la ma?ana. ¡°As¨ª tratamos de que la asistencia por la ma?ana sea m¨¢s escalonada¡±.
La medida ha surtido efecto. El rito de las 10 ha cubierto el aforo de un tercio permitido: un centenar de personas, 60 en los asientos y unos 40 en pie. El de las 11 ha congregado a unas 50 ¡ª¡°esta hora no gusta al barrio¡±, advierte Mellet¡ª. En el de las 12.30, muchos feligreses han reservado sitio media hora antes. ¡°No suelo venir tan pronto, pero es el primer domingo y no quer¨ªa arriesgarme a quedarme fuera¡±, cuenta Esperanza Gonz¨¢lez, devota de La Macarena, a la que viene a rezar porque su hijo se ha quedado sin trabajo por el coronavirus.
Pese a la diferencia de tama?o y asistentes, el ritual en ambos templos es similar. Botellas de gel hidroalcoh¨®lico en la entrada y en las pilas de agua bendita ¡ªvac¨ªas¡ª, felpudos untados con lej¨ªa rebajada a las puertas y bancos marcados para indicar d¨®nde se pueden sentar los fieles ¡ªtodos con mascarillas¡ª. La comuni¨®n se ofrece en la mano y en el momento de darse la paz, el contacto f¨ªsico, t¨ªmido, ¨²nicamente se produce entre familiares, el resto se saludan con la mirada. Tampoco se pasa el cepillo para la colecta. En La Macarena son de pago electr¨®nico y en Utiel est¨¢n a la salida.
La desaz¨®n de Esperanza por su hijo en paro es una de las preocupaciones que m¨¢s fieles han trasladado a Mellet en esta primera semana en la que se han retomado las confesiones. Los encuentros no los realiza en los confesionarios ¡ªest¨¢ prohibido¡ª, sino en una peque?a oficina en el interior de la iglesia. Antonia acaba de salir de ella. Su marido la est¨¢ esperando en uno de los primeros bancos, cerca de la virgen. Sus dos hijas est¨¢n inmersas en un ERTE, pero a ella solo le interesa que est¨¦n bien de salud. Antes de entrar, se ha cruzado con Antonio Reina y su mujer, un matrimonio amigo. ¡°Nosotros hemos seguido las misas durante el confinamiento por streaming y hoy venimos en persona, como los domingos es el ¨²nico d¨ªa que no la emiten por Internet, vamos a verla en directo¡±, se?ala Reina.
¡°Gracias a Dios por las nuevas tecnolog¨ªas¡±
Las redes sociales han operado como v¨ªa de escape durante el confinamiento para los devotos y como amplificador de la fe para los sacerdotes. ¡°Muchos fieles est¨¢n dando gracias a Dios por las nuevas tecnolog¨ªas que les han permitido seguir en contacto con su iglesia en estas semanas tan duras¡±, cuenta Mellet. Los actos emitidos por los canales de YouTube y Facebook de la Hermandad de la Macarena han batido r¨¦cords de audiencia, con picos de 1.300 personas ¡ªtres veces y media la capacidad del templo¡ª y visualizaciones en 18 pa¨ªses.
¡°Desde Semana Santa damos las misas por Facebook, y los que no tienen acceso a este soporte, ven los servicios por televisi¨®n. Le doy al bot¨®n cinco minutos antes de comenzar y avisamos por Whatsapp, y quien puede se conecta¡±, detalla el cura Almeyda desde Utiel. En algunos momentos ha llegado a contar con 200 espectadores. Alguna vez se ha colgado la plataforma, pero, en esos casos, el sacerdote pide paciencia. Durante el confinamiento ha mantenido contacto telef¨®nico con las personas que han necesitado apoyo porque estaban bajos de ¨¢nimo o enfermos.
Este domingo han entrado a su templo creyentes, sobre todo, de mediana edad. ¡°Los que vienen est¨¢n muy comprometidos, son muy de parroquia¡±, describe Alcayde. Como Lola, de 53 a?os, que habitualmente participa en los grupos de confirmaci¨®n y de matrimonios. ¡°Para m¨ª era importante volver a la iglesia¡±, asegura despu¨¦s de semanas en las que ha o¨ªdo misa por Internet, el canal 13 o La 2. Para el matrimonio formado por Alberto (53 a?os) y Mar¨ªa Amparo (47), la misa dominical ha sido un reencuentro. Conocen al p¨¢rroco Agust¨ªn de toda la vida, Alberto ha hecho dos veces con ¨¦l el Camino de Santiago. ¡°Es un gozo, aunque la gente viene con mucha prudencia y no nos quedamos a hablar mucho porque si no, hacemos el c¨ªrculo y cuesta mantener las distancias. La celebraci¨®n ha sido una alegr¨ªa¡±, concluye el sacerdote.
En la Macarena de Sevilla hay muchas parejas maduras y madres que rozan la cincuentena, acompa?adas de sus hijas adolescentes. ¡°Lo primero que hice este lunes, en cuanto abri¨® la bas¨ªlica, fue venir a ver a la virgen¡±, dice Almudena, de 15 a?os, con una sonrisa que se escapa de su mascarilla. La letan¨ªa del Rosario resuena en el arco de entrada y ella y su madre se apresuran para pillar sitio.
Miguel no tiene prisa. Vestido de domingo se apea de su bici y opta por asistir a la misa desde la calle. Las palabras de Mellet llegan claras aupadas por el micr¨®fono. La Macarena no cierra sus puertas y durante el culto, los transe¨²ntes pueden pasar a ver a la virgen, ¡°respetando la distancia de seguridad¡±, como advierte el p¨¢rroco. Algunos fieles se congregan a la entrada para escuchar la homil¨ªa que, como lleva haciendo desde que comenz¨® la pandemia, alude irremisiblemente al virus.
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