¡°Ya voy por mi tercera cuarentena en cuatro meses¡±
El periplo de una espa?ola revela la falta de control a los viajeros obligados a confinarse tras su arribada a un pa¨ªs
Christine N. es espa?ola, pero sobre todo ciudadana del mundo. Nacida en Bruselas, de madre espa?ola y un padre dan¨¦s que hoy vive en Tailandia, para esta estudiante de Econ¨®micas enrolada en una universidad brit¨¢nica los traslados y vuelos de un pa¨ªs a otro forman parte de su h¨¢bitat natural. Igual que para tantos j¨®venes de la era de la globalizaci¨®n. Hasta que la crisis del coronavirus ha trastocado ese modo de vida con la imposici¨®n de restricciones. ¡°Con esta ya llevar¨¦ tres cuarentenas¡±, explica Kity (su apelativo familiar) sobre el inminente regreso al Reino Unido tras una visita a Espa?a para reunirse con su madre, a quien no ve¨ªa desde febrero.
El Gobierno brit¨¢nico anunci¨® a ¨²ltima hora del s¨¢bado 25 de julio que reinstauraba el aislamiento de dos semanas a los viajeros procedentes de territorio espa?ol, esgrimiendo el repunte de casos de la covid-19 en zonas como Catalu?a, Arag¨®n o Murcia. Christine ten¨ªa un billete de avi¨®n con destino Londres justo unas horas despu¨¦s de que la medida entrara en vigor, pero al enterarse de que al lunes siguiente no podr¨ªa acudir a las oficinas de la empresa en que realiza unas pr¨¢cticas, forzada a recluirse en casa, decidi¨® cambiarlo: ¡°Al menos disfrutar¨¦ de una semana m¨¢s con mi familia¡±. No fue la ¨²nica sorprendida por el decreto del Ejecutivo de Boris Johnson: a uno de los ministros del propio gabinete brit¨¢nico, el titular de la cartera de Transporte, Grant Shapps, esa noticia de la que sorprendentemente no estaba enterado de antemano le pill¨® en pleno inicio de sus vacaciones familiares en Espa?a.
El devenir de Christine en los ¨²ltimos meses es un reflejo de los s¨²bitos cambios de rumbo de los Gobiernos en su dif¨ªcil combate contra la pandemia. La joven espa?ola, de 20 a?os, viaj¨® a Bangkok para visitar a su progenitor y a su hermano a mediados de marzo, justo despu¨¦s de que Espa?a impusiera un confinamiento general. En el Reino Unido, donde ella reside, se acabar¨ªa aplicando una medida similar al cabo de pocos d¨ªas, aunque de tinte m¨¢s relajado (la gente pod¨ªa salir a la calle sin demasiadas cortapisas). Pero en lo que concierne a su periplo personal, se top¨® con la mala pata de que en la v¨ªspera de su arribada a la capital tailandesa las autoridades acababan de decretar una cuarentena de dos semanas para todos los viajeros procedentes del extranjero. El pa¨ªs asi¨¢tico, que hasta entonces hab¨ªa tenido bastante ¨¦xito a la hora de contener los estragos del virus, tem¨ªa el efecto de los visitantes.
Aleccionada por su padre, m¨¢s que por la presi¨®n de la autoridad local ¡ªque b¨¢sicamente la oblig¨® a firmar un documento en el que se compromet¨ªa a confinarse¡ª, Christine se encerr¨® durante 14 d¨ªas en su cuarto y luego pudo disfrutar plenamente de la compa?¨ªa de los suyos hasta finales de junio. No tiene claro que el haberse saltado el requerido confinamiento hubiera tra¨ªdo consecuencias: ¡°Controlar a la gente en este tipo de situaciones es muy dif¨ªcil. Creo que solo funciona en los pa¨ªses que han impuesto una cuarentena comunitaria¡±, que consiste en conminar a los reci¨¦n llegados de otros pa¨ªses a recluirse en un hotel u otras instalaciones designadas oficialmente, como en Australia o Malasia.
El permiso de regreso a las islas Brit¨¢nicas forz¨® a Christine a rellenar, 24 horas antes del vuelo, un documento online en el que deb¨ªa detallar sus datos personales, residencia y n¨²mero de contacto. La multa por aterrizar en Londres sin haberlo cumplimentado era de 100 libras, pero nadie le requiri¨® el formulario tras su llegada al aeropuerto. Durante el periodo preceptivo de dos semanas de encierro la llamaron dos veces al m¨®vil para saber d¨®nde estaba y si ten¨ªa alg¨²n s¨ªntoma de la enfermedad. ?Habr¨ªa podido enredarles en caso de haber decidido no confinarse? Est¨¢ convencida de que s¨ª, y de que no hay medios para la vigilancia de las personas en su mismo caso. Los representantes sindicales del funcionariado brit¨¢nico para cuestiones de inmigraci¨®n han avalado esta idea con su denuncia sobre la falta de recursos que hace imposible la vigilancia.
Disgustada porque el lunes no podr¨¢ asistir al trabajo, Christine tomar¨¢ igualmente antes el avi¨®n hacia Londres para seguir teletrabajando durante otro periodo de 14 d¨ªas de confinamiento en casa. Sabe de varios compa?eros de facultad que han hecho el viaje de ida y vuelta a Espa?a en un plazo menor a la semana ¡°sin que nadie se percatase¡±. Y, de hecho, este diario ha contactado con algunas personas en esa tesitura, que han declinado facilitar sus datos para cubrirse las espaldas. La propia Kity, a punto de acceder a su tercera cuarentena, es renuente a que se publique su apellido, a pesar de su acato al estricto cumplimiento de las normas. Sabe que podr¨ªa salt¨¢rselas: ¡°Pero soy responsable y, sobre todo, quiero evitar contagiar a nadie¡±.
Informaci¨®n sobre el coronavirus
- Aqu¨ª puede seguir la ¨²ltima hora sobre la evoluci¨®n de la pandemia
- As¨ª evoluciona la curva del coronavirus en Espa?a y en cada autonom¨ªa
- Buscador: La nueva normalidad por municipios
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.