El Super S¨¢bado ingl¨¦s desata el temor a nuevos rebrotes del virus
La polic¨ªa fue incapaz de imponer la distancia social en las zonas de pubs y bares
La decisi¨®n del Gobierno de Boris Johnson de permitir a los restaurantes, bares y pubs de Inglaterra (Escocia, Gales e Irlanda del Norte han retrasado la decisi¨®n) reabrir sus puertas este fin de semana ¡ªlos medios brit¨¢nicos bautizaron el d¨ªa de la liberaci¨®n como Super S¨¢bado¡ª ha desatado la alarma de los cient¨ªficos y de las fuerzas de seguridad. Las escenas descontroladas en zonas de vida nocturna como el Soho londinense han sembrado dudas sobre la responsabilidad de los ciudadanos, que Johnson daba por conseguida. Ser¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas, una vez liberada la presi¨®n de tres meses de confinamiento, cuando se comprobar¨¢ si es necesario echar atr¨¢s la relajaci¨®n de las restricciones.
Un paseo a media tarde este domingo por algunas de las zonas m¨¢s concurridas de Londres, como Portobello Road, demuestra que los brit¨¢nicos, y miles de residentes de una ciudad multicultural, no son en absoluto mucho m¨¢s salvajes que el resto del mundo con una cerveza en la mano. Las colas de entrada a los pubs se respetan escrupulosamente, la gente mide su distancia, y en muchos de los locales las bebidas se piden desde la calle y se consumen fuera sin demasiado jaleo. ¡°No es muy diferente a lo que llevamos haciendo desde hace semanas, si acaso el ambiente ahora vuelve a estar animado¡±, dice Fergus sentado en la terraza donde disfruta de su pinta. Muchos pubs que dispon¨ªan de asientos en la calle han podido mantener las constantes vitales de su negocio durante el cierre impuesto durante m¨¢s de cien d¨ªas.
Los primeros c¨¢lculos estiman que en la noche del s¨¢bado circularon cerca de 15 millones de pintas (casi medio litro de cerveza) por toda Inglaterra. Y los diarios mostraron abundantes fotos en su edici¨®n de la ma?ana siguiente con gente abraz¨¢ndose por las calles, alg¨²n careo con la polic¨ªa y abundante personal tumbado en la acera con una melopea notable. ¡°Acabo de regresar a casa despu¨¦s de un largo turno de noche en el que hemos tenidos peleas en pubs, violencia dom¨¦stica y borrachos tontos medio inconscientes. Si lo de hoy tiene algo que ver con una posible segunda ola del virus, no creo que tarde mucho en llegar¡±, tuiteaba el sargento de polic¨ªa del departamento de las West Midlands, Richard Cooke. ¡°Hombres desnudos, borrachos felices, borrachos irritados, peleas y m¨¢s borrachos irritados. Todo esto durante mi servicio de noche en Southampton¡±, escrib¨ªa John Apter, el presidente de la Federaci¨®n de Polic¨ªas.
La noche del s¨¢bado fue explosiva en algunos barrios del pa¨ªs. Soho y Portobello en Londres; Princess Street en Manchester; o el centro de la ciudad en Sheffield o Newcastle. El Gobierno, sin embargo, conf¨ªa en que este primer exabrupto se vaya relajando en los d¨ªas venideros, y ha tratado de inyectar cierta relatividad a las escenas vividas. ¡°Creo que, por lo visto hasta ahora, aunque algunas im¨¢genes parezcan decir lo contrario, la inmensa mayor¨ªa de las personas ha actuado de modo muy responsable¡±, ha dicho en SKYNews el ministro de Sanidad, Matt Hancock. ¡°Estamos preparados para tomar medidas contundentes si una minor¨ªa decide saltarse las reglas¡±, ha advertido.
La polic¨ªa increment¨® durante la noche sus refuerzos, y se reportaron unos cuantos miles de incidentes de mayor o menor grado, pero desde el primer momento qued¨® claro que las normas de distanciamiento social exigidas por el Gobierno no iban a cumplirse. En teor¨ªa, la poblaci¨®n sigue obligada a mantener al menos un metro de alejamiento, y las reuniones en el exterior no pueden sobrepasar las seis personas. Un paseo por el Soho a ¨²ltima hora de la noche dejaba claro que las medidas eran una ficci¨®n impracticable. Desde plataformas construidas con ese prop¨®sito en medio de la calle, los agentes vigilaban la actividad de la zona, pero solo interven¨ªan ante alg¨²n incidente de tensi¨®n. Desde sus islotes pod¨ªan observar la incesante marea humana que les rodeaba.
No todos los pubs resucitaron este fin de semana. Miles de ellos han sido incapaces de sobrevivir financieramente los tres meses de hibernaci¨®n, a pesar de las ayudas del Gobierno para mantener el salario de sus empleados. Y la idea de reabrir con una capacidad limitada al 50% no ha convencido a muchos de estos negocios. Pubs ingleses por excelencia, como el Angie¡¯s, o la Union Tavern, en el oeste de Londres, que viven de una clientela local que hasta ahora ha sido fiel, han decidido aguantar unos d¨ªas m¨¢s antes de decidirse a tomar la temperatura del agua. El brit¨¢nico medio adora estas instituciones, pero sigue con el miedo en el cuerpo. ¡°Todo el que se salte las reglas pondr¨¢ a los dem¨¢s en riesgo, y no ayudar¨¢ a todos aquellos propietarios de peque?os negocios que llevan tiempo prepar¨¢ndose para esta nueva normalidad¡±, advert¨ªa Johnson en las horas previas a la reapertura. Las primeras im¨¢genes, evidentemente, no han ayudado.
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