Detectan matarratas en los jabal¨ªes que viven en ¨¢reas urbanas
Investigadores del CSIC y de las universidades de Barcelona y de Lleida encuentran restos de veneno en el 60% de los ejemplares de la capital catalana estudiados
Desde hace a?os los jabal¨ªes rondan las ciudades a la b¨²squeda de alimento f¨¢cil. Esta dieta puede incluir cad¨¢veres de ratas, otros roedores o gatos que hayan ingerido rodenticidas anticoagulantes de segunda generaci¨®n ¨Cveneno que se usa para controlarlos y que produce hemorragias letales¨C o cebos envenenados. Un equipo de cient¨ªficos ha detectado que el 61% de los jabal¨ªes que habitan en Barcelona presentan residuos de esas sustancias en el h¨ªgado y en el m¨²sculo, sobre todo de bromadiolona y brodifacoum. En el ¨¢rea metropolitana de la capital catalana, en el 40% de los jabal¨ªes se han encontrado los mismos restos de veneno.
La acumulaci¨®n de estos biocidas es ¡°especialmente notoria en el h¨ªgado, donde se alcanzan niveles superiores al umbral asociado a la aparici¨®n de hemorragias internas en casi el 14% de los animales analizados¡±. En el estudio, publicado en la revista Science of the Total Environment, han participado cient¨ªficos del Instituto de Investigaci¨®n en Recursos Cineg¨¦ticos (IREC) del CSIC y de las universidades de Barcelona y de Lleida. El estudio se basa en los an¨¢lisis efectuados en 83 jabal¨ªes.
Rafael Mateo, director del IREC y miembro del equipo investigador, explica que el problema de estas sustancias se encuentra en su capacidad de acumulaci¨®n en el h¨ªgado de los depredadores que comen roedores intoxicados, porque los van incorporando a su organismo. ¡°Son productos que llegan a tener una vida media que supera los 100 d¨ªas¡±, concreta Mateo. En el campo est¨¢n prohibidos y ¨²nicamente se mantienen para el control de roedores en entornos urbanos, granjas, v¨ªas de tren... ¡°Tenemos el dilema en que son necesarios, pero que pueden afectar a animales que no son diana, a depredadores buenos para acabar con las plagas de roedores¡±, explica. El IREC estudia el efecto de los rodenticidas desde hace m¨¢s de 10 a?os. En otros estudios, han encontrado restos en el 100% de los b¨²hos que han analizado, en el 50% de los erizos o el 85% de las lechuzas.
Aunque la carne de jabal¨ª se comercializa para el consumo humano, ¡°el riesgo para el hombre es muy bajo, porque los niveles encontrados en el m¨²sculo son casi nulos¡±, puntualiza el cient¨ªfico. ¡°Por el contrario, los resultados obtenidos desaconsejan el uso del h¨ªgado de jabal¨ª como producto alimentario cuando este proceda de ¨¢reas sometidas a un uso intensivo de rodenticidas, siendo necesario una evaluaci¨®n m¨¢s profunda del riesgo de salud p¨²blica¡±, explica el CSIC en un comunicado.
Los rodenticidas de segunda generaci¨®n (conocidos por SGARS, seg¨²n sus siglas en ingl¨¦s) fueron introducidos en la d¨¦cada de los setenta del siglo pasado debido a la resistencia que hab¨ªan desarrollado los roedores a los usados con anterioridad. Son altamente t¨®xicos, porque matan con una dosis al provocar una hemorragia letal en los roedores, en un periodo de entre uno y tres d¨ªas. ¡°Las ratas son muy listas, si les sienta mal, lo aprenden y rechazan el alimento. De esta forma, no asocian la intoxicaci¨®n con haber ingerido el cebo envenenado¡±, explica Mateo. Aunque est¨¢n empezando a generar resistencia a estos productos. Los resultados de la investigaci¨®n ¡°podr¨ªan ser de gran relevancia¡± para conseguir compuestos menos persistentes y, por lo tanto, menos da?inos para las especies diana y las cadenas tr¨®ficas. Algo que requerir¨¢ m¨¢s investigaci¨®n, puntualizan los cient¨ªficos.
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