Tres v¨ªctimas acusan al director de los Legionarios de Cristo de encubrir casos de abuso y acoso
El relato de tres mujeres a EL PA?S da cuenta de c¨®mo ha sido la respuesta de la congregaci¨®n bajo las ¨®rdenes del sacerdote John Connor
Los Legionarios de Cristo eligieron el pasado febrero un nuevo l¨ªder. El estadounidense John Connor fue nombrado nuevo director de una de las congregaciones m¨¢s poderosas de la Iglesia cat¨®lica en medio de un proceso interno que promet¨ªa una limpieza de la pederastia. La orden lo present¨® como la cara de ¡°la renovaci¨®n¡± tras una era que hab¨ªa incluido 175 casos de abusos a menores. Su nombramiento, sin embargo, levant¨® ampollas entre un grupo de v¨ªctimas en Texas (Estados Unidos), descontentas con la forma en que la direcci¨®n territorial de la Legi¨®n para Norteam¨¦rica, a cargo de Connor, ha manejado anteriormente sus denuncias. En conversaci¨®n con EL PA?S, tres v¨ªctimas le acusan de haberlas manipulado para encubrir sus casos y una de ellas asegura que los Legionarios, bajo ¨®rdenes del nuevo director, le mintieron a la polic¨ªa para desalentar una investigaci¨®n. ¡°El hecho de que Connor se presente como completamente inocente, es prueba de los lastres de la cultura de Marcial Maciel en ¨¦l¡±, dice Elena Sada, una exlegionaria que pas¨® casi dos d¨¦cadas en la organizaci¨®n religiosa.
Al igual que Connor, Sada fue educada dentro de la orden por el propio fundador, el sacerdote mexicano Marcial Maciel, y su c¨ªrculo cercano. ¡°Fue entrenado por el mismo l¨ªder por el que fui entrenada yo¡ y cr¨¦eme, no hay nada de transparente en ese l¨ªder¡±, dice. ¡°Su prioridad es proteger la orden por encima del bien de las v¨ªctimas¡±. Hereje de su propia organizaci¨®n, Maciel logr¨® en pocos a?os estructurar una de las congregaciones m¨¢s poderosas econ¨®micamente y con m¨¢s llegada al Vaticano. La enorme estructura de la orden fund¨® sus cimientos en una red de colegios y universidades que alcanza a 19 pa¨ªses. Pero las denuncias de pederastia que rodearon a Maciel y la organizaci¨®n desde su fundaci¨®n explotaron a finales del a?o pasado, cuando los Legionarios se vieron forzados a reconocer decenas de abusos sexuales. En un hecho in¨¦dito, y tres d¨ªas despu¨¦s de que el papa Francisco ordenara suprimir el secreto pontificio sobre los pederastas, la organizaci¨®n public¨® un informe en el que admit¨ªa que 175 menores hab¨ªan sido abusado dentro de la instituci¨®n, al menos 60 de ellos por el fundador. En ese contexto y bajo la promesa de un cambio, eligieron a Connor como gu¨ªa para liderar la renovaci¨®n.
Veronica Vallone lleva un registro minucioso de cada reuni¨®n que tuvo con legionarios desde que report¨® su caso en octubre del a?o pasado. Ajena al mundo de la congregaci¨®n, esta consejera matrimonial de 31 a?os hab¨ªa conocido al sacerdote Michael Sullivan en febrero de 2018. En esa ¨¦poca, Sullivan era director de un programa juvenil de la orden en Texas. Junto con su marido compartieron mucho tiempo con el sacerdote, que termin¨® por convertirse en su gu¨ªa espiritual. En enero de 2019, Vallone y el legionario comenzaron a trabajar juntos organizando retiros para matrimonios. Todo marchaba bien hasta que el 20 de octubre del a?o pasado, cuando viajaban juntos en un coche, ¨¦l le pidi¨® detenerse en una capilla a rezar en College Station (Texas). Seg¨²n el relato de la mujer, dentro de la iglesia ¨¦l la abraz¨® y acarici¨® frente a un grupo de gente. ¡°Las personas se fueron y ¨¦l puso mis manos en su pelvis, sent¨ª su pene. R¨¢pidamente quite mis manos para no tener que sentir su erecci¨®n¡±, recuerda. ¡°Sal¨ª de ah¨ª consternada. Yo pensaba que me ve¨ªa como a una hija¡±, explica.
Veronica report¨® a Sullivan 10 d¨ªas despu¨¦s de aquel domingo en la capilla. Lo que le sigui¨® fueron semanas de ¡°mentiras dichas a la cara¡±, asegura. ¡°No puedo describir lo asqueroso que fue el proceso¡±. Su denuncia la tom¨® el sacerdote Shawn Aaron, quien en ese momento era vicario territorial, una suerte de representante del director territorial. La mujer le cont¨® lo sucedido y le pidi¨® que tomaran dos medidas: que se le retirara al acusado el ministerio clerical y que la Legi¨®n hiciera p¨²blica la denuncia, ¡°para que no pudiera da?ar a ninguna otra mujer¡±. En ese entonces, Sullivan trabajaba como consejero en la Universidad de Texas A&M. La congregaci¨®n, seg¨²n la v¨ªctima, se comprometi¨® a cumplir con sus solicitudes.
El 4 de noviembre, cuenta Ver¨®nica, Aaron la visit¨® para informarle que Sullivan hab¨ªa admitido lo sucedido. Le dijo que quitar¨ªan al sacerdote el estado clerical, pero que no har¨ªan p¨²blica la denuncia porque ¡°un grupo de profesionales les hab¨ªa recomendado no hacerlo¡±. En caso de que alguien preguntara por ¨¦l, dir¨ªan que se encontraba ¡°en terapia¡±. ¡°Me sent¨ª enga?ada¡±, recuerda. Ante el enojo que le provoc¨® que no avisaran a nadie de lo sucedido, llam¨® a una conocida que ten¨ªa en la congregaci¨®n para contarle todo. ¡°Esa mujer me recomend¨® que hablara con su hermana, quien hab¨ªa denunciado a Sullivan en 2017¡±, dice. ¡°Me qued¨¦ perpleja. Yo le hab¨ªa preguntado al padre Shawn si lo hab¨ªan denunciado anteriormente y me hab¨ªa dicho que no¡±.
Aquella llamada telef¨®nica marc¨® el cruce del camino de Veronica con Ana ¡ªquien ha pedido mantener su nombre real en anonimato¡ª por primera vez. Ana hab¨ªa conocido a Sullivan en College Station, Texas, en 2008. Ella ten¨ªa 12 a?os y trabajaba con las Consagradas, la rama femenina de los Legionarios. El sacerdote se acerc¨® a la familia y pasaba horas en su casa. ¡°Ah¨ª comenzamos una relaci¨®n perversa¡±, dice en di¨¢logo telef¨®nico con este diario. ¡°Habl¨¢bamos horas, me aconsejaba sobre las relaciones amorosas y siempre quer¨ªa encerrarse conmigo. Durante toda mi adolescencia me mandaba mensajes a medianoche dici¨¦ndome que me amaba, que los dos ¨ªbamos a ser un equipo y yo pensaba que ¨¦l estaba esperando a que cumpla 18 para casarse conmigo".
La mujer, ahora de 27 a?os, bloque¨® los recuerdos de su adolescencia hasta 2016, cuando asisti¨® a la boda de una amiga y Sullivan era el sacerdote que realizaba la ceremonia. ¡°Habl¨¦ con ella y me di cuenta de que tambi¨¦n ten¨ªa una relaci¨®n enfermiza con ¨¦l¡±. Ambas mujeres lo reportaron juntas unos meses despu¨¦s. ¡°Fue duro para m¨ª, porque ten¨ªa sentimientos amorosos hacia ¨¦l, hab¨ªamos tenido una relaci¨®n rom¨¢ntica cuando yo estaba en el colegio¡±. La respuesta de la congregaci¨®n ante la denuncia, seg¨²n recuerda, fue enviar a Sullivan una semana a terapia. La mujer, que segu¨ªa trabajando para las Consagradas, consigui¨® el tel¨¦fono de Connor y le llam¨®. ¡°Le urg¨ª que mostraran transparencia y lo hicieran p¨²blico y ¨¦l me respondi¨® que los que necesitaran saberlo, lo sabr¨ªan. Estaba muy claro que no le interesaba la transparencia, estaba encubri¨¦ndolo. Lo mismo que hicieron con Maciel¡±, dice.
Tras la insistencia de las tres v¨ªctimas, Connor las recibi¨® el 9 de diciembre del a?o pasado, apenas unas semanas antes de erigirse como director de los Legionarios en todo el mundo. En aquella reuni¨®n, Connor les admiti¨® que hab¨ªan cometido errores en el proceso de las denuncias contra Sullivan. ¡°Est¨¢ claro que no manejamos bien esto¡±, les dijo. Las mujeres reprocharon la ¡°nula respuesta¡± ante la primera acusaci¨®n. ¡°Con la segunda denuncia nos dimos cuenta de que iba en serio y que ten¨ªamos que hacer algo¡±, les respondi¨® Connor. El entonces director territorial de Norteam¨¦rica reconoci¨® que, adem¨¢s de ellas, hab¨ªan aparecido otros tres casos relacionados con el mismo sacerdote y les prometi¨® una investigaci¨®n interna sobre lo sucedido. Este peri¨®dico ha solicitado a trav¨¦s de la Legi¨®n una entrevista con Connor sin ¨¦xito -as¨ª como tambi¨¦n ha intentado recabar la versi¨®n de los sacerdotes acusados-.
La investigaci¨®n interna llev¨® a dos detectives a la casa de Veronica el 30 de enero de este a?o. Durante la hora y media que dur¨® la reuni¨®n, los investigadores enviados por la congregaci¨®n presionaron a la mujer con el fin de averiguar si hab¨ªa grabado la reuni¨®n con Connor y pidieron reiteradas veces una copia de la grabaci¨®n para que no sea ¡°sujeta a manipulaci¨®n¡±. ¡°Me di cuenta de que en realidad me investigaban a m¨ª¡±, dice Veronica. ¡°Nadie en la Legi¨®n est¨¢ del lado de las v¨ªctimas. Connor y Aaron me han mentido todo el tiempo. Y semanas despu¨¦s de que esto pasara, fueron promovidos¡±.
En diciembre, la Legi¨®n finalmente public¨® un comunicado en el que admiti¨® que Sullivan ¡°traspas¨® l¨ªmites emocionales y f¨ªsicos¡±, lenguaje que las v¨ªctimas critican por su ambig¨¹edad. ¡°No obtuve respuesta de ellos hasta que no amenac¨¦ con gritarlo a los cuatro vientos", recuerda Veronica. La mujer es consciente de que su caso puede ser considerado menos grave que las denuncias de pederastia que han trascendido, pero insiste en que revela un patr¨®n de conducta: ¡°Si no fueron transparentes con esto, ?c¨®mo pueden serlo con todas las otras denuncias?¡±. Ninguna de las v¨ªctimas report¨® lo sucedido ante la polic¨ªa, hasta el momento, por miedo. La Legi¨®n tiene gran peso en algunas de las comunidades de Texas.
En febrero, Connor pas¨® a ser director de la Legi¨®n y Aaron director territorial para Norteam¨¦rica, m¨¢xima autoridad en Estados Unidos. La directora de comunicaci¨®n de la Legi¨®n en ese pa¨ªs, Gail Gore, justifica el nombramiento diciendo que la investigaci¨®n interna que realizaron ¡°no ha descubierto evidencia de enga?o o encubrimiento intencional¡± por parte de los sacerdotes. Para Elena Sada es una se?al de que nada ha cambiado. Seguir¨¢ as¨ª, insiste, mientras mantengan ¡°l¨ªderes cuyos modos fueron moldeados seg¨²n los modos criminales de su fundador¡±.
¡°La Legion cometi¨® un crimen: mentirle a la polic¨ªa¡±
El nombramiento de Connor revivi¨® otro caso de abuso sexual en la Legi¨®n que no hab¨ªa trascendido. El ¡®caso Ashley¡¯, como se le conoci¨® dentro de la congregaci¨®n, fue en 2015 una de las mayores pesadillas de la orden en Texas. Ashley, una mujer que tiene hoy 39 a?os y tambi¨¦n ha dado su testimonio bajo condici¨®n de mantener su anonimato, report¨® en octubre de ese a?o ¡ªprimero ante la di¨®cesis de Dallas y luego ante los Legionarios de Cristo¡ª que hab¨ªa sido abusada por el legionario Martin Pollock cuando ella ten¨ªa 12 a?os.
De acuerdo con la denuncia que present¨® ante la Legi¨®n, el abuso ocurri¨® en 1996. Ashley era estudiante del The Highlands School en Irving, Texas, y Pollock era capell¨¢n y tomaba confesi¨®n a alumnos del instituto. Despu¨¦s de confesarse, la ni?a sol¨ªa acercarse al sacerdote a agradecerle por escucharla y ¨¦l la sentaba en su falda y la abrazaba. ¡°Un d¨ªa me susur¨® al o¨ªdo: 'Si tu mam¨¢ pregunta qu¨¦ hacemos aqu¨ª, dile consejer¨ªa espiritual¡±, relata en el documento. ¡°La ¨²ltima confesi¨®n que recuerdo con ¨¦l, despu¨¦s de abrazarme un rato, presion¨® su cuerpo contra el m¨ªo. Pod¨ªa sentir su erecci¨®n toc¨¢ndome a trav¨¦s de la sotana. Estaba muy inc¨®moda y no sab¨ªa qu¨¦ estaba pasando o c¨®mo ten¨ªa que responder. Entonces no hice nada, despu¨¦s de varios minutos dej¨® de abrazarme y yo me fui¡±, agrega.
¡°Como adulta y madre me doy cuenta ahora de que la forma en que ¨¦l me toc¨® no es de ninguna manera apropiada¡±, dijo la v¨ªctima entonces a la congregaci¨®n. A cinco a?os de haber puesto en palabras su experiencia, Ashley no quiere ¡°volver a hablar¡± con la Legi¨®n por la forma en que manejaron su denuncia, cuenta del otro lado del tel¨¦fono.
Cuando se acerc¨® a reportarlo quer¨ªa ¡°que investigaran, que Martin Pollock no hiriera a nadie m¨¢s y que notificaran a las autoridades civiles¡±. Y les advirti¨® que si no iban ellos a la polic¨ªa, ir¨ªa ella. ¡°Entonces ellos contactaron a la polic¨ªa y presentaron la denuncia¡±. Seg¨²n un reporte policial al que tuvo acceso este peri¨®dico, la polic¨ªa de Irving dej¨® registro en octubre de 2015 de lo sucedido, pero nunca trascendi¨® ning¨²n avance en la investigaci¨®n. ¡°Yo acced¨ª recientemente al reporte policial y pude ver que cuando hablaron con la polic¨ªa los Legionarios le dijeron que yo no quer¨ªa presentar cargos, y yo nunca les hab¨ªa dicho eso. La Legion cometi¨® un crimen: mentirle a la polic¨ªa¡±.
Unos siete meses despu¨¦s, John Connor envi¨® personalmente una carta a Ashley en la que le dec¨ªa que una investigaci¨®n interna hab¨ªa encontrado su relato ¡°muy convincente¡± y que hab¨ªa conclu¨ªdo que ella hab¨ªa sufrido una ¡°muy triste violaci¨®n de l¨ªmites¡±. ¡°No me gust¨® que dijeran eso, fue mucho m¨¢s. Legalmente, fue abuso sexual¡±, recuerda enojada. El doble martirio, el abuso y el hostigamiento al denunciar, la mantienen en terapia regularmente.
La congregaci¨®n dio por zanjado el caso diciendo que Pollock no formaba parte de la orden religiosa desde 2003. No emitieron ning¨²n comunicado sobre el tema hasta febrero de este a?o, cuando el caso salt¨® a la luz en algunos medios locales. ¡°Me dijeron que no me preocupara, que ya no pod¨ªa da?ar a m¨¢s nadie porque ya no era sacerdote, y pues igualmente pod¨ªa hacerlo, necesitamos reportar esto a las autoridades civiles¡±. Ashley afirma que volvi¨® a denunciar el abuso en mayo de 2019, esta vez ante la polic¨ªa de Dallas.
Sobre el manejo que hicieron de estas denuncias, Gore ha asegurado que ¡°no hubo enga?o intencional o encubrimiento en ninguno de los dos casos. Ambos fueron abordados de manera responsable, con el m¨¢s alto nivel de integridad y celeridad¡±. Su versi¨®n de los hechos en el ¡®caso Ashley¡¯ difiere del relato de la v¨ªctima, y asegura que ¡°los legionarios animaron a que informara a las autoridades personalmente¡± y que reportaron los hechos, adem¨¢s de la polic¨ªa, a los Servicios de Salud y Servicios Humanos de Protecci¨®n Infantil en Dallas.
Una cara de la historia muy diferente a la que cuentan las v¨ªctimas. ¡°Todav¨ªa estoy herida por lo que pas¨®. El manejo que hizo la Legi¨®n de la situaci¨®n bajo el liderazgo de Connor, incluy¨®: acosarme por tel¨¦fono, ser poco profesionales, intentar conseguir mi domicilio y mentirle a la polic¨ªa. Despu¨¦s de todo eso, ?por qu¨¦ volver¨ªa a hablar con ellos?¡±.
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