Asbestos busca otro nombre
La localidad canadiense de las minas de amianto quiere un top¨®nimo que no asuste a los inversores
Asbestos quiere cambiar de nombre. Este municipio de 7.000 habitantes de la provincia de Quebec (Canad¨¢) desea desmarcarse de un material asociado con graves enfermedades. En ingl¨¦s, asbestoses amianto (en espa?ol tambi¨¦n se usa asbesto); un grupo de minerales fibrosos, utilizado sobre todo en la industria de la construcci¨®n, que ha sido prohibido en decenas de pa¨ªses. Seg¨²n la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, puede causar c¨¢ncer de pulm¨®n, laringe y ovarios, as¨ª como asbestosis (un tipo de fibrosis pulmonar).
A finales noviembre, el concejo municipal anunci¨® la decisi¨®n a trav¨¦s de Facebook, se?alando que, por su connotaci¨®n negativa, llamarse Asbestos ¡°constituye un freno a la voluntad de desarrollar relaciones econ¨®micas con el exterior¡±. Algunos vecinos hab¨ªan se?alado a los concejales la dificultad de hacer negocios en Estados Unidos y en las provincias canadienses fuera de la franc¨®fona Quebec, y las reticencias de algunas empresas a instalarse en el pueblo por culpa del nombre.
Entre 1881 y 2011 oper¨® en esta localidad la mina Jeffrey, que en sus periodos de mayor actividad proporcion¨® la mitad del suministro mundial de amianto. En 1899, varios trabajadores y sus familias fundaron el pueblo. El Ayuntamiento ha convocado para hoy una reuni¨®n con los residentes para comenzar a considerar un nuevo top¨®nimo. ¡°Hemos decidido cambiar el nombre pensando en las generaciones futuras¡±, explica el comunicado municipal, ¡°pero es primordial valorar la historia de nuestra comunidad¡±.
La C¨¢mara de Comercio local ¡ªque engloba a siete localidades de la regi¨®n¡ª ve el proyecto con buenos ojos. Tambi¨¦n varios vecinos han mostrado su apoyo a trav¨¦s de redes sociales, afirmando que es necesario pensar en el futuro, aunque sea un asunto emotivo por los v¨ªnculos hist¨®ricos. No obstante, las opiniones en contra son numerosas.
¡°Asbestos fue fundado gracias al amianto. La mina permiti¨® que el pueblo se desarrollara y la gente se siente orgullosa. Esto es m¨¢s importante que las reacciones negativas que provoca el nombre entre algunos empresarios de fuera¡±, comenta por tel¨¦fono Jeff Ray Therrien, vecino de Asbestos de 34 a?os, que lanz¨® en diciembre una petici¨®n en l¨ªnea para exigir un refer¨¦ndum. ¡°Si gana el s¨ª, adelante. Vivimos en una democracia. Lo m¨¢s grave es que la poblaci¨®n no ha sido consultada¡±. Hasta el momento, 613 personas han firmado su petici¨®n en Internet; Therrien quiere hacer la consulta tambi¨¦n en papel, ya que dice que hay residentes mayores que no usan la Red pero se oponen a un cambio, que, asegura, les saldr¨¢ caro.
Seg¨²n el alcalde de Asbestos, Hugues Grimard, el cambio de nombre costar¨¢ unos 100.000 d¨®lares canadienses (68.500 euros); y una consulta ciudadana representar¨ªa 55.000 m¨¢s (37.700 euros). Therrien no baja los brazos. ¡°Vamos a participar en la reuni¨®n [de hoy]. Seremos muchos¡±, dice, esgrimiendo que tiene una cita con el diputado de la circunscripci¨®n: ¡°Queremos que lleve el caso a la Asamblea Nacional¡±.
Canad¨¢ prohibi¨® el amianto en 2018. No obstante, el Gobierno federal permite la explotaci¨®n de los residuos producidos durante d¨¦cadas por las minas, con el fin de obtener magnesio. En Asbestos hay unos 400 millones de toneladas de estos residuos. Tras una serie de encuentros entre representantes gubernamentales, empresarios, investigadores en salud p¨²blica y ciudadanos para discutir el proyecto de extracci¨®n de magnesio, el Ministerio de Medio Ambiente deber¨¢ determinar si este cumple con las condiciones necesarias de seguridad.
Seg¨²n el Ministerio de Econom¨ªa, la iniciativa podr¨ªa crear 600 empleos y ganancias millonarias, ya que los residuos contienen entre un 20% y 25% de magnesio. Sin embargo, el Ministerio de Salud sostiene que los desechos cuentan con porcentajes similares de fibras de amianto.
La tasa de enfermedades relacionadas con el amianto en Asbestos es nueve veces m¨¢s alta que en el resto de Quebec. El pueblo cambiar¨¢ de nombre, pero puede que su relaci¨®n con el peligroso material contin¨²e.
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