¡°En Espa?a se ignoraron principios clave en salud p¨²blica¡±
Pedro Alonso, epidemi¨®logo y director del Programa Mundial de Malaria de la OMS, aboga por una "profunda reforma" de los sistemas de informaci¨®n sanitaria
Pedro Alonso (Madrid, 61 a?os) es un epidemi¨®logo con una larga trayectoria en centros de investigaci¨®n y programas internacionales. Ha sido jefe del Servicio de Salud Internacional del Hospital Cl¨ªnic de Barcelona, del Centro de Investigaci¨®n en Salud Manhi?a (Mozambique) y del ISGlobal. Dirige desde 2014 el Programa Mundial de Malaria de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS).
Pregunta. ?Lleg¨® a pensar alguna vez que ver¨ªa una pandemia como esta?
Respuesta. Era una posibilidad que los cient¨ªficos ten¨ªamos muy presente. Hab¨ªamos tenido avisos, como el SARS y la gripe A. El elemento de incertidumbre era el momento: pod¨ªa ser ahora, en 10 a?os o en 20. Pero el riesgo estaba en el radar de la OMS y otras agencias.
P. ?Qu¨¦ es lo que m¨¢s le preocupa ahora?
R. La situaci¨®n en las Am¨¦ricas, donde la pandemia sigue avanzando en muchas zonas. ?frica tiene m¨¢s de 200.000 casos y all¨ª la capacidad diagn¨®stica es limitada, lo que nos impide tener una idea precisa de lo que ocurre. Nos gustar¨ªa pensar que la estructura poblacional m¨¢s joven aminorar¨¢ el golpe, pero no estamos seguros. Y cada d¨ªa hay rebrotes que nos recuerdan el peligro de un virus que no se ha ido. Asumir que somos vulnerables no es sencillo.
P. ?Hasta cu¨¢ndo viviremos as¨ª?
R. En ciencia todo pron¨®stico est¨¢ llamado a ser err¨®neo y hay que ser muy prudente. En la OMS operamos con modelos que dicen que podr¨ªamos tener un a?o y medio o dos por delante. Es el tiempo necesario para generar evidencias y productos que puedan llegar a un n¨²mero suficiente de personas.
P. ?Conf¨ªa en la vacuna?
R. Soy optimista. El SARS-CoV-2 muta relativamente poco y deber¨ªa conseguirse. El desaf¨ªo es que sea segura y desarrollar la capacidad de producci¨®n y distribuci¨®n para hacerla llegar a todos lo que la necesitan.
P. Esta semana hemos tenido buenas noticias con la dexametasona.
R. Ser¨¢ de gran ayuda para reducir la mortalidad, pero sirve para atender a personas ya enfermas y graves. Esto no te modifica la din¨¢mica de transmisi¨®n del virus. Para eso necesitamos vacunas y profilaxis y hasta ahora no hay avances en la pr¨¢ctica.
P. ?Por qu¨¦ han fallado pa¨ªses como Espa?a en su respuesta?
R. Se pec¨® de cierta miop¨ªa. Un subestimar al virus y pensar: ¡®Esto no nos puede pasar a nosotros, ya lo sabremos gestionar¡¯. Los pa¨ªses estaban informados sobre el riesgo y lo esperable era que contaran con los medios y estructuras para lo que se avecinaba.
P. Se ha cuestionado parte de la informaci¨®n llegada desde China e incluso se ha acusado a la OMS por contemporizar con Pek¨ªn.
R. Yo creo que, con las dificultades que tiene toda nueva epidemia, se ha actuado r¨¢pido. Se identific¨® y secuenci¨® el virus en solo unos d¨ªas. La OMS declar¨® la emergencia internacional el 30 de enero, que es la m¨¢xima figura de alerta en el Reglamento Sanitario Internacional. La decisi¨®n se adopt¨® tras dos semanas de reuniones y con el consenso de los m¨¢ximos expertos. El director general, Tedros Adhanom Ghebreyesus, hizo llamamientos diarios a los pa¨ªses en febrero para prepararse. No creo que pueda afirmarse que no hab¨ªa avisos e informaci¨®n.
P. Aqu¨ª en Espa?a algunos dec¨ªan que era peor ¡°el virus del miedo¡±.
R. Eso es algo que se dice con la voluntad de no generar alarma entre la poblaci¨®n. Es un buen principio siempre que no te aleje de lo esencial: prepararte por si la situaci¨®n evoluciona hacia el peor de los escenarios posibles. No alarmar est¨¢ bien, pero cierto nivel de alerta es necesario. La mejor confianza no la consigues diciendo a la gente que no se preocupe cuando el peligro es evidente, sino adoptando las medidas que est¨¢n en tu mano para afrontar la amenaza que tienes delante.
P. En Espa?a y otros pa¨ªses hemos sido v¨ªctimas de una paradoja. No se actu¨® antes porque no hab¨ªa datos que mostraran la circulaci¨®n del virus. Pero estos datos no exist¨ªan porque no se hac¨ªan pruebas por una definici¨®n de caso estrecha.
R. Aqu¨ª es necesario tener en mente tres principios clave en enfermedades infecciosas. Uno: en casi todas hay casos asintom¨¢ticos. Dos: hay que vigilar si estos individuos transmiten la enfermedad. Tres: si no los buscas, estos casos no los encuentras. El riesgo entonces es que solo veas los casos graves, una m¨ªnima parte del total.
P. Es como un iceberg¡
R. S¨ª. T¨² ves la punta, que no es representativa de la cantidad del virus circulante. Necesitas una red que te alerte de si el virus circula y en que proporci¨®n. Y esto no se hizo. Se mantuvo una definici¨®n de caso muy restrictiva que hac¨ªa imposible captar la transmisi¨®n comunitaria en marcha. En Espa?a y otros pa¨ªses se ignoraron principios clave en salud p¨²blica.
P. Como dice, eso ocurri¨® en varios pa¨ªses. ?No ten¨ªa la epidemia algo de inevitable?
R. Por lo general, decir que algo ha ocurrido en muchos sitios no es un buen argumento para defender una gesti¨®n. Y no es cierto que la situaci¨®n sea igual en todos los pa¨ªses, como demuestran los indicadores de impacto de la epidemia.
P. Uno de estos indicadores es el alto n¨²mero de sanitarios infectados en Espa?a. No hab¨ªa equipos de protecci¨®n en el mercado internacional. Tampoco pruebas diagn¨®sticas.
R. Eso es algo que t¨² debes tener previsto antes de la epidemia. Los stocks estrat¨¦gicos, las v¨ªas de aprovisionamiento, las capacidades de producci¨®n¡ Todo eso debe tenerse preparado antes del evento, porque una vez iniciado se desata un mercado salvaje. En esto la anticipaci¨®n es clave.
P. Tambi¨¦n estamos teniendo problemas con los datos de nuevos casos, fallecidos¡
R. S¨ª, y es algo grave. Una enfermedad infecciosa solo puede gestionarse con datos fiables, porque si no eres un piloto aterrizando con niebla y el alt¨ªmetro estropeado. Una de mis obsesiones con la malaria es tener datos fiables de la situaci¨®n en cada pa¨ªs para anticiparme de forma adecuada. Hay que convertir este problema en una oportunidad.
P. ?C¨®mo?
R. Es el mejor momento para emprender una profunda reforma de las estructuras de salud p¨²blica y los sistemas de informaci¨®n sanitaria en Espa?a. Hoy hay soluciones tecnol¨®gicas que ofrecen informaci¨®n de calidad en tiempo real. Es un problema sist¨¦mico que hay que resolver con urgencia porque habr¨¢ rebrotes y hay que estar preparados para anticiparnos.
P. Es la tercera vez que habla de anticiparse¡
R. El trabajo previo hecho determina tu respuesta. Un buen sistema de alerta y gesti¨®n, bien revisado y puesto al d¨ªa, te da las herramientas para hacer frente a la epidemia. Un ejemplo son los centros operativos de emergencias. Ahora tienes 10 personas trabajando en uno, pero en cuesti¨®n de horas puedes tener a 150 gestionando la crisis si ha ido a m¨¢s. Se trata de contar en cada momento con los recursos t¨¦cnicos y humanos, y los procedimientos necesarios para no ir a remolque.
P. Se ha dicho que Espa?a necesita una Agencia de Salud P¨²blica.
R. Ser¨ªa una buena herramienta si tiene una capacidad ejecutiva real. La gobernanza de la crisis no ha sido la mejor. El pa¨ªs tambi¨¦n necesita movilizar a los mejores expertos y darles un papel importante en estas crisis. Es algo que se ha hecho tarde y con un papel secundario. Tenemos una buena red de centros de investigaci¨®n, pero la cadena de transmisi¨®n hacia la toma de decisiones no est¨¢ engrasada.
P. ?C¨®mo podemos aprender de los errores?
R. Con auditor¨ªas t¨¦cnicas en casi todos los niveles para entender qu¨¦ ha pasado, c¨®mo y por qu¨¦. La OMS lo va a hacer. Europa deber¨ªa hacerlo. Y en el caso de Espa?a es imprescindible entender por qu¨¦ ha tenido unos niveles de mortalidad tan altos.
P. La crispaci¨®n actual no ayuda.
R. No. Estos procesos tienen que hacerlos expertos independientes. El Parlamento debe tener un papel y estar informado, porque es donde reside la soberan¨ªa. Pero la situaci¨®n requiere una revisi¨®n desapasionada y rigurosa para entender qu¨¦ ha ocurrido. Hacer eso ahora desde el ¨¢mbito pol¨ªtico resulta dif¨ªcil, como vemos en Espa?a y otros pa¨ªses. Nos jugamos mucho en esto. Si no averiguas qu¨¦ ha fallado, est¨¢s condenado a repetir los errores.
P. ?En qu¨¦ medida la crisis ha puesto en evidencia las debilidades de la globalizaci¨®n? Ha sido chocante ver a grandes pa¨ªses europeos incapaces de comprar lo que necesitaban en el mercado internacional.
R. Yo pienso que la globalizaci¨®n ha sido algo beneficioso para la humanidad. Con ella se ha reducido la mortalidad en el planeta y 700 millones de personas han salido de la pobreza. Pero tambi¨¦n tiene sus riesgos y consecuencias negativas. Ha quedado en evidencia que no podemos depender de la producci¨®n de una o dos f¨¢bricas en China u otro pa¨ªs. Es un riesgo, no solo en caso de una pandemia, sino tambi¨¦n por un terremoto u otro accidente. Pero irse al otro extremo y que cada pa¨ªs lo produzca todo es algo que no es ni viable ni deseable.
P. Europa tampoco ha sido buen ejemplo. Los pa¨ªses con capacidad de producci¨®n no la han compartido en los peores momentos¡
R. Hay que tener m¨¢s y m¨¢s seguras cadenas de suministro. Es algo que debe contemplarse a nivel de continente en Europa o ?frica, por ejemplo. Y en distintas agrupaciones de pa¨ªses en Am¨¦rica o Asia. Europa debe aprovechar esta crisis para recuperar liderazgo cient¨ªfico, capacidad de producci¨®n, de estrechar la relaci¨®n entre conocimiento y producci¨®n¡
P. ?C¨®mo valora el cierre de fronteras en Europa?
R. Cre¨ªamos tener una uni¨®n pol¨ªtica cuando lo que hemos visto es un retrotraerse a nuestras fronteras. La lecci¨®n ha sido dura. Esta pandemia nos debe hacer pensar muchas cosas y que la pr¨®xima vez estemos mejor preparados, porque si hay algo seguro es que habr¨¢ otra pandemia. Europa debe reflexionar profundamente sobre aspectos clave como su gobernanza, el papel de organismos como el ECDC¡
P. ?Podemos considerar esta crisis tambi¨¦n una cura de humildad para el mundo?
R. S¨ª. Y debe servir para tomar conciencia, si se me permite barrer para casa, de que esto que ahora Europa vive con gran consternaci¨®n es lo habitual para buena parte del mundo. Es enfrentarse sin medios a enfermedades infecciosas que matan, que condenan al subdesarrollo econ¨®mico y social. Estoy hablando obviamente de la malaria, que causa 200 millones de casos y 400.000 muertes cada a?o, pero tambi¨¦n de la tuberculosis, el sida¡ Las enfermedades infecciosas siguen siendo la ¨²nica amenaza sist¨¦mica en t¨¦rminos de salud global para la humanidad. Y una parte importante de los habitantes de nuestro planeta se enfrentan cada d¨ªa a ello mientras son invisibles para el mundo m¨¢s desarrollado, que ve todo esto como algo ajeno.
Informaci¨®n sobre el coronavirus
- Aqu¨ª puede seguir la ¨²ltima hora sobre la evoluci¨®n de la pandemia
- As¨ª evoluciona la curva del coronavirus en Espa?a y en cada autonom¨ªa
- Buscador: La desescalada por municipios
- Preguntas y respuestas sobre el coronavirus
- Gu¨ªa de actuaci¨®n ante la enfermedad
- Pinche aqu¨ª para suscribirse a la newsletter diaria sobre la pandemia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.