Las comunidades a¨ªslan las residencias ante el temor a que se repita la tragedia
Nueve autonom¨ªas proh¨ªben o recomiendan suspender visitas o la salida de mayores de los centros
Si hay un lugar vulnerable a la pandemia, son las residencias de ancianos. El virus se col¨® en estos hogares de mayores sin piedad y miles de personas perdieron la vida. Fueron unas 19.000, seg¨²n un documento interno en el que el Ministerio de Sanidad reconoce que no se f¨ªa de la cifra porque cuestiona los datos de las comunidades. El temor a que se repita la tragedia est¨¢ en boca de las familias, de los profesionales, de las empresas. Ante los rebrotes, nueve comunidades aut¨®nomas han prohibido o recomendado suspender las visitas o salidas de los mayores de estos centros en las zonas m¨¢s afectadas. Expertos consultados apuntan que debe buscarse un equilibrio entre la contenci¨®n del virus y salvaguardar los derechos de los ancianos. Hay asociaciones de familiares que se plantean tomar medidas legales.
Las comunidades aut¨®nomas, competentes en servicios sociales, han regulado la vida en los centros para adecuarse a los nuevos tiempos. Despu¨¦s de que muchos mayores pasaran los meses m¨¢s duros de la pandemia aislados en su habitaci¨®n, lleg¨® por fin la nueva normalidad que trajo consigo reencuentros de hijos con sus padres sin besos ni abrazos. Reuniones con mascarilla, gel hidroalcoh¨®lico y varios metros de por medio, conversando casi a gritos.
Pero ahora, a medida que se han ido conociendo los rebrotes, los Gobiernos regionales quieren evitar que el virus entre en los centros. No se trata de volver al confinamiento en las habitaciones, pero s¨ª limitar el movimiento de los ancianos. Castilla y Le¨®n anunci¨® el viernes que se suspenden las salidas de los centros en la ciudad de Valladolid, dado que hay un brote. Los mayores podr¨¢n recibir visitas, pero no dar un paseo o salir a tomar algo con sus familias. La medida se aplicar¨¢ en los municipios castellanoleoneses en que se registre un foco, y hasta que este se controle. Sigue la senda de medidas restrictivas adoptadas en otras autonom¨ªas.
Galicia tambi¨¦n hab¨ªa prohibido visitas y salidas en A Mari?a cuando impuso restricciones en la zona (ya se han levantado). En el ¨¢rea de salud de Badajoz no est¨¢n permitidas. En Catalu?a, en los municipios afectados por las limitaciones para contener el brote, no puede haber ni visitas ni salidas de los centros inferiores a tres semanas. En Arag¨®n, en las comarcas que acaban de retroceder a la fase 2, los centros pueden recibir a familiares, pero los mayores no pueden salir a no ser que lo hagan por periodo de un mes. En Murcia, se han prohibido visitas en la capital, en Totana y en Cieza (en esta ¨²ltima localidad se han podido retomar a partir de este lunes). En Euskadi, se han limitado las salidas y restringido las visitas a una sola persona (en Gipuzkoa se han ampliado a dos personas). Pero adem¨¢s en Navarra recomiendan restringir al m¨¢ximo las salidas; en La Rioja, suspenderlas si no hay personal que las supervise. Y la Comunidad Valenciana est¨¢ estudiando adoptar medidas restrictivas.
En Espa?a hay m¨¢s de 280 brotes activos y la incidencia acumulada de casos se ha triplicado en poco m¨¢s de dos semanas hasta niveles de la desescalada. La mayor¨ªa de comunidades no ha informado de cu¨¢ntos focos activos hay en residencias ¡ªen estos entornos, un caso ya se considera brote¡ª y el Ministerio de Sanidad tampoco lo precisa. La situaci¨®n difiere mucho de una comunidad a otra. En Extremadura, Murcia o Canarias, por ejemplo, no hay ning¨²n brote activo en estos centros. En Arag¨®n, alrededor de una veintena. En Castilla-La Mancha se han detectado 54 positivos desde la semana pasada. El virus sigue presente en algunas residencias. En la localidad leridana de Alcarr¨¤s hay un brote con 81 afectados.
Las empresas avalan las restricciones e incluso las han consensuado con las autonom¨ªas. ¡°Sacar a un residente una hora al d¨ªa es un riesgo muy grande. Fuera del centro, perdemos el control. Hay familiares que se saltan a la torera la normativa de la Generalitat¡±, asegura Vicente Botella, presidente de la patronal catalana Upimir. ¡°Estas medidas de restringir salidas y visitas son sensatas y razonables, aunque generalizarlas no me parece oportuno. Yo las limitar¨ªa a donde hay transmisi¨®n comunitaria o alta incidencia. Antes de cerrar cines o restaurantes, hay que blindar residencias, que es donde est¨¢ la gente m¨¢s vulnerable¡±, apunta Jes¨²s Molina Cabrillana, portavoz de la Sociedad Espa?ola de Medicina Preventiva, Salud P¨²blica e Higiene.
Blindar las residencias
Entre los familiares hay divisi¨®n de opiniones. ¡°El error monumental hace meses fue no haber blindado a las residencias para que no entrara el virus. Dependiendo de c¨®mo sea el rebrote, se tienen que restringir las visitas y las salidas¡±, defiende Miguel V¨¢zquez, presidente de la asociaci¨®n Pladigmare, en Madrid, quien acusa al Gobierno regional de ¡°descontrol¡±. En Madrid no se han tomado nuevas medidas, como s¨ª han hecho otras comunidades, pero V¨¢zquez critica que ¡°hace semanas el Ejecutivo inform¨® de que 44 residencias prohib¨ªan las visitas debido a la presencia de casos, que luego esta cifra se rebaj¨® a 25, y que ahora no aclara cu¨¢l es la situaci¨®n actual¡±.
Carmen L¨®pez, portavoz de la Marea de Residencias, opina en cambio que ¡°otra vez se est¨¢ ignorando que son personas con derechos¡± y que ¡°se trata a las residencias como a guetos, como si vivieran al margen de la sociedad¡±. Por ello explica que est¨¢n estudiando medidas legales. Algo que tambi¨¦n valora la Coordinadora 5+1, con ¨¢mbito en la provincia de Barcelona. Su portavoz, Mar¨ªa Jos¨¦ Carcel¨¦n, asegura que los meses de confinamiento fueron dur¨ªsimos para los mayores, que sufrieron un ¡°enorme¡± deterioro f¨ªsico y emocional. ¡°La soluci¨®n no es prohibir visitas y salidas. ?C¨®mo vamos a infectarlos si nos vemos a una distancia de dos metros, con una mampara, usando mascarilla?¡±, apunta. ¡°Ahora que empezaban a recuperar la alegr¨ªa... No los est¨¢n protegiendo, sino condenando a la absoluta soledad¡±, dice.
Asegura que ir¨¢n a los tribunales. ¡°Las medidas en Catalu?a no tienen amparo legal. Para el resto de poblaci¨®n se recomienda salir lo m¨ªnimo imprescindible, es lo que ha avalado un juez. Pero paralelamente se dicta una instrucci¨®n que directamente proh¨ªbe visitas y salidas en residencias. Sin estado de alarma, no se puede restringir la libertad de movimientos¡±, se queja Carcel¨¦n. Dos expertos consultados indican que existe un ¡°vac¨ªo legal¡± en este ¨¢mbito.
¡°Las comunidades est¨¢n haciendo una interpretaci¨®n expansiva de la legislaci¨®n de salud p¨²blica¡±, sostiene Alberto L¨®pez Barasaguren, catedr¨¢tico de Derecho Constitucional de la Universidad del Pa¨ªs Vasco. ¡°No se trata de analizar si las medidas son razonables, sino si puede adoptarlas quien las est¨¢ adoptando¡±, a?ade. ¡°La ¨²nica previsi¨®n que existe para restringir el derecho de libertad de circulaci¨®n es el estado de alarma, de sitio o de excepci¨®n¡±, explica Elviro Aranda, profesor de Derecho Constitucional de la Universidad Carlos III de Madrid. ¡°Urge una regulaci¨®n por parte del Estado en una ley org¨¢nica¡±, afirma.
El encaje de preservar la salud p¨²blica con medidas tan restrictivas y mantener la calidad de vida de los ancianos es complejo. ¡°Despu¨¦s de lo que se ha pasado, se entiende mucho que haya que tomar decisiones dr¨¢sticas. Es un conflicto ¨¦tico importante. Hay que adecuar estas medidas a la situaci¨®n epidemiol¨®gica y garantizar excepciones, como permitir las visitas en el caso de ancianos en el final de vida o personas con demencia o alteraciones conductuales a las que les hace bien ver a su cuidador¡±, concluye Marco Inzitari, presidente de la Sociedad Catalana de Geriatr¨ªa de la Academia de Ciencias M¨¦dicas de Catalu?a.
Cinta Pascual, presidenta de la patronal espa?ola Ceaps, admite que estas medidas impactan en los ancianos, pero sostiene que son necesarias. ¡°No cerramos por gusto, es porque hay rebrotes en el exterior y las familias, en general, lo entienden porque tambi¨¦n tienen miedo. Yo soy partidaria de hacer cierres puntuales y no generalizados porque son medidas que limitan las libertades de las personas¡±, apunta. Los mayores, admite, ¡°lo viven con resignaci¨®n y hay a quien no le gusta nada¡±. ¡°A m¨ª tampoco me gusta, pero he aprendido a pensar que lo importante es proteger a todos¡±, zanja. Carcel¨¦n, portavoz de familiares en Barcelona, se muestra muy cr¨ªtica. ¡°?Qui¨¦n puede sostener ocho meses aislados de sus seres queridos?¡±, se lamenta. ¡°Queremos que tengan un nexo con la vida. Lo ¨²nico que los mayores no tienen es tiempo¡±.
¡°Las restricciones tienen un impacto dram¨¢tico en la gente mayor¡±
En el plano emocional, el encierro alienta ¡°la ansiedad, s¨ªntomas depresivos, confusi¨®n e incluso alteraci¨®n de la conducta¡±, sostiene Inzitari. La falta de movilidad por la prohibici¨®n de las salidas o los paseos fuera de la residencia tambi¨¦n precipita la p¨¦rdida de masa muscular y aumenta el riesgo de ca¨ªdas ¡ª¡°y el miedo a caerse¡±, agrega el geriatra¡ª. ¡°El hecho de no seguir estimulados, el perder rutinas, lleva a un empeoramiento, sobre todo, de las personas que ya tienen un deterioro cognitivo. Se genera un c¨ªrculo vicioso: se mueven menos, no tienen est¨ªmulos, entonces se producen alteraciones de su conducta, hay que medicarlos para que se tranquilicen, luego pierden movilidad, tienen menos masa muscular, avanzan hacia un encamamiento, y se mueven mucho menos. Y as¨ª continuamente¡±, explica.
La soluci¨®n para evitar o intentar sortear la contrapartida de las medidas que, precisamente, tratan de evitar el contagio, es acompa?ar los planes de contingencia de las residencias de medidas espec¨ªficas contra estas situaciones. Por ejemplo, enumera Inzitari: ¡°Cuidadores estables que mantengan el v¨ªnculo con estas personas, refuerzo de los planes dentro de las residencias para favorecer la movilidad, viodeollamadas a las familias con dispositivos m¨®viles grandes para que puedan ver bien, mantener rutinas y fomentar actividades, como las musicales, para que est¨¦n m¨¢s entretenidos¡±.
Con informaci¨®n de Virginia Vadillo, Luc¨ªa Boh¨®rquez, Mikel Ormazabal, Ignacio Zafra, Eva Saiz y Sonia Vizoso.
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