Control social, pruebas masivas y rastreos a gran escala: as¨ª ataja China sus rebrotes
La ciudad portuaria de Qingdao, donde se detect¨® una docena de contagios, ha realizado test a m¨¢s de nueve millones de residentes
Los dos primeros casos, asintom¨¢ticos, no suscitaron demasiada alarma cuando se detectaron el 24 de septiembre en el puerto de Qingdao, en el este de China. Un cargamento de congelados hab¨ªa presentado restos de coronavirus en su superficie en los controles del servicio de aduanas. Dos estibadores que lo tocaron dieron a su vez positivo. Fueron trasladados al Hospital Pulmonar municipal sin grandes aspavientos. Oficialmente no romp¨ªan la cadena que acumulaba China de m¨¢s de 40 d¨ªas sin contagios confirmados: las infecciones sin s¨ªntomas se contabilizan aparte en los registros gubernamentales.
Hasta el fin de semana pasado. De repente, 12 personas relacionadas con ese hospital pulmonar ¨Dtrabajadores sanitarios, pacientes y contactos de ambos grupos¨D dieron positivo en pruebas de covid. Se trataba del primer brote comunitario en dos meses en China. Ahora s¨ª saltaron todas las alarmas. La considerable maquinaria oficial se puso en marcha para atajar el brote de ra¨ªz en esta ciudad de 10 millones de habitantes, famosa en China por su tradici¨®n cervecera.
El lunes, el mismo d¨ªa que se anunciaron los contagios, Liu Qing, una arquitecta de 33 a?os residente en Qingdao, recibi¨® varias veces el mismo aviso. Por redes sociales, por aplicaciones de mensajer¨ªa, de viva voz: todos los residentes de la ciudad deb¨ªan someterse a una prueba PCR de coronavirus en un plazo de tres d¨ªas. Se lo comunicaba su comit¨¦ vecinal, el organismo encargado de que en cada barrio se acaten las normativas p¨²blicas. Su empresa. El Ayuntamiento. Sus grupos de amigos.
¡°Habilitaron puntos de recogida de muestras por todas partes, puedes ir al que te venga mejor. Normalmente est¨¢n en plazas o espacios abiertos al aire libre. En un radio de cinco kil¨®metros en torno a mi casa hay varios, fui a uno que me queda a 5-10 minutos andando¡±, cuenta Liu a trav¨¦s de una aplicaci¨®n de mensajer¨ªa instant¨¢nea. ¡°El primer d¨ªa hab¨ªa unas colas tremendas, hubo gente que esper¨® horas. Yo fui el segundo d¨ªa a ¨²ltima hora de la tarde, todo estaba mucho m¨¢s tranquilo. Dej¨¦ mi informaci¨®n personal y me hicieron la prueba, en total tard¨¦ unos 15 minutos¡±.
Como en otros brotes, las pruebas eran colectivas: un mismo reactivo para cada 10 personas, en caso de positivo se har¨ªan test individuales. Las autoridades ten¨ªan los resultados en 24 horas.
Las pruebas masivas son uno de los ingredientes del c¨®ctel de estrictas medidas con el que China, el pa¨ªs donde en diciembre pasado se detectaron los primeros casos de covid-19 en su ciudad de Wuhan, ha logrado atajar cada rebrote. Oficialmente, desde que comenz¨® la crisis solo se han contagiado unas 91.000 personas en el pa¨ªs m¨¢s poblado del mundo, y han muerto 4.379.
Su ¨¦xito se debe, en parte, a la seriedad con la que una poblaci¨®n a¨²n traumatizada por el recuerdo de la epidemia de SARS en 2002 se toma las medidas de prevenci¨®n. ¡°No se me ha pasado por la cabeza negarme. Es algo que se hace por el bien de la comunidad, tengo que cooperar¡±, explica Liu sobre la convocatoria al test. Pero el c¨®ctel requiere tambi¨¦n un sistema centralizado de respuesta a los brotes, un enorme aparato de control social para su puesta en pr¨¢ctica y unos l¨ªmites a las libertades individuales a priori dif¨ªciles de aceptar para las sociedades democr¨¢ticas.
Las medidas de prevenci¨®n y control, que a¨²n hoy mantienen parcialmente cerradas las fronteras exteriores de China, incluyen la descarga en el m¨®vil ¨Dvoluntaria en teor¨ªa, imprescindible en la pr¨¢ctica para las actividades p¨²blicas cuando saltan las alertas de rebrote¨D de una aplicaci¨®n de rastreo que avale el buen estado de salud de su portador. Tambi¨¦n, las tomas de temperatura cada vez que se entra en un lugar cerrado, donde por supuesto se exige llevar mascarilla. A menudo, adem¨¢s, se deben dejar tambi¨¦n los datos personales: nombre, tel¨¦fono, DNI.
La declaraci¨®n de riesgo medio o alto en una localidad conlleva la obligatoriedad de la mascarilla en la calle. Se cumple a rajatabla: no lucirla supone, como m¨ªnimo, el aviso de alg¨²n guardia de seguridad o voluntario de los comit¨¦s de barrio. En el peor de los casos, la llegada de la polic¨ªa.
Duros confinamientos domiciliarios
Donde se detecta un caso se imponen duros confinamientos domiciliarios, sea de complejos residenciales concretos en los rebrotes m¨¢s leves o, en los focos m¨¢s complicados, de ciudades enteras ¨Dcomo en el caso de Wuhan¨D. En estos supuestos se llega a prohibir salir de casa en todo momento, ni siquiera ir a comprar comida: se encarga por Internet y los comit¨¦s vecinales la llevan al domicilio.
Las pruebas masivas, de barrios o ciudades enteras, son tambi¨¦n obligatorias. En la hipot¨¦tica situaci¨®n de que alguien no se presentara, la primera l¨ªnea de presi¨®n llegar¨ªa a trav¨¦s de llamadas de tel¨¦fono cada vez m¨¢s insistentes del comit¨¦ vecinal, del lugar de trabajo o del centro de estudio, sobre los que recae la responsabilidad de que sus residentes, trabajadores o pupilos se presenten a los tests.
Wang Lisheng, ejecutivo de 34 a?os en una empresa estatal en Qingdao, reconoce que por un momento se plante¨® no acudir esta semana a la convocatoria, la idea de una prueba le pon¨ªa un poco nervioso. ¡°Pero me lo exig¨ªa mi comit¨¦ vecinal. Mi empresa tambi¨¦n me obligaba a ir¡±. Si esa presi¨®n no fuera suficiente ¨Dy en la inmensa mayor¨ªa de los casos, como el de Wang, lo es¨D la polic¨ªa acabar¨ªa llamando a la puerta de casa.
En caso de rebrote, las pruebas no se limitan a la ciudad o zona afectadas. Entra en juego un exhaustivo sistema de rastreo en el que vuelven a participar los comit¨¦s vecinales y los lugares de trabajo para localizar a quienes hayan podido pasar por el ¨¢rea. En el caso de Qingdao, 4,5 millones de personas del resto del pa¨ªs la visitaron durante las vacaciones de la fiesta nacional la primera semana de octubre.
Hasta el momento, la f¨®rmula ha dado resultado, como en mayor o menor grado lo han hecho otros pa¨ªses de Asia con estrategias en general menos dr¨¢sticas. Hoy d¨ªa China saca pecho del control que ha logrado sobre el coronavirus; en Chengdu, la cuna del hip-hop, vuelven las raves; las im¨¢genes de las fiestas multitudinarias de Wuhan este verano dieron la vuelta al mundo. ¡°Un recordatorio a los pa¨ªses luchando contra el virus de que las medidas de prevenci¨®n estrictas tienen su recompensa¡±, se vanagloriaba el peri¨®dico Global Times.
En Qingdao, el peque?o brote se ha dado por controlado en menos de una semana. Los 10 millones de pruebas solo encontraron un positivo m¨¢s. Una investigaci¨®n identific¨® como el vector de contagio una m¨¢quina de rayos X que no se desinfect¨® adecuadamente en el hospital. Su director y el responsable de la comisi¨®n sanitaria municipal han sido despedidos.
Pruebas tambi¨¦n para la entrada en China
El recurso a las pruebas es habitual incluso como medida de prevenci¨®n. Es requisito indispensable, por ejemplo, para los ingresos hospitalarios programados. Para la entrada al pa¨ªs desde el extranjero ¡ªvetada a¨²n al turismo y viajes no esenciales¡ª es necesario hacerse tres: la primera, en un plazo m¨¢ximo antes de tres d¨ªas de tomar el vuelo (el certificado debe, adem¨¢s, estar sellado por la embajada china en el pa¨ªs correspondiente). Al aterrizar en el aeropuerto chino, un equipo m¨¦dico efect¨²a una segunda como parte de las formalidades. La tercera se completa para dar por terminada la cuarentena de 14 d¨ªas ¡ªen un hotel asignado, en la inmensa mayor¨ªa de los casos¡ª que debe cumplir cada viajero a su llegada. Solo entonces, y si no se han presentado complicaciones, el reci¨¦n llegado podr¨¢ comenzar a hacer vida normal en China. Una vida, ya, muy parecida a la de antes de que empezara la pandemia.
Informaci¨®n sobre el coronavirus
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