La monta?a como refugio anticovid
La naturaleza sufre la presi¨®n de la avalancha de personas que se ha lanzado al campo en ¨¦poca de pandemia
Las aves, los mam¨ªferos, los anfibios, las plantas... no daban cr¨¦dito: de repente, el monte se vaci¨®, dej¨® de recibir visitas durante el confinamiento por la pandemia. Un espejismo que dur¨® lo que el encierro. Cuando se permiti¨® salir, las personas ¡ªmuchas urbanitas que ve¨ªan la sierra y la monta?a de lejos¡ª se lanzaron al monte e incluso se atrevieron con alguna cumbre, provocando la saturaci¨®n de espacios protegidos muy sensibles.
Tal fue la avalancha campera, que alquilar una casa rural se convirti¨® en una misi¨®n casi imposible. El ¨¦xodo vacacional se traslad¨® de la playa a la monta?a y todav¨ªa continua. En Cercedilla (7.400 habitantes), un pueblo de la sierra de Madrid, se han empadronado unas 300 personas en lo que va de a?o, cuando lo habitual son 60. ¡°La gente no solo pasa las vacaciones aqu¨ª, se traslada¡±, comentan fuentes municipales.
La foto de una fila de varias decenas de excursionistas esperando para retratarse en la cruz de la Pica d¡¯Estats (3.143 metros), la cima m¨¢s alta y popular de Catalu?a en el parque natural del Alt Pirineu, hace una semana ofrece una visi¨®n de hasta donde ha llegado la masificaci¨®n. La imagen fue publicada por el propio parque en Twitter. Marc Garriga, director del espacio protegido, ubicado a unas tres horas de Barcelona, aclara que siempre ha existido ¡°una masificaci¨®n de ciertas zonas en agosto, pero este a?o ha sido brutal¡±.
Las subidas a esta cumbre aumentaron un 31,4% de enero a agosto de 2020 con respecto al mismo periodo de 2019, indica V¨ªctor Dorado, investigador que realiza el doctorado en el Instituto Nacional de Educaci¨®n F¨ªsica de Catalu?a (INEFC) en Lleida. Estudia la situaci¨®n de las cimas m¨¢s emblem¨¢ticas de Espa?a y del perfil monta?ero que las corona, dirigido por la doctora Estela Farias. Recogi¨® los peores datos en la Pica d¡¯Estats en julio y agosto, con un incremento del 74% y 51% de visitantes, respectivamente. Por el parque pasaron el a?o pasado 343.010 personas. Las cifras tampoco son nada alentadores en otras cimas emblem¨¢ticas como el Aneto, Pedraforca o Monte Perdido, donde ha comprobado que se producen acumulaciones de excursionistas.
Coches amontonados
Al no ser espacios preparados para semejante afluencia, los veh¨ªculos se amontonan en los arcenes, se acampa de forma ilegal, aparece basura o se produce erosi¨®n por andar fuera de los caminos, y todo ello repercute en la fauna y la flora. Tambi¨¦n hay senderistas que se ba?an en los lagos alpinos, a pesar de estar prohibido ¡°porque las cremas solares y los repelentes de insectos se disuelven y son muy t¨®xicos para los anfibios¡±, advierte Garriga. Ante la situaci¨®n, la Generalitat ha anunciado que regular¨¢ el acceso a la pica por la masificaci¨®n.
La masificaci¨®n no es patrimonio exclusivo de tan altas cumbres. Existen rutas muy conocidas y accesibles que ya se encontraban al l¨ªmite y que ahora se han saturado. Natalia Sousa, farmac¨¦utica con dos hijos de cinco y nueve a?os, es una de las madrile?as que se lanz¨® a la sierra en cuanto acab¨® el encierro. ¡°Estar con los ni?os en casa fue muy dif¨ªcil, porque vivimos en un piso en el centro de Madrid, en Chamart¨ªn¡±, explica. La familia opt¨® por emprender varias rutas por la sierra madrile?a. ¡°Nos compramos el equipo: botas, mochila, botellas de agua, pantalones..., porque el primer d¨ªa fuimos con vaqueros¡±, comenta.
Se atrevieron con caminos f¨¢ciles por Navacerrada, Cercedilla o La Pedriza, todos en el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama ¡ªel segundo m¨¢s visitado de Espa?a tras el del Teide¡ª. Rutas ¡°llenas de gente¡±, recuerda. Les ayud¨® un amigo, propietario de la empresa V?A XXIV que se dedica en Cercedilla al desarrollo local y a la educaci¨®n ambiental.
En La Pedriza ¡ªuno de los espacios m¨¢s singulares de Madrid ¡ªentraron en junio 8.368 veh¨ªculos, un 56% m¨¢s que el a?o pasado; 9.475 en julio, un 78% m¨¢s; y 10.860 en agosto, un 81% m¨¢s. En el aparcamiento del puerto de Cotos, otro de los puntos neur¨¢lgicos de la sierra madrile?a, los coches sumaron 6.338 en agosto, casi el doble que en 2019, informa la Consejer¨ªa de Medio Ambiente de la comunidad aut¨®noma. Desde ese punto, se accede al macizo de Pe?alara (2.428 metros, el techo de Madrid) en el que el parque nacional contabiliz¨® entre un 50 y un 60% m¨¢s visitantes en los meses de verano que hace un a?o.
A la cola
¡°?Despu¨¦s del confinamiento, qu¨¦ esper¨¢bamos? Lo l¨®gico es ir al campo¡±, se plantea Pedro Nicol¨¢s, alpinista, ge¨®grafo y presidente de la Sociedad de Alpinismo Pe?alara creada en 1913. Este verano ha subido al pico Anayet (2.574 metros) en el Pirineo aragon¨¦s. ¡°Es relativamente accesible y en los ibones era tremenda la cantidad de gente¡±, rememora. En el paso del pico ¡°nos encontramos con una cola¡±. Nicol¨¢s no daba cr¨¦dito: ¡°Hay una cadena para agarrarse y en el atasco hab¨ªa gente con abuelos, perros, ni?os y hasta tropas de monta?a. Aquello parec¨ªa una broma¡±. El alpinista considera que si esta tendencia continua habr¨ªa que regular determinados lugares. A¨²n as¨ª, aclara, la presi¨®n se concentra en actividades cortas y muy asequibles. Las rutas m¨¢s exigentes o lejanas no est¨¢n tan transitadas. Este verano subi¨® tambi¨¦n a Pe?a Ubi?a (2.417 metros), en la cordillera Cant¨¢brica, y no se encontr¨® a casi nadie.
En el Principado de Asturias ya han implementado dispositivos de informaci¨®n y vigilancia en su red de espacios protegidos, muy concurridos sobre todo este verano. La mayor afluencia se ha registrado en la zona de Covadonga-Lagos (Cangas de On¨ªs), Poncebos-Bulnes (Cabrales) o Soto de Agues-Ruta del Alba (Sobrescopio).
Ver¨®nica Sevillano, profesora de Psicolog¨ªa Social de la Universidad Aut¨®noma de Madrid, opina que la tendencia a salir al campo ¡°durar¨¢, porque el virus se va a mantener¡±. Es la opci¨®n mayoritariamente elegida, ¡°porque se asocia la naturaleza a la libertad, que con la covid ha sufrido una limitaci¨®n por el miedo a la muerte al interactuar con otras personas¡±.
¡°En el campo est¨¢s en un entorno aislado y, a la vez, con esa idea de libertad. Es perfecto¡±, comenta. Adem¨¢s, ese aislamiento evita la evaluaci¨®n social continua, ¡°incluso de si llevas o no la mascarilla¡±. ¡°Todo el mundo piensa, me la voy a poder quitar¡±, concreta la psic¨®loga.
Caminos de un solo sentido y aforos limitado
Las estrecheces no son buenas en tiempos de coronavirus, tampoco en la monta?a. El director del Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama (Madrid), Pablo Sanjuanbenito, explica que ¡°la fragilidad y la masificaci¨®n¡± les ha llevado a tomar medidas como no represar el agua en Las Presillas, una de las zonas de ba?o naturales m¨¢s populares de Madrid, se han reducido los grupos en el espacio natural o se han establecido caminos de un ¨²nico sentido donde era previsible que se produjera una alta concentraci¨®n de personas.
De las mascarillas se puede prescindir en la sierra ¡ªaunque hay que estar al tanto de la normativa en las distintas comunidades¡ª, siempre que sea posible mantener la distancia de seguridad de 1,5 metros. Algo dif¨ªcil de lograr en un atasco en pasos estrechos. Marc Garriga, director del Parque Natural de Alt Pirineu, cuenta que el domingo pasado en la cola que se form¨® en el Pico d'Estats ¡°de las alrededor de 200 personas que vi en la media hora que estuve, solo dos llevaban mascarilla¡±.
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