Una ma?ana en las zonas al l¨ªmite del confinamiento en Madrid: ¡°Es como si ya nos hubieran encerrado¡±
¡°Como nos hagan cerrar a las 22.00 sufriremos¡±, dice el camarero de un bar de Las Fronteras, el barrio con m¨¢s incidencia de coronavirus en Torrej¨®n de Ardoz
A las 8.00 de este mi¨¦rcoles, Mari Luz Aguado pasea a su perra Luna. Lo hace en el barrio de Torrej¨®n de Ardoz (Madrid) en el que vive desde hace pocos meses, Las Fronteras. ¡°Me extra?a que no nos hayan confinado, como a los barrios de Madrid o de Fuenlabrada. Me parece mal que no apliquen las mismas medidas aqu¨ª. Es m¨¢s, deber¨ªan confinar todo Torrej¨®n¡±, dice Aguado, de 63 a?os, mientras Luna tira de ella para continuar su camino. Las Fronteras es una de las 16 zonas sanitarias de la Comunidad de Madrid que, pese a tener una incidencia acumulada de casos superior a 1.000 por cada 100.000 habitantes en las ¨²ltimas dos semanas (1.151, con la curva aplan¨¢ndose en los ¨²ltimos d¨ªas), no ha sido confinada perimetralmente, al contrario que otras 37 ¨¢reas de la regi¨®n. Son incidencias alt¨ªsimas: la media nacional es de 287. El Gobierno de Isabel D¨ªaz Ayuso se plantea extender las restricciones de movilidad a zonas como este barrio de Torrej¨®n de Ardoz. De ser as¨ª, se anunciar¨ªa el viernes.
¡°Siempre hay conejillos de indias. Esta vez no nos ha tocado¡±, dice Olalla Novo, torrejonera de 39 a?os, justo despu¨¦s de dejar a su hija en su escuela infantil en Las Fronteras. ¡°Pero tengo claro que nos quedan dos d¨ªas para que nos confinen. Solo hay que ver la cola que se monta en el centro de salud. Hablas con los vecinos y te cuentan que cada vez tienen m¨¢s contagios cerca¡±, a?ade. Las Fronteras es uno de los barrios m¨¢s pobres de la ciudad, con una renta media anual de unos 22.000 euros por hogar. ¡°En las zonas m¨¢s humildes se est¨¢n dando m¨¢s contagios. Lo que tengo claro es que esto no se debe a los inmigrantes, como est¨¢ diciendo alguna gente. Este es un barrio de torrejoneros de toda la vida. Parte del problema es que hay personas a las que les dan igual las mascarillas¡±, a?ade.
A pocos metros est¨¢ el colegio p¨²blico del barrio, el Ram¨®n y Cajal. Poco antes de las 9.00 llegan dos amigas, Vanessa Plaza (42), arrastrando una mochila de ruedas en cada mano, y Beatriz Corral (32), con otra mochila. Mientras, los dos hijos de la primera y el de la segunda corren y saltan sin parar. ¡°Yo me hab¨ªa enterado de lo mal que est¨¢ el barrio por Facebook e Instagram. La gente no para de subir carteles quej¨¢ndose¡±, dice Plaza, muy enfadada por la gesti¨®n de la crisis tanto por parte de las Administraciones como por la sociedad: ¡°Hay quien no se termina de creer que el virus existe. No entienden la cantidad de personas mayores que se van al otro barrio fijo si cogen el coronavirus¡±. ¡°Hay que confinar m¨¢s e imponer multas m¨¢s graves. ?Qu¨¦ es eso de esperar tanto para sancionar?", a?ade Corral. A los pocos minutos, las dos mujeres discuten con otras que se apelotonan en la puerta del colegio.
Varias de las madres acuden al bar situado a poca distancia del colegio para tomar caf¨¦, El Pasaje, donde trabaja Miguel ?ngel Carretero. ¡°No puedo ver a parte de mi familia porque vive en zonas confinadas de Vallecas y Fuenlabrada¡±, dice este camarero de 32 a?os, que no quiere ni o¨ªr hablar de restricciones en Las Fronteras: ¡°Como nos hagan cerrar a las 22.00 sufriremos. Por la noche hacemos una parte muy importante de la caja¡±. Asegura, resignado, que no ha cobrado ni uno solo de los tres meses que estuvo en ERTE durante la primera ola. Mohammad Ahmed, el paquistan¨ª de 40 a?os que dirige una fruter¨ªa justo enfrente del bar, tambi¨¦n teme que el confinamiento llegue a su barrio, pero le provoca menos pavor que al camarero: ¡°Hay una fruter¨ªa en cada calle. Si cierran el barrio, creo que seguir¨¢n viniendo los mismos de siempre. Aqu¨ª no compra gente de otras zonas¡±, cuenta, mientras pesa tres limas.
¡°Est¨¢n jodiendo a gente que ya est¨¢ jodida¡±
En su d¨ªa libre, a las 10.30, Cristian Salgado est¨¢ haciendo cola en su centro de salud. ¡°Mis hijas est¨¢n moqueando y no s¨¦ muy bien qu¨¦ hacer. Voy a preguntar¡±, cuenta este vecino del barrio, ¡°de Orcasitas desde hace 33 a?os, los que tengo¡±. La curva de contagios de esta zona de la capital es ascendente, con una incidencia acumulada de 1.047 por cada 100.000 habitantes en las ¨²ltimas dos semanas. Salgado se muestra a favor de que las restricciones se apliquen en su barrio: ¡°As¨ª habr¨¢ m¨¢s polic¨ªa para controlar a los que no se ponen la mascarilla¡±. Sin embargo, ve lagunas en las medidas adoptadas por la Comunidad de Madrid. ¡°No me parece justo que un camarero no se pueda tomar una ca?a fuera de su barrio pero s¨ª pueda ir a la Gran V¨ªa a servirla¡±.
Ese tema genera un debate entre dos vecinas de Orcasitas que ¡°siempre¡± van juntas a hacer la compra. Soledad Orgaz (82) cree que los confinamientos selectivos son un ¡°maltrato¡± a los barrios de rentas bajas: ¡°A todas horas contra los pobres, nos dejan de lado. Estas calles no las desinfectan nunca¡±. Su amiga Mar¨ªa Rosa Cuervo (69) no cree que la renta tenga que ver en las medidas adoptadas: ¡°Es por el n¨²mero de contagios. Y queda mal decirlo, pero es que en el barrio de Salamanca no viven como aqu¨ª. Son menos personas en cada vivienda¡±. La pandemia no solo afecta m¨¢s a los pobres, tambi¨¦n est¨¢ ensanchando la brecha de la desigualdad. Josefina P¨¦rez (56), otra vecina de la zona, entiende que las restricciones son necesarias, ¡°pero no habr¨ªamos llegado aqu¨ª si hubieran cuidado la sanidad p¨²blica y hubieran contratado los rastreadores que prometieron¡±.
Comparte opini¨®n con Patryk Swierkula, un alumno de Formaci¨®n Profesional de 18 a?os del instituto P¨ªo Baroja. ¡°Lo de confinar por barrios no lo entiendo bien. Yo vivo en una zona confinada de Carabanchel, as¨ª que se supone que es m¨¢s probable que tenga el virus. Y puedo venir sin problemas a mi instituto de Orcasitas¡±, dice Swierkula a la hora del recreo, en torno a las 11.00. Est¨¢ enfadado con sus vecinos por ¡°entrar y salir¡± sin respetar las restricciones. Su amigo y compa?ero de clase Valent¨ªn Paun est¨¢ en una situaci¨®n parecida: vive en una zona confinada de Villaverde, pero viaja a Orcasitas para acudir al instituto. ¡°Con estas medidas est¨¢n jodiendo a la gente que ya est¨¢ jodida¡±, dice. El tercero del grupo, Rub¨¦n Mart¨ªnez, no reside en una zona confinada, pero se siente como ¡°si ya estuvi¨¦ramos encerrados¡±. Vive en Buenavista, con tres barrios confinados al norte (Guayaba, Puerta Bonita y Vista Alegre). Los tres j¨®venes tienen amigos con los que no podr¨¢n quedar en las pr¨®ximas semanas, si todos respetan las restricciones.
En el barrio madrile?o de Garc¨ªa Noblejas la curva epidemiol¨®gica est¨¢ en ascenso y la incidencia acumulada escala hasta 1.036 casos por cada 100.000 habitantes. Pero no ha sido confinado, de momento. ¡°Seguro que nos queda poco¡±, dice Alberto Isla (47), del Asador la Isla. Est¨¢ muy cerca de la frontera con barrios con limitaciones en vigor, como Gandhi y Daroca. ¡°Hay varios clientes habituales que viven en esos barrios y que no vienen desde el lunes. Nuestra facturaci¨®n ha ca¨ªdo en torno a un 30% respecto al mi¨¦rcoles pasado¡±, dice Isla, mientras se?ala una bolsa de churros llena a las 13.00: ¡°Normalmente estar¨ªa vac¨ªa¡±. Asegura que un confinamiento de todo Madrid ser¨ªa ¡°devastador¡± para la ciudad, pero cree que es la soluci¨®n: ¡°Hay que cortar la cabeza de la serpiente¡±.
La empleada de una farmacia a pocos metros del bar, Elena Labrador (39), tambi¨¦n cree que habr¨ªa que confinar toda la capital: ¡°Si al final habr¨¢ que hacerlo. Pues que lo hagan ya¡±. Al contrario que Isla, aprecia un aumento de clientes en la ¨²ltima semana: ¡°Se nota que la sanidad empieza a colapsar. Cada vez hay m¨¢s enfermos y viene m¨¢s gente a por medicinas¡±. Si el Ejecutivo de D¨ªaz Ayuso confina Garc¨ªa Noblejas, Labrador tiene claro lo que m¨¢s va a vender: ¡°Mascarillas¡±.
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